Photo Colin Jones
Sin
florituras se encadenan las voces que me persiguen, día a día.
Y he aquí que entre la camisa y el pecho comenzó a crecer una etérea hiedra
de emociones, un vegetal mosaico de sentimientos que desbordaban el puro placer
de escribir para convertirse en necesidad, en obligación de contar aun no
teniendo qué, en buscar el extremo de un ovillo imaginario, juguete del gran
gato del tiempo.
Ritual de soltar gorriones de papel y verlos volar desde los parques.
Precioso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Escribir como necesidad, como parte de la vida, como disfrute..y esa apertura de no saber bien hacia donde vamos cuando iniciamos el juego de las palabras. Bello. Besossss Pedro!!!
ResponderEliminarMoony-A media luz, muchas gracias, no se calcular cuantas pero muchas. Abrazos solo uno (por lo de la mascarilla)
ResponderEliminareli mendez escribir es como algunas otras actividades, que empiezas a jugar sin saber bien dónde vas y para cuando te das cuentas tienes una hipoteca, tres hijos y el del espejo ya no eres tú. Besos.
ResponderEliminarEl placer de escribir, un ritual que me fascina, momentos en los que intento atrapar las letras y darles vida. Algo mágico.
ResponderEliminarUna necesidad imperiosa para sentirme viva.
Tú lo has descrito muy brillantemente.
Gracias.
Saludos.
Maripaz muchísimas gracias por tu comentario, es así, es fascinante comenzar a escribir y dejarte llevar por la imaginación (a veces por la técnica). Saludos.
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