The reader.

“¿Qué tal si empieza siendo sincero conmigo?”

Quiero alguien que me lea todo aquello que no conozco, lo que no sé, que me enseñé, que me muestre la belleza oculta detrás de la puerta de lo no vivido, la íntima dulzura de la alegría, sin resignación, reclinado en la luz, en la memoria, en la cálida curva de su pecho.

“Le gustaba que le leyeran”

Quiero alguien que me lea con voz suave y firme, con ritmo y cadencia,  que termine, que no cierre la sesión con un continuará.

Estoy cansado de leer en la soledad de una noche fría, por ejemplo a Gelman

Ausencia de amor

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme 
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

“Cuanto puede equivocarse uno.”

Con la esperanza de acertar equivocándome seguiré buscando quién me lea y me enseñe, quién trace caminos nuevos, quién comparta, quién me haga temblar en los límites y en la transparencia.

¿Aún estás ahí?

Lee.

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