jueves, 10 de abril de 2014

To panic.



Vale, sí, cierto, tuve pánico, lo reconozco, estaba sólo, el miedo a lo desconocido, la noche, y lo jure, cierto, ¿qué quieren?, ¿nunca se han sentido así? vale, me duro un día, es verdad, pero ya no, ya todo va bien, créanme, o no, quizás el santo no se enteró, tantos juraran cada noche, prometo que esto, prometo que lo otro, los santos no pueden estar a tantas promesas, la mía la hice de corazón, es así, pero ahora no me veo con fuerzas para no, además cuando vuelva no creo que ella me lo permita, ella es mucho ella y la carne es débil y no creo que necesite insistir en que los milagros no se pueden desperdiciar y que el hombre, etcétera, quizás sí, quizás deba convencer a usted y al santo que hay trenes que pasan sólo una vez y si uno está en la estación equivocada no llegara a ningún sitio, al menos a ningún sitio interesante, ese concepto es como mínimo discutible pero, ya ven, no quiero discutir, tuve pánico, juré, hubiera dado mi vida por liberarme de ese agobio en el pecho, aquello que me ahogaba, que no podía más, que si tal, que si cual, pero ella, al final esa ella desnuda, a mi lado (sobré, bajo, contra, con) en la cama, es el delicioso pecado mortal que me llevara al infierno. Allí les espero. 



3 comentarios :

  1. El hombre de la foto está con ella.
    Sería tan largo comentarte lo otro...

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  2. Sí, bixen, lo otro siempre es más largo.

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  3. ¡Te sale y sabes alburear!¡Pues sí que te has integrado y aprendido!

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