De muy niño, un día me perdí mientras jugaba en el
Parque
Desconsolado, lloraba y llamaba a mi madre.
Esta mañana, después de tantísimos años, he pasado por ahí.
Creo que todavía no me he encontrado del todo.
Ahora no sé a quién llamar.
Ahora no sé a quién llamar.
Siempre nos quedará algún árbol...
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Un beso ramificado.