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Se traspasa afectividad
por cese de negocio.
Pecho reformado, mucha luz, calefacción central,
autoestima.
Negociable. Vacío...
Busco amor de segunda mano, todo terreno. No
importan kilómetro psíquicos. Sufro bien y al
contado.
Belén Reyes
Todos los días antes del almuerzo, el hombre barbudo camina hasta el viejo olmo del parque y se queda allí escuchando como respira su corteza añosa. En un banco cercano, la reina de los gatos habla a los felinos de pasados misteriosos, de su ayer brioso. Los gatos no entienden nada, los gatos son unos animales egoístas y ensimismados que no prestan atención a la delicada mano que los alimenta, mano de falanges y venas azuladas, de uñas y un sorprendente anillo dorado.
Uno de esos días el barbado lo advierte: al llegar al tercer tramo hindú la superficie del océano se eterniza, hay un punto anterior a la revelación, un instante misterioso y fértil cuando el inexplicable don aparece. Y lo entiende, sabe, puede tocarlo con la punta de los dedos que agitan la untosa sopa de la casualidad, del azar.
Quizás entonces es el momento de abandonarlo todo, de huir hasta quedarse sentado al viento de levante, ignorando los gritos de los que llegan en pateras, viendo crecer la duna de Bolonia hasta sacarse uno a uno los puñales del escepticismo. Insensible al recuerdo de sus bragas escondidas bajo la ropa amontonada en una silla, los calcetines dentro de un zapato, ella ahí enfrente con su mirada miope, con los brazos cruzados sobre los pechos breves, el pliegue del cuello expuesto al choque de labios y dientes, él ansioso como Jeff Buckley, sereno como un sinuoso animal oscuro que no tiene prisa en comenzar el almuerzo junto al olmo, sólo, pan, aceite y el farfullar de la vagabunda.
Ese punto que es el azar, sin mayúsculas o con ellas, como un tatuaje a la espalda y ni siquiera saber si la tinta pesa...
ResponderEliminarUn día y otro día. Menos mal que el aceite con pan me encanta, algo es algo. Y a ti?
Besote nocturno y oleoso
querido, paso a darte las buenas noches, espero que descances... besos
ResponderEliminarComo siempre me encanta tu escritura tan descriptiva :), es imposible no imaginarse cada una de las situaciones que traes.
ResponderEliminarUn saludo sureño
Tharsis
http://mientrasvivimos.blogomundo.com/
Margot, nunca sé si me lees por la mañana, por la tarde o por la noche, no me pongo en situación, ya no sé ni a qué contesto. Tanto vagabundear me está sacando de mis casillas (iker).
ResponderEliminarEstábamos en que me gustas, vale, sigo.
Jajajajajaja. Besos.
Gracias, Amada Inmortal, aquí es ya casi mediodía, el lunes galopa, llueve, un mal mes de julio (en lo climatológico), me faltan 5 días para las vacaciones (5,4,3,2,1 ya). Besos.
ResponderEliminarTharsis, la cordobesa más guapa desde las Tendillas hasta el Brillante, pasando por el callejón del Pañuelo (qué besos allí), cualquier rincón de la Judería, la calleja de las Flores, el Potro, el patio de los Naranjos y tú, en medio, escultura viva, simpatía y constancia. Mientras vivimos, hermos título.
ResponderEliminarGracias. Un beso.
vuelques tras de tí
ResponderEliminarestelas áridas
e
irreverentes
.
un abismo de fín
que te encierne
Delacroix, ese ojo mirándome desde quién sabe dónde me asusta, me llena de dudas, tu poesía me llena de preguntas y tu comentario es algo que agradezco con un día de retraso (julio, ya sabes). Un saludo.
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