domingo, 2 de marzo de 2014

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Escribir en puñales o en ritmos respiratorios
(Elías Canetti)



 

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201418,78510,8369,0631,7732013140,14981,47868,96612,5122012271,651157,403137,733

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No lo entiendo pero he encontrado una constante:
(+) entusiasmo = (-) cifra.
Y viceversa.


 
Aunque aprendí nuevas palabras sobre enfermedades antiguas: el tedio romano, la melancolía del XV, el spleen del XIX, la depresión del XX. Se me atraganta la voz, me cuesta pronunciar. Son palabras anudadas, palabras que devastan. Por eso busco aquí desde hace tanto palabras que formen la palabra

Ella es una obsesión esférica.

Él se enamora de una ilusión sin cuerpo -spem sine corpore amat-, ya.
Sus héroes ni siquiera salen del puerto.

Ella es su derrota naval.
Sin batalla, sin barcos.

Ellos son dos ahogados en un lecho submarino de sombras y silencio.



Y así, nadando en la selva que amamanta lobos, descubro en un espejo vacío a un hombre chamuscado en el fuego de su propia hoguera, salamandra que se burla a gritos de los tigres que nunca lloran, que no escucha su daimon, que antepone la imaginación sobre la razón (no, no es William Blake).

Y queda aquí la vacía crudeza de un lenguaje limitado de domingo, la metáfora de una búsqueda basada en la esperanza, la realidad aprehendida de la soledad final.

El blog como tránsito, como aeropuerto intermedio, como parada entre y hacia.
Pero no se me olvida jamás el camino de regreso.

Lo aderezamos con un poco de estragón y añadimos la salsa. Cocemos durante tres minutos más, espolvoreamos con perejil y servimos.

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3 comentarios :

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