Mirando
las fotografías de los álbumes me doy cuenta de la simetría entre las
fotografías y la memoria. Allí donde se acaban nuestras fotos (y empiezan mis
fotos del colegio, mis fotos de los veranos con el colegio, mis fotos con mis
amigas) se acaba la zona gris del recuerdo. Desde ahí, como si no me acordara
de nada más. Como si solo las fotografías comunes fueran garantía de cualquier
recuerdo. Ahí donde nuestras fotos se dividen (cada vez más numerosas las mías
y cada vez menos numerosas las suyas) empieza la zona gris del olvido. Quizá me
acuerde de los hecho (aquel año viajamos aquí o allí, aquel otro cambiamos eso
o aquello), pero esos ya no producen imágenes.
Dubravka Ugrešić, «El huevo kinder» (La
zona gris del olvido) en El Museo de la Rendición
Incondicional. Traducción de María de los Ángeles Alonso y Dragana
Bajić.
Baba Yaga puso un huevo me gustó mucho, pero no se me dio por seguir leyendo a Ugresic, sin embargo esta cita que has puesto, me ha dado ganas de leerla de nuevo.
ResponderEliminarDorotea Hyde, pues nada, valiente, a por ella.
ResponderEliminarA mí me gustó.