sábado, 20 de julio de 2013

Profundidad.


Y no paso de ahí.



3 comentarios :

  1. Glup, a veces ser superfluo se hace imprescindible, aunque solo sea por el instinto de conservación.

    Así que, sólo por hoy, creo que has hecho la mejor elección. Desde la superficie todo toma un cariz de ligereza y simplicidad.

    Abrazos ¡¡

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  2. superfluo.
    Que no es necesario, que sobra o está de más. Innecesario.
    Que no es necesario ni cumple una función determinada
    Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.


    El hombre superfluo, (en ruso: «лишний человек» o “lishny chelovek”), es un personaje tipo de la literatura rusa del siglo XIX. Su presencia en los poemas, novelas y en el teatro ruso es suficientemente recurrente para ser considerado un arquetipo nacional. El hombre superfluo es habitualmente un aristócrata, inteligente, sensible y también idealista, pero lo que lo define es su nihilismo. Al ser melancólico y dubitativo como Hamlet acaba siendo incapaz de ocuparse de cualquier acción efectiva. Aunque el personaje es consciente de la estupidez y la injusticia de la sociedad que lo rodea, se considera incapaz de cambiar las cosas y acabará siendo un simple espectador.


    Este es un blog superfluo y constante, bidireccional, obstinado y mendicante, que está aquí, ya ves. Agradezco, mucho, tu comentario. Saludos de sábado.

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  3. Volvíamos a Elanchobe de Gernika, o de Lekeitio, no recuerdo. Habíamos bebido a base de bien, eran fiestas y eso. Era la madrugada y en el pueblo solo estaban despiertos los gatos y las insomnes de siempre, detrás de los visillos, con las lenguas afiladas. ¿Nos bañamos? Y nos bañamos en el puerto en la noche cálida de julio. Me sumergí para saber que se sentía allá abajo, en lo oscuro. No había norte ni sur, solo oscuridad. Luego salí a respirar y desde entonces busqué esos baños nocturnos, cerca, en la playa de Laga, al otro lado de Ogoño . Era como estar dentro de la nada, una nada en la que te podías ahogar. Por aquel tiempo fue cuando, para respirar, me iba nadando hasta el horizonte.

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