Inoportuna muerte siempre temida y nunca aceptada. Y, sin embargo, un asunto pendiente para todos. Tu padre, aún sin conocerle, me cayó siempre muy bien. A él un recuerdo dolorido. A ti el más consolador de mis abrazos.
Lo siento , hace poco yo tb perdí a un ser querido y se lo que duele, te sigo en el silencio desde hace algo mas de un año y nunca me atreví a poner nada, encontré tu direción el año pasado en una iglesia del camino de Santiago, y no pasa una semana sin que entre al menos tres veces en tu pequeño mundo, gracias por todo lo que haces con tus palabras, espero que en ellas encuentres un poquito de tu consuelo.
Lamento llegar tarde a su duelo. Pero a la vez estoy bien con eso, la muerte es muy dura cuando se prueba tan reciente, aun con el olor de la sal en las mejillas de los deudos. Lamento no estar cerca para poner en sus manos una piedra suave y decirle: Pedro, somos esto... materia dura que se va puliendo con el tiempo, con el ir y venir de los ríos de nuestros momentos, un golpe fuerte de la corriente, un revés del ir cayendo, seguro le despunto este lado, y le rebajó aquel para darle esa apariencia de óvalo desencajado o carazón, desperfecto. Yo no le diré que lo lamento, no por falta de cercanía o de aprecio, sino porque respeto su dolor más que mi obligación de poner mi hombro a su duelo. Si alguien lo siente es usted y yo no me permito tomar eso. Debe sentirlo, abrazarlo, sitiarse por el dolor que poco a poco se irá convirtiendo en un amable recuerdo, una sonrisa, un momento que incomprensiblemente parece muy fresco. La oruga voraz del dolor que ahora siente, que va comiendo por dentro sus hojas verdes, poco a poco, a fuerza de llenarse con su interior se irá encerrando en algún rincón de su cuerpo, un día pensará que todo ha pasado, en unos meses, unos años, la crisálida será firme y parecerá un apéndice sin vida, algo olvidado, ni siquiera un mal sueño... hasta esa mañana de primavera en que lo pueda recordar en una mueca suya frente al espejo, en la sonrisa de sus hijos o los olores del vino añejo; entonces sentirá aletear ese dolor, pero ya no será algo duro y grotesco, empezará a ver sus colores, se le irá tiñendo el firmamento, y se dará cuenta de que nunca dejará de extrañarlo, nunca dejará de hacerle falta, pero será algo sin duda bello, una mariposa que a veces muestra un rostro duro de insecto, pero siempre alegrándonos con sus vuelos.
Lo abrazo, eso sí, con estas palabras que son todo lo que soy, todo lo que tengo; lo abrazo a usted, y siento a su padre despedirse lento.
Lo siento muchísimo. He vivido esa experiencia y sé lo dura que es, mucho más de lo que previamente nos podemos imaginar. Un abrazo muy fuerte y solidario.
En los momentos difíciles, en los dolorosos, es un enorme consuelo sentir el apoyo, el calor de tantas voces amigas. Me siento confortado por ellas. Quiero daros las gracias desde el fondo de mi corazón.
Pero ahora la vida sigue y habrá que continuar. Un abrazo a cada uno de vosotros.
Lo siento muchísimo, Pedro. Muchos besos llenos de afectividad.
ResponderEliminarMaría.
Lo siento, querido Pedro.
ResponderEliminarMe uno a todos esos abrazos con la esperanza de que puedas sentir un pedazito de nuestros afectos.
Con mucho cariño,
Eva
Lo siento Pedro.
ResponderEliminarTe acompaño en tu sentimiento.
Con todo mi afecto,
PaquiLou.
Te abrazo, te beso, y recojo tus lágrimas en mi hombro como las más hermosas joyas que se llevan tu dolor.
ResponderEliminarY te abrazo y te beso Pedro.
Lo siento, Pedro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo, compañero del alma, compañero.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
ResponderEliminarEspero que haya sido de una forma serena. Muchos besos y abrazos, siento no poder estar ahí, para poder dártelos realmente.
ResponderEliminarMaría
Me quedo con un poco de ese dolor que compartes con la ilusión de que sea menor el tuyo. Aunque sé que no.
ResponderEliminarUn beso de los que rondan por dentro, cielito.
lo siento ....la vida y la muerte , dos caras de una moneda .
ResponderEliminarun beso:)
Nada de lo que te escribamos te hara sentir mejor.
ResponderEliminarPor eso, sólo puedo abrazarte entre letras.
B x C
Todos los ánimos que te faltan ahora mismo, todos.
ResponderEliminarUn abrazo de los que no acaban.
Inoportuna muerte siempre temida y nunca aceptada.
ResponderEliminarY, sin embargo, un asunto pendiente para todos.
Tu padre, aún sin conocerle, me cayó siempre muy bien.
A él un recuerdo dolorido.
A ti el más consolador de mis abrazos.
Lo siento , hace poco yo tb perdí a un ser querido y se lo que duele, te sigo en el silencio desde hace algo mas de un año y nunca me atreví a poner nada, encontré tu direción el año pasado en una iglesia del camino de Santiago, y no pasa una semana sin que entre al menos tres veces en tu pequeño mundo, gracias por todo lo que haces con tus palabras, espero que en ellas encuentres un poquito de tu consuelo.
ResponderEliminarhttp://lucero914miramontesspain.spaces.live.com/default.aspx?_c02_vws=1
Mi silencio acongojado para compartir ....
ResponderEliminarun abrazo
La muerte no perdona, lamentablemente. Te mando un abrazo y lo siento mucho.
ResponderEliminarpucha mister.... qué pena.
ResponderEliminarSeguro que tu padre fue una gran persona, de las de sacarse el sombrero.
ResponderEliminarUn abrazo con cariño.
Carmen
Lamento llegar tarde a su duelo. Pero a la vez estoy bien con eso, la muerte es muy dura cuando se prueba tan reciente, aun con el olor de la sal en las mejillas de los deudos.
ResponderEliminarLamento no estar cerca para poner en sus manos una piedra suave y decirle: Pedro, somos esto... materia dura que se va puliendo con el tiempo, con el ir y venir de los ríos de nuestros momentos, un golpe fuerte de la corriente, un revés del ir cayendo, seguro le despunto este lado, y le rebajó aquel para darle esa apariencia de óvalo desencajado o carazón, desperfecto.
Yo no le diré que lo lamento, no por falta de cercanía o de aprecio, sino porque respeto su dolor más que mi obligación de poner mi hombro a su duelo.
Si alguien lo siente es usted y yo no me permito tomar eso. Debe sentirlo, abrazarlo, sitiarse por el dolor que poco a poco se irá convirtiendo en un amable recuerdo, una sonrisa, un momento que incomprensiblemente parece muy fresco.
La oruga voraz del dolor que ahora siente, que va comiendo por dentro sus hojas verdes, poco a poco, a fuerza de llenarse con su interior se irá encerrando en algún rincón de su cuerpo, un día pensará que todo ha pasado, en unos meses, unos años, la crisálida será firme y parecerá un apéndice sin vida, algo olvidado, ni siquiera un mal sueño... hasta esa mañana de primavera en que lo pueda recordar en una mueca suya frente al espejo, en la sonrisa de sus hijos o los olores del vino añejo; entonces sentirá aletear ese dolor, pero ya no será algo duro y grotesco, empezará a ver sus colores, se le irá tiñendo el firmamento, y se dará cuenta de que nunca dejará de extrañarlo, nunca dejará de hacerle falta, pero será algo sin duda bello, una mariposa que a veces muestra un rostro duro de insecto, pero siempre alegrándonos con sus vuelos.
Lo abrazo, eso sí, con estas palabras que son todo lo que soy, todo lo que tengo; lo abrazo a usted, y siento a su padre despedirse lento.
SEI
Lo siento muchísimo. He vivido esa experiencia y sé lo dura que es, mucho más de lo que previamente nos podemos imaginar. Un abrazo muy fuerte y solidario.
ResponderEliminarUn saludo a la distancia, lleno de los mejores deseos para que pueda haber en tu vida consuelo y paz
ResponderEliminarEn los momentos difíciles, en los dolorosos, es un enorme consuelo sentir el apoyo, el calor de tantas voces amigas.
ResponderEliminarMe siento confortado por ellas.
Quiero daros las gracias desde el fondo de mi corazón.
Pero ahora la vida sigue y habrá que continuar.
Un abrazo a cada uno de vosotros.
Lo siento mucho, Pedro. Un abrazo muy, muy fuerte.
ResponderEliminarsergi
Lo siento muchísimo, Pedro. Un abrazo.
ResponderEliminarCarmela.
Lo siento mucho, amigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Padre (jejé) no hay más que uno. De verdad.