Juan era fiel a tres mujeres a la vez. Por separado las amaba profundamente. Llevaba tres vidas en planos paralelos, sin cruces, sin interferencias. Jamás sintió que estuviera engañando a ninguna de ellas. Nunca tuvo remordimientos. Sólo, para no herirlas, se inventó un código, unos itinerarios, un lenguaje.
Así pasó el tiempo.
Cuando Helen se enteró del engaño abrió mucho los ojos y no pudo decir nada. No terminaba de creérselo.
Cuando Julia se enteró, el llanto se instaló en su pecho, bajó la cabeza y se retorció las manos.
Cuando Inés se enteró, sacó una pistola de su bolso y disparó a Juan.
Cuando Julia se enteró, el llanto se instaló en su pecho, bajó la cabeza y se retorció las manos.
Cuando Inés se enteró, sacó una pistola de su bolso y disparó a Juan.
Ay, pero eso le pasa por andar con 3 mujeres al mimsmo tiempo. Una mujer con la rabia de Inés puede cometer cualquier tontería como la de matar.
ResponderEliminarAuch, me acordé cuando mi Mamá se enfada, justo como Inés, tanto se enfada, que también mataría a su víctima, pero no con un disparo de pistola, sino a puros golpes y patadas.
Si supieras, aunque mi Mamá sigue lastimada por lo del accidente, ya se para a querer a hacer cosas.
De veras, mi Mamá parece de acero, nada la detiene, hasta se cree terminator.
Saludotes, abrazotes
Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur
Una mujer engañada, cuando se da cuenta del angaño, es normal que actúe así, víctima de la rabia.
ResponderEliminarSi por eso sólo hay que andar con una, y si querés andar con otra, entonces acabá con la primera y así.
Saludos y abrazos
Nice Day, con toda mi alma:
Gusthav
Yo creo que Ines aprovecho la coyuntura y dijo ¡¡esta es la mia !!
ResponderEliminarBesos
Y ellas...lloraron la pérdida o el engaño??
ResponderEliminarB x C
Sus tres suspiros me llenan los ojos, con esa forma pausada de ir cogiendo el aire, contenerlo en el impaz de nuestro cuerpo y, finalmente soltarlo con el estrépito del oxígeno irrumpiendo en los cristales de un aparador incierto.
ResponderEliminarLuego de la contención, viene un ligero mareo...
SEI
PD. He omitido comentarle que me tomé la libertad de robar algunas de sus letras, con la debida atribución, para ponerlas en mi espacio.
Cómo dice Bebo, como se puede querer dos mujeres (o tres) a la vez y no estar loco.
ResponderEliminarains! a mi es que me gustan los finales felices... no hubiera sido más bonito que se hubieran ido todos a vivir juntos? digo yo, y que ellas hubieran conocido a otros sendos amantes y hubieran organizado una oda viviente al amor libre?... es que las pistolas me dan repelús.
Besitos, te miro desde la espesura del sudor, buscando tus sombras donde guarecerme, con.... tú ya sabes!
historias en tres dimensiones, paralelas sí, pero con una perpendicular que las cruzaba, las cortaba a todas.
ResponderEliminaruna perpendicular que se llamaba Juan.
En fin... hay monogamias que producen la muerte súbita por purito aburrimiento, menos literarias, eso sí... jeje.
ResponderEliminarLe salió el tiro por la culata, pobre!
Besosss de "se te ve resplandeciente, vida mía"
Ufff, con la fidelidad hemos topado Pedro mío!!
ResponderEliminarYo que venía a contarte una milonga de -esas de las mías- pero hijo, los pelos como escarpias Juan-.
Ainss, si es que no se pué ser tan guapo. Y Juan lo era.
Claro,
y porqué el pobre hombre era un -de los- satisfecho-s. Y se apañaba con apenas tres hembras.
Pero no,
no le valió el invento.
Si es que somos malassss!!
Malísimassss!!!
Un pene -decimos- pero no...es mucho peor....un pene muy peinaito.
Pero un pene más que pá una.
(es lo que tienen los suspiros, ahí justo debajo del lóbulo de la oreja, luego te confundes de nombre, y ya la hemos cagado. Amén).
"Y nos sobran los motivos, decía Sabina". Pero Juan ya no la cantará más.
Besos a sacos(3), para el caminito de Santiago.
(dosificados eso sí, que yo soy la del pene -pa-mí-sola).
ejem.
;P
Me sentía identificado.... pero el final... espero poder cambiarlo ;)
ResponderEliminarun abrazo, maestro.
Arthur, ¿has probado a asomarte a la ventana? A mirar afuera. Hay un mundo. Inténtalo. Abrazos.
ResponderEliminarEsa es la teoría, Gusthav.
ResponderEliminarParece ser que Juan no la conocía.
O la ignoraba.
Abrazos.
Vaya, churra, hoy también lo has entendido.
ResponderEliminarMe alegro.
Y de los besos (por cierto ¿cuántos han sido?, creo que me falta uno)
Viuda de Tantamount, delicado tema el del engaño. Delicado.
ResponderEliminarCuídese, Inmarcesible, no vaya a ser que.
ResponderEliminar¿Sería tan amable de darme la dirección de su espacio?
Muchas gracias.
Mar, sí, lo cantaba Machín antes de nacer tú (y yo, creo). Era compatriota de Bebo. Y de Chucho (su hijo, de Bebo)
ResponderEliminarEn el próximo suspiro seguiré tus indicaciones.
Besos en la sombra del manzano.
No sabes qué perpendicular tenía Juan sergisonic.
ResponderEliminarEsa era la causa de tanta concentración
Y es que hay circunstancias que ayudan.
No Margot, el tiro salió por donde debía salir. Por eso le dio en mitad del pecho. Tenía buena puntería.
ResponderEliminarDisfruta de pozas y soles.
Besooooooos.
Mas que un suspiro, Coblenza, todo un territorio para la improvisación, para el desarrollo de tantas historias, de tantas mentiras, o verdades, según se mire. Yo te miro y a veces te veo. Siempre agradezco tus comentarios, tan intensos, tan desprendidos, tan amables. Casi siempre te beso con agradecimiento, con entusiasmo, con pasión. Como hoy.
ResponderEliminarYa, pues como no corras más, una de las tres te cogerá, De cenizas
ResponderEliminarPor eso es mejor ser infiel hasta dos.
ResponderEliminarsaludos
Luna Agua, ser infiel a la una, a las dos y a las tres. ¡¡¡ya!!!
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