miércoles, 2 de octubre de 2013

Yodo.



Se acabó la tinta y la incertidumbre, retuerzo el cuello a los alacranes, rompo los cántaros en la ribera de nadie, los mastines lamen mi mano y mis huesos, el futuro es ese albañil que no sonríe, que construye un tiempo diferente debajo de las tejas donde sestea mi inocencia perdida, la constancia, la recompensa del orujo mientras Bilbao navega ahí abajo y el sauce se demora en poetas ensartados en susurros de garzas del Kilimanjaro.

Nada es nada y sólo sé que ella ya no está.

4 comentarios :

  1. ¡Rayos, Pedro!¡Te has superado! Solo la emoción tras tus halógenos ha sido capaz de desbordar el silencio desde el que sigo leyéndote sin desmayo. ¡Chapeau! Un fuerte abrazo.

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  2. Anónimo, entre tus palabras no sé qué agradecer más si el silencio o el desmayo. Va, me quedo con el abrazo.

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