miércoles, 25 de enero de 2017

No cumpleaños.





En teoría hoy es mi cumpleaños.

Pero no es cierto.

Me he despertado dulcemente. Estaba aún en la cama, tranquilo, leyendo “Regreso a Berlín” de William Shirer, cuando a las ocho y un minuto ha sonado el teléfono.

Ringgg, ringgg, ringgg…

Dígame -he dicho-.

Oiga, mire, es usted Pedro Martínez -me han preguntado-.

Sí -y por la voz he pensado que me querían intentar cambiar de compañía telefónica-, ¿qué desea?

Mire, que hemos detectado un error en su ficha personal y que debe pasar por nuestras oficinas -me dice una voz de señora o señorita entrada en años-.

Perdone, ¿qué ficha, qué oficina? -pregunto intranquilo-.

Ah, perdone, es que tenemos un lío…sí, mire, por el Registro Civil -me dice-, esta misma mañana a las 12 y 13.

Pues eso, que entre que me he planchado una camisa, me he hecho el nudo de la corbata que no estoy acostumbrado, me he preparado y eso, me ha llegado la hora de ir.

Omito el viaje ¿vale?

Me presento en una ventanilla y digo -buenos días, que me han llamado.

¿Es usted Pedro Martínez? –me pregunta un señor de bigote.

Sí –contesto.

Haga el favor de ir al despacho número 7 –me solicita, amable-.

Voy. Entro al despacho. Hay una bella dama sentada detrás de una mesa llena de expedientes.

Pase, pase –dice- buenos días, siéntese.

Me siento.

Se coloca unos lentes, rebusca en una carpeta de piel, encuentra un papel amarillento, carraspea y me suelta – Don Pedro, según el último censo usted no ha nacido – me mira por encima de las gafas y sigue – o si ha nacido, ha nacido después de lo que dice este papel traspapelado.

¿Qué? –exclamo, atónito.

Sí, lo que le he dicho, no me gusta repetir –y eleva el tono de voz- o no ha nacido o lleva usted viviendo bastantes más años de los que le corresponden. En cualquier caso usted o no tiene edad o no tiene la que tiene, lo estamos investigando.

Me quedo de una pieza, solo me sale decirle –pues mire, en teoría es, o era, mi cumpleaños y esta tarde tendré la casa llena de invitados a una fiesta.

Usted verá –dice- puede celebrar lo que le parezca, pero su cumpleaños no es, que quede claro.

¿Puedo reclamar o algo? –digo-.

No, de momento usted no existe. Cuando exista hay un formulario que pondremos a su disposición. Puede retirarse –dice tajante.

Y me retiro. Salgo del Registro mirando al suelo y pensando en lo efímero de la vida, tanto tiempo viviendo y no he vivido. Y ahora qué hago con la fiesta, con la cantidad de comida, ginebra y pasteles que he comprado.

Bah, ya me arreglaré. De cualquier forma, hasta este año, hoy 25 de enero, era mi cumpleaños.

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