domingo, 22 de marzo de 2015

De bóbilis, bóbilis.


Algo así como la levedad de lo gratuito, de lo que se recibe así, de bóbilis, bóbilis, que casi nada es valorado hasta que se pierde, aunque todo es reemplazable, unos van y otros vienen, lo apreciable se guarda en una caja transparente hasta que dentro aparece, así, de otra dimensión, un brillo nuevo, una revelación, diamante o baratija, qué más da, abalorios de un collar de viento y fragilidad, colocar naipes en una torre expuesta a un soplido caprichoso, ahora sí, ahora no y me llevo dos.


Juntar palabras y músicas y colores encerrados en una línea desde aquí hasta detrás de esa montaña de la izquierda, no, esa no, la otra, la de los árboles, esa, caminar con fatiga, resoplando en las subidas, retama y zarzas, algún pájaro en la rama, perros furtivos, un día vi un ciervo, lo juro, alto, el domingo sigue en gris y lluvia leve, en nada los resultados de las elecciones en Andalucía, una brújula que indicará el norte de las siguientes, ah, y el Barcelona-Madrid. Después a dormir que llega el lunes. 
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Bilbao, Euskadi
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