El rocío nos mordió de madrugada, los mastines espantaron el rebaño de goces, azafrán derramado en la mesa, flores secas y música ajada.
La estancia era dulce y transparente, sentí tus huesos acariciar los míos, te busqué el cuello con los labios y encontré la húmeda puerta de mármol, nos miramos y el vértigo nos anegó.
Lloramos de tan felices.
Agitabas pulseras en tus tobillos desnudos.
Debe ser hermoso sentir esa felicidad que inunda esos instantes.
ResponderEliminarGracias Pedfo M.
Saludos
Otro maravilloso poema.
ResponderEliminarEres un poeta...
Un saludo.
Rosa Mª Villalta lo es y es obligatorio contarlo.
ResponderEliminarAunque no sea más que para compensar la tristeza del desamor.
Saludos
Moony-A media luz todos somos o podemos ser muchas cosas, la cuestión es ponerse a ello. Muchas gracias. Saludos
ResponderEliminarEl ritual de unos pies tamboriles es un buen presagio para seguir am-andose hasta que la muerte los separe un incierto amanecer.
ResponderEliminarYo también hasta podría quererte.
Es que te haces de querer, bandido.
LA ZARZAMORA vamos a ver si nos ponemos de acuerdo, hace ni sé los años quedamos en que nos queríamos y ahora sales tú con ese condicional - hasta podría quererte- así, de sopetón, sin tener en cuenta que uno es un bendito, un cuitao (que es como cuitado pero sin d) que se lo cree todo, o bastante, o algo, una pizca, que sé yo, pues vaya amor eterno, seguro que le quieres más a cualquier cantamañanas palmero de tu blog, pues yo así no juego, me bajo en la próxima (¿y usted?). Escribir es un puente que va desde la Torre Eiffel hasta más o menos tres metros bajo el agua de la Ría bilbaína, soy este submarinista que recoge tus misivas y las deposita en las escalerillas del Arenal (ná, un paseo provinciano, ya sabes, en los pueblos no hay mucho que hacer, pasear y eso). Pues eso, vamos a querernos que no creas que es fácil con la máscara y ahora con la mascarilla. Beso ploff.
ResponderEliminar