martes, 17 de octubre de 2023

La fábrica de Parker

 

(La desaparecida Acería Echevarría en Bilbao)

Se lo dicen todos, no se debe volver a los lugares donde se fue infeliz, capítulo cerrado, recuerdos a varios metros bajo tierra, compañeros desaparecidos. Pero Parker vuelve. Nada es como era. La fábrica es inmensa. Las grúas están en pie. El edificio sigue siendo gris, inhóspito. Entra, no reconoce el vestíbulo, las escaleras, el laboratorio ya no está, todo ha cambiado, incluso su ojo izquierdo ha cambiado. Devuelve la identificación y se duerme sentado en el coche bajo una tejavana temblorosa.

Parker va y viene, adelante, atrás, así no hay manera. 


4 comentarios :

  1. Es cierto, yo fui muy feliz en mi colegio de monjas hasta los 14 -al contrario que todo el mundo, las mías eran adorables- y no he querido volver para que no se me empañara el buenísimo recuerdo que guardo de aquellos años, sin embargo dejé la blogosfera durante 5 años y volví porque aquí fui muy feliz ..he vuelto ( con nuevos profes y compañeros : ) y lo sigo siendo jaja

    Claro que, no se puede volver de donde nunca te has ido…
    Supongo que a Parker le ocurre parecido : ) Abrazo fuerte!


    PD
    ¿Qué significa tejavana?

    ResponderEliminar
  2. Hay una canción que dice lo contrario.
    Quizá sea a ninguno de los dos, ni al feliz ni al infeliz... y solo debamos guardar el recuerdo sin intención de cambiarlo.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. María, insisto, escribo de lo de más allá de mi jardín, cosas de ese Parker que me he inventado, lo lamento, mi vida es tranquila, sin emociones fuertes. Pero me encanta que te creas todo. Besos abundantes.


    Tejavana

    1. f. Tejado sin otro techo debajo.
    2. f. Edificio techado a teja vana

    ResponderEliminar
  4. Laura este poema
    .
    "Donde fuiste feliz alguna vez
    no debieras volver jamás: el tiempo
    habrá hecho sus destrozos, levantado
    su muro fronterizo
    contra el que la ilusión chocará estupefacta.
    El tiempo habrá labrado,
    paciente, tu fracaso
    mientras faltabas, mientras ibas
    ingenuamente por el mundo
    conservando como recuerdo
    lo que era destrucción subterránea, ruina.
    Si la felicidad te la dio una mujer
    ahora habrá envejecido u olvidado
    y sólo sentirás asombro
    −el anticipo de las maldiciones.
    Si una taberna fue, habrá cambiado
    de dueño o de clientes
    y tu rincón se habrá ocupado
    con intrusos fantasmagóricos
    que con su ajeneidad te empujan a la calle, al vacío.
    Si fue un barrio, hallarás
    entre los cambios del urbano progreso
    tu cadáver diseminado.
    No debieras volver jamás a nada, a nadie,
    pues toda historia interrumpida
    tan sólo sobrevive
    para vengarse en la ilusión, clavarle
    su cuchillo desesperado,
    morir asesinando.
    Mas sabes que la dicha es como un criminal
    que seduce a su víctima,
    que la reclama con atroz dulzura
    mientras esconde la mano homicida.
    Sabes que volverás, que te hallas condenado
    a regresar, humilde, donde fuiste feliz.
    Sabes que volverás
    porque la dicha consistió en marcarte
    con la nostalgia, convertirte
    la vida en cicatriz;
    y si has de ser leal, girarás errabundo
    alrededor del desastre entrañable
    como girase un perro ante la tumba
    de su dueño… su dueño… su dueño…
    .
    Félix Grande
    Música amenazada

    ResponderEliminar

Gracias por venir

Mi foto
Bilbao, Euskadi
pedromg@gmail.com