martes, 4 de diciembre de 2012

Poema de otoño (3 bis)


Tercero
En sus dedos la ostia lunar amanece, se alza desde el vaso sagrado, brilla sobre el carmesí de la casulla. Y cómo ir, cómo prosternarme, cómo abrir la herida de mi boca a la luz si en mis entrañas anidan los petreles y mis venas son astas de ciervo y mi cuerpo es batalla con sus brechas y minas. De la lámina blanca que él me ofrece depende mi perdición, pero mi lengua, avanzando con rojos destellos, recibe de su mano el sacrilegio y la muerte. (Virgo Potens - Ana Rosetti)


...geografía de su boca que puedo dibujar en el aire con los ojos cerrados, puedo coser las líneas de sus caderas como si fuera el contorno de la isla donde busco a Viernes, beber licores de frases y verterlas en su boca abierta, ansiosa, su lengua en mi lengua con alcohol, ordenarle que abra las piernas, frase ritual, enérgica, aprisionar su cuerpo pintado a lápiz, tomar su rostro entre mis manos, decirle altares y casullas, palabras sucias y dientes mordiendo la blancura de sus hombros, sus labios finos como una equivocación, entrar en ella, esclavo vertiginoso, braceando en el cauce entre sus piernas que me atan y me atraen, que me aprisionan con ternuras hasta que el deseo es tan intenso que deliro y veo en ella una diosa, un animal ahíto de gemidos, la mas alta criatura, un milagro arrodillado, que se tumba y turba, que se inclina, que me succiona y besa, que se vuelve doncel, que se ofrece, pide, ruega, exige, otra vez, aquí, sin reposo, que señala, que dirige, que toma mis sienes y me rompe la cabeza en tres pedazos, que no me importa ya que lea este poema o teja rayos de maldiciones sobre el recuerdo de mi garganta con su nombre atravesado, nombre que he olvidado, que he borrado de las paredes, de los mármoles, tiro una a una las columnas, tiré el templo, no miro atrás, sobrina de Lot, y puedo ya sentarme en el sepulcro y pintarlos de plegarias a los vivos, a los que corren conmigo en las riberas, compañeros acuáticos, nadadores de piscinas abiertas al recuerdo adolescente, mi padre nunca venía a verme, bañadores ceñidos y me gustaba mas el pliegue junto al ombligo que las marcas en cien metros, los record, imán de cuerpos mojados, ...(sigue)



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