La orquesta, sentada en una
ciénaga, cambió a Holzbauer, turbulencia bajo el viento cruel, el faro a lo
lejos, los navíos encallados, no era tiempo de batallas, el puerto hervía en espumas negras. Solo se
salvó un grumete que, curiosamente, no sabía nadar.
No me suena mucho, creo que era austriaco, pero como has contado la interpretación de la orquesta, es magistral. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn beso.
Moony-A media luz la cultura musical es fuente de desengaños, es imposible abarcar todas las músicas y de ahí te das cuenta que es imposible abarcar casi nada, incluso te quieres abarcar a ti mismo y te escapas por los agujeros de tanto como no sabes hasta llegar a la conclusión de que no hay que saber que hay que disfrutar de lo elemental que pasa por compartirlo con alguien que sepa tan poco como tú. Yo qué sé. Un beso.
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