Elliott Erwitt
El domingo, exactamente
las tres de la tarde me empezaba a doler el estómago, justo cuando pensaba en el trabajo del lunes,
preparar los informes para la semana, los objetivos, soportar a tantos
incompetentes, a mis superiores, guardar los poemas debajo de la almohada, los
sueños, besar a Julia, vestirnos, siempre me acompañaba hasta la estación de
autobuses, seguía siendo domingo pero algo me decía que no, tantos kilómetros,
un ahogo en el alma, la ropa planchada, el libro que apenas podía leer, Julia,
su sonrisa, su ternura, tanto viaje para tan poco tiempo juntos, el amor sin
pausas en aquellos momentos felices antes de volver a casa.
Después, se enteró mi mujer. Entramos en aquel triste
periodo de pleitos, lloros, “por qué me
has engañado, ¿reuniones de dirección?, mentira”. Mis disculpas, mi arrepentimiento, su perdón, ya
nunca fue lo mismo.
Lo juré, nunca más volví a ver a Julia, pero los
domingos, a las tres de la tarde, aún me empieza a doler el estómago.
Maravilloso relato.
ResponderEliminarUn dolor de estómago que puede hacerse crónico y presentarse varias veces por semana.
Un beso.
Lo has contado tan bien, que también me duele a mí.
ResponderEliminarIlduara Ya, lo que pasa es que hay otros dolores que si se hacen crónicos te ponen la maleta en la puerta y eso sí que puede doler.
ResponderEliminarEn cualquier caso escribir es un gran ahorro en psicólogos y puedes mentir, imaginar, inventar, disfrutar y si alguien más lo pasa bien pues perfecto.
Un beso.
Tracy a ti no te puede pasar porque no vas a reuniones de empresa los fines de semana.
ResponderEliminarY no vayas que luego te duele el estómago.
¿seguro que comía bien los domingos?
ResponderEliminarIgual la parienta se lo estaba cargando a dosis pequeñas...
Que cosas así ya se han visto.
Ojito.
Un beso de miércoles.
Eso mismo le pasaba a mi padre... de lunes a viernes nada, pero se pasaba todo el fin de semana en la cama con migrañas.
ResponderEliminarYo siempre le preguntaba ¿y porque no te duele entre semana? 😉
Besos.
LA ZARZAMORA No, los domingos comía con “la otra”.
ResponderEliminarLa parienta es la que le preparaba la manzanilla para su estómago cuando volvía a casa.
Hasta que se enteró.
¿Ya es miércoles? No sé en qué día vivo.
Besos de días indefinidos
Laura lo que le pasaba a tu padre (con todos mis respetos) es lo normal, le pasa a mucha gente. Por lo menos pasaba los domingos en la cama de su casa. El protagonista de mi “cuento” los pasaba en otra cama. Besos.
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