La que encanta las orillas llega sin más escolta que el deseo. Hebra que conduce fuera del pensamiento.
- Rafael Cadenas
De Una isla (1958), en Obra Entera (2009),
- Rafael Cadenas
De Una isla (1958), en Obra Entera (2009),
Hermoso día de otoño.
Siento tu caminar por caminos que se borran después de una tormenta de ausencias.
Te miro a través de ti. Te veo con rayos X como si fueras de papel, tu cuerpo de cristal. Veo tus intestinos y los pulmones, veo tus riñones aún doloridos, tu sexo adormecido como un animalillo cansado, hibernando. Te veo ovillada sobre la cama, susurrando mi nombre, llamándome, asustada, sola, como una niña que se baña en la orilla del Cantábrico.
Te grito, resiste, amor, ya llego.
Y el monte se llenó de dialectos, los pastores se escondieron en las cañadas y por alguna razón supiste al instante que era mentira.
RECORDANDO
Suaves fantasmas grises ascienden
por mi manga
para mirarme de cerca a los ojos
mientras yo niego en mi interior
sus amenazas
y les contesto con mentiras.
Los mullidos recuerdos representan
un ritual en mis labios
yo reposo en imperturbable
desesperanza
y ellos dejan mi alma hecha girones
Maya Angelou
Momento de Auto-complacencia (Gates, Bill, me corrige en rojo si lo junto), que termino el eneagrama (again, Bill) y da 67, o 13, o no da. Qué me importa mientras camino entre las jóvenes prostitutas de la Weinmeisterstrosse (es el único lugar de Berlín en el que una mujer bella me mira con –fingido- deseo), arriba y abajo de la curvada calle con equilibristas tranvías amarillos. Sigo caminando y barrios más allá, me topo con que los revisores de papeleras se obstinan en duras pugnas dialécticas con guardabosques solitarios. Nosotros somos el pueblo –dice uno-. Que vienen los rusos- contesta el Otro. Der iwan kommit, repite, sonámbulo mantra del viejo guardabosques sin manta que vigila la cúpulas de los árboles de Tiegarten la cúpula del Reichstag, que no se copule entre los zarzales, que se cumpla la floración primaveral, que la nación no sea una obsesión, que las ardillas no muerdan a la niños y viceversa. Vano intento, la normalidad del caos hace que todo sea como es y las obsesiones por naciones, cópulas, cúpulas y niños devoradores de ardillas crece y ocupa las primeras planas de los periódicos más prestigiosos y d`este blog Glup (2.0) Al acabar el día el espíritu de Ángel González tiembla entre/bajo/junto a los tilos, se expande y recita: Se diría que aquí no pasa nada, pero un silencio súbito ilumina el prodigio: ha pasado un ángel que se llamaba luz, o fuego, o vida. Y lo perdimos para siempre. Y ya solo queda recoger el catalejo, dar fuego a las farolas y volver al cuarto esquivando las escaleras abiertas, a los gatos negros y a los dobles de Stefan Zweig mientras escribimos por las paredes “verba volant, scripta manent”. Señoras y señores, esto es lo de hoy. (Tímidos aplausos de los tímidos lectores mancos) |
Y
todo esto, más o menos no importa ya ahora que escucho canciones en lenguas que no conozco pero siento, que
crecen en una memoria antigua, todo esto pertenece al pasado ¿no?, no importa
ahora que sobre la cama están extendidas mis pobres pertenencias, lo elemental
para salir a caminar, a conocer (me), a intentar saber que más allá de la piel,
del ombligo, hay otros, iguales, algunos mudos, algunos expresándose con
gestos, con silencios, iguales dije, no, superiores, con la mirada limpia, sin
subterfugios, sin capotes rojos para citar al toro del miedo, al furioso animal
que nos hacer hablar en este zoco absurdo sin visitantes, con apenas unos pocos
nombres escogidos, arriba y abajo en la espera del próximo final de mes, y
otro, y otro. Etc.
Mientras tanto, debajo de un capirote, dejamos aquí apenas unos gramos de esperanza, de palabras engarzadas, de susurros enmascarados, de mentiras disfrazadas. Etc.
Ya no sé cuándo. Etc.
Pues eso. Etc.
Mi
dulce Wendy, todos gritan que no nos tiremos del andamio cuando tú y yo
caminamos por la tabla de los días torcidos o equilibrados, ajenos a los
tiburones de abajo y a los de arriba, borrachos de tanto oxígeno que podemos
arder, mareados por el movimiento de este buque que cabecea entre las olas
inmensas de lo imposible para, al final, dar un brazo por una cama tibia, por
una habitación de hotel silenciosa y en penumbra, por horas desmenuzándonos
como curiosos insectos que todo lo quieren saber, que quieren llegar a cada
rincón de nuestros corazones confundidos y hambrientos, inmensos como yo qué sé,
con cabezas saliendo de la tierra en espera de lluvias, de electricidad, de
tantas emociones como nos regalamos entre flores y dibujos de alfombras
traicioneras, de la puerta que sella y defiende, del miedo a dejarnos llevar y
empezar de nuevo. Va, nos tiramos ¿sí?
Soñar con mariposa es párpado,
con abismo
destello, con Juan tirado ahí encima
de los tablones de su celda aura
y sílaba hambreada de Dios,
encantamiento
con desollamiento,
música
con espinas a eso
de las 6,
piel
al Uno unido, vaciado
el sentido.
De donde se deduce que todo Juan es Juan,
todo seso martirio,
todo obstáculo entonces pétalo azuceno
donde morar páramo,
olfato
de perder, vaciado el sentido.
Aire así hace cántico, sólo aire así
hace cántico
desencarnado, contra el escarnio, estrellas
hace altas con
aceitamiento espontáneo,
sin ruido,
vaciado el sentido.
Actualmente no hay Juan, pasa gente, a lo sumo
pasa y duerme codicia
blanca, tristeza
duerme, la figura
de su rencor,
falta
Juan,
de repente aparece uno que otro
volando a tres metros por allí pero falta Juan, el
ventilado del barranco, sin
ruido, vaciado
el sentido.
No llegó a México, pudo
haber venido por orden de Doria según la historia
del aire, alado de sí, sin más motor
que el de su éxtasis, hubiéramos hablado
de volcanes,
sin ruido,
vaciado el sentido.
- Gonzalo Rojas, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000). Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, Barcelona, selección de Eduardo Milán, Andrés Sánchez Robayna, Blanca Varela y José Ángel Valente.
MATROFOBIA
Deletreo matrofobia,
la pronuncio tan despacio
que comienza a perder sentido.
Se escurre por mi boca,
me hace daño en los dientes.
Y desaparece.
Aborrecer a mi madre
es otra manera
de odiarme,
ahora que somos la misma*.
*«Una mujer es su propia madre
eso es lo fundamental».
De ‘Ama de casa’, un poema de Anne Sexton.
Pilar Cámara
https://www.zendalibros.com/6-poemas-de-pilar-camara/
Pruett Carter (1891 - 1955)
Te refieres a lo del bufón, claro, le vi llegar sin aliento, con luto y risas bajo el abrigo, la tarta sobre la mesa, la novia llorando en el cuarto de la plancha, sábanas dobladas, una de ellas manchada de carmín, lágrimas, mentiras, semen, vírgenes bañándose desnudas en el estanque detrás del almacén, las heridas secándose al sol de músicas en inglés, himnos que fueron de revolución y ahora suenan ridículos, antiguos, libertad, lucha, justicia y vaya usted a saber qué más y miramos sobre el hombro y nadie nos seguía, quién encenderá las antorchas que iluminen el miedo bajo las gárgolas, quién se esconderá entre el maíz, a quién besaré bajo la viña, olores nocturnos de un tiempo agotado, palabras de sábado para ella que está ciega fuera del espejo, que se hace las ingles brasileñas, se cambia la máscara y la sonrisa, hasta el tono de voz se cambia y ya no es ella, la que fue, mermelada de arándanos entre sus muslos en Tarragona, el desayuno inglés derramado en la cama de un hotel de Cambrils, recuerdo cada segundo incorrecto y apenas puedo mover la pierna, me duele, no sé cuánto tiempo más debo estar aquí, me han dicho que mañana me cambian el vendaje, veremos.