Algún dīa contaré una historia que retengo, que no se diluye a pesar de la lluvia, de los intentos, de las máscaras, de mirar hacia otro lado, una a la que tarde o temprano deberé asomarme, plasmarla. Porque, es cierto, hay conceptos que asimilé entonces en la demora del después, cuando saciados, jadeantes, nos acariciábamos antes de volver a su trabajo y a mi farsa. Busco la explicación en lo tardío, en la quema de rastrojos emocionales al borde del camino, en el fuego que se extendió sin control por los zarzales del pecho, que llegó a las casas, que arrasó el pueblo, ardor desorientado, farsa mantenida, ilusión pintada en las amapolas, guerra sin declarar, víctimas clamando en los balcones con pancartas y banderas mustias. Vale, ya, lo contaré, me lo debo.
Contarlo será contártelo también.
ResponderEliminarJulio Alcalá Neches Estoy entre contármela y contarlo, inventármelo y contarla o dejarme de leches y pasar página porque duele, no se puede estar a todo, a mi edad no tengo el corazón para bromas, lo mismo la cuento y me da un yu yu. Ya veré. Gracias por la sugerencia o la aclaración o lo que sea.
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