miércoles, 17 de julio de 2024

Desparramado



Desparramado, aún  no había llegado el tiempo de la ira y María Bethania cantaba en un idioma que no entendía del todo pero que sentía como una caricia enérgica, como si esa lengua respirara en mi pecho, simulé una caligrafía y una algarabía hasta que la silueta de una mujer se elevó a la categoría del tú y yo y después todo fueron bosques y viento de argucias, polifonía de jadeos en la habitación del fondo, allí donde se desplegaban la niebla y la ceguera, el fuego y el telar donde nos tejimos en una historia de gacelas y leones emboscados en el cañaveral del deseo, acorralados en el imperioso afán de mezclarnos, unirnos, tan uno, fusión de relámpago y ruidos que acallábamos, que nadie supiera, ni nosotros, escribiendo páginas fascinadas, suelo sin dosel, lamiendo el reflejo de lo que ya no nos pertenecía, éramos el otro, desgranados en sudor y dedos, pleitesía a las posturas, despiadados, encontrándonos en un confín insospechado, manchados de murmullos, de sinrazones, pedagogía en las caderas, cadencia de muslos, así, imperio acotado, jazmines y el aliento como flores cenicientas en la espalda tensa, de azafrán, los labios adolescentes y el temblor de caballistas azorados, dulzainas y tamboriles, filigranas, el azor del sexo y las palomas, todo era así y María Bethania cantaba a los albérchigos, quizás, a la pérgola incendiada, a la tribu en la cueva, a la piel iluminada, luego calló, nos fuimos y amaneció la nada.     

2 comentarios :

  1. María Bethânia es la pasión enérgica de la voz de la amazonia, Caetano Veloso, su hermano, pone la dulzura y la poesía, como tengo acostumbrado el oído al portugués, el brasileiro no se me hace tan raro, me ocurre como contigo, como ya estoy acostumbrada a este virtuosismo tuyo mezclando lo imposible en filigranas infinitas que hacen inmenso lo pequeñito y minúsculo lo gigantesco, tampoco se me hace raro, aunque debo confesarte que estos finales abruptos que tanto te gustan, me dejan la cabeza del revés ;) Un beso!

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  2. Pues eso, María, compartir es amar, cabeza, tronco y extremidades, que tus comentarios alimentan la humilde esquina de este señor mayor nada humilde que bracea en las revueltas ( y frías) aguas del decir y, ya puestos, intentar decirlo bien. Repasando, al final, tanto ir y venir es mejor matar al gato, zas.
    No sabes cómo y cuánto agradezco tus comentarios.

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