nunca estaba,
caían voces y rocío.
caían voces y rocío.
Ella era la espera.
No te he contado
que era la perpetua ausente,
que la vestí de rumores
y vivos sueños,
de almendras amargas,
de fuentes hambrientas.
Ahora apareces tú
- cubro su recuerdo
con un paño morado-
contando secretos
imposibles
de tiempos imposibles.
Tendido en la hierba
sobre el cuerpo de la realidad,
se me escapa
una angustia antigua
de cenizas y espinas.
Vuelvo a creer en la vida.
No te he contado
que era la perpetua ausente,
que la vestí de rumores
y vivos sueños,
de almendras amargas,
de fuentes hambrientas.
Ahora apareces tú
- cubro su recuerdo
con un paño morado-
contando secretos
imposibles
de tiempos imposibles.
Tendido en la hierba
sobre el cuerpo de la realidad,
se me escapa
una angustia antigua
de cenizas y espinas.
Vuelvo a creer en la vida.
Dulces sueños.
ResponderEliminarDesde la belleza de tus letras...
Tus cuentos pueden mantenernos despiertas mil y una noches.
ResponderEliminarUn beso
Me encanta la foto de hoy sobre el terremoto. Lo clavas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarhacia tiempo que no venia a leerte. Me sigue gustando.. mucho!
ResponderEliminarEspero que el abono de tus cenizas abone el florecer de las espinas y te regale la más bella de las rosas
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarmuá
Hechi