viernes, 22 de abril de 2016

Y recita para sí con voz apagada.





Y recita para sí con voz apagada.


Esta soledad que arrasa el rescoldo de la risa,
lloro en mi sima ensimismada, laúd muerto,
hambre de no dormir ya entre tus labios,
 invento amaneceres a tu lado.

Brisa de colibríes, el amor como un óxido
que cubre la cansada osamenta de la espera,
la inocente guardia en las esquinas
para verte pasar y nunca pasas.

Silencio metálico de campanas mudas,
nadie escucha caer las hojas de los días,
vida vacía, atroz espera sin alas.
Me duele todo menos tú, menos pensarte.



El espejo le devuelve un torpe viejo de ojos húmedos.

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