sábado, 6 de agosto de 2011

José Jiménez Lozano




El narrador es, en realidad, muy poca cosa. Se le regala todo; sólo
tiene que olvidarse de sí mismo, ser fiel a los rostros que ve, a las voces
que oye, a las historias que en sus adentros se le cuentan; y luego
levantar esa vida con palabras. Sin dejar de advertir que, entre dos de
ellas, la más humilde e inaudible es la más hermosa y verdadera.


José Jiménez Lozano



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