domingo, 28 de julio de 2013

Veamos...



 “De nuevo el pensamiento del prosista deja marcas sobre el árbol de la Historia, pero no nos corresponde a nosotros dar con el ardid que obligue al animal a entrar otra vez en su pequeña jaula.

Osip Mandelstam 
El fin de la novela”



Un hombre mira desde el espejo, me habla con ojos desencajados, rojos, parece airado, me increpa, le contesto con la lengua trabada, demasiada Hendricks, el hielo, mierda, el limón me sienta mal.

Ese hombre en el espejo soy yo mismo que hoy también he bebido y dice/digo y pregunta/responde y que noche tan corta, tan aburrida y hueca, de cama sola y poemas que se me ocurren, magníficos, pero que olvidaré al despertar mañana con resaca y dolor de todo mi cuerpo, sobre todo las manos, los nudillos descarnados,le di bien fuerte, en la mandíbula, no soporto,esas miradas, mierda, el otro, su amigo, al que le rompí una botella en la cabeza, la policía, correr por las calles, en ese pub no me conocen, correr, no estoy para estas cosas, con mi camiseta negra con leyendas de los sesenta, Cream, guitarristas con alcohol y otros, soy un estúpido, solitario y estúpido.

Es de día, otra noche sin el viejo juego de dos cuerpos, ninguna loca del pub me lo acepto, el hombre del espejo aún me mira y justo ahora suena el teléfono y Sandra, coño, te lo ingreso esta mañana, déjame en paz, espera que bajo la música, alguien llama a la puerta, ¿quien  será?, puta vida.
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