viernes, 26 de marzo de 2010

¿Ficción?

Hay un dicho brasileño: a una mujer de verdad le gustan los hombres ardientes.
Tan cierto como que a un hombre ardiente le gusta una mujer de verdad.



Esta sección es mi confesión, tengo afición a la ficción. Es una adicción a la conversación sin afectación, a la confección de acción y subversión, sin confusión, aflicción, contrición ni decepción en la expresión por la resurrección después de la defunción de la micción por la circuncisión lo que genera mi humillación, una afección en la contracción y expansión de la explosión que define la perdición de la condición de la emoción sin intromisión. La solución es su discreción.



Te espero arriba


16 comentarios :

  1. Ay, querido, que creo que esto no es ficción, sino ganas de fricción... Besos.

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  2. Exacto, es la conmoción por mi sensación de que, sin remisión, la cuestión es la constante fornicación.

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  3. Paso de la ficción a la emoción...

    ...abrigada por un abrazo en silencio.

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  4. Ay de mí, juraría que esta dicción correspodería al que habita en el galpón. ¿No les suena a psicofonía? Oh, señor, me lo temía aquí hay una fantasmagoría.

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  5. Ficción y fricción a veces son lo mismo, ignición e imaginación también, pero ignición y fricción son compatibles y ficción e imaginación también.

    Un beso, (Suelen ser compatibles con todo)

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  6. Pues sube, sube… la que va delante, la que está arriba, y la de más arriba, prometen todo menos ficción.

    Salut i bon profit.
    Petons.

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  7. Tantas expectativas...
    ay, ay, ay,...

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  8. gloria, una búsqueda, fidedigna, escribiendo, corriendo de un texto a otro, con la prisa de quién sabe que no hay más que lo que hay, filosofía absurda, la sangre derramándose como una cascada, la alegría en una jaula de jilgueros, la pasión vestida de blanco paseándose por el borde de un pueblo sin nombre, en Badajoz, el universo dentro del universo, inmóvil como un toro negro en la colina, me emociona tu cara facebook, y tú…

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  9. Bien, basta, esto es lo que es mabel g. c., lo descubriste, un fantasma paseando por un castillo desierto, cierto, con cadenas ancladas en la vorágine de lo intangible. Un ciego aparece en una esquina, entrelazado con un batallón de mudos, con brutal delicadeza les golpea, uno a uno, con su bastón de cedro, mientras silba un adagio de Albinoni. Entonces se produce el milagro –oh-, los mudos hablan y la libertad es un pájaro que vuela de punta a punta del poema hasta caer rendido entre las páginas del libro muerto con rosas secas y mendigos.

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  10. petitapetitesa, los besos son compatibles con alisar una sábana inmaculada sobre la cama de ayer y depositar con unción el cuerpo deseado -¿amado?- junto a París, León y un pueblo que olvidé entre Praga y el balneario. También el humo, el plomo, el ruido de los débiles entre las vides y un cuenco con el deseo desbordándose como cava burbujeando y tú, desconocida, con tus ojos sobresaliendo de la tapia que limita tu jardín del mío y la mañana del sábado es la sinfonía 10 de Shostakovich. Amén y beso tu mano agitándose

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  11. Nadie lo sabía gaia07, hasta que llegaste en un autobús nocturno y cierto, hasta que paseaste por un Bilbao con bruma en las esquinas, con guitarras al alba y la Ría volviendo, melancólica, después de haber tocado el mar. Nos despedimos sin habernos dicho hola y esas piernas que suben encierran un erotismo que duele, tanto o más que la foto superior, explícita, y la ficción empalidece ante la tronante realidad, te espero arriba y arriba es el cielo con ángeles que descubrieron que amar es también el placer que te muerde la garganta como un conjuro, con la magia del estremecimiento encogido en un verso cortado a chuchillo del alma de una virgen rubia.

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  12. A la rueda, rueda Mirada, el que no venga no juega, con una corona de flores en la mano, encendiendo el fuego, mirando desde el monte el mar que se volvió blanco, con un mirlo en el bolsillo y tantas expectativas levantando el vuelo desde un anillo dorado y turbio, desde el humo saliendo espontaneo de los zarzales -estábamos tan lejos y ardió, ay, ay, ay, los días ardiendo, una hoguera en el ombligo, violencia en la cueva, las brujas removiendo el caldero y una serpiente mordiendo el talón del vigía.
    Esto es lo que hay, basta, el que no venga no juega.
    (Pero te beso, ampliamente)

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  13. El revolcón a la imaginación, como el único camino para la salvación...

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  14. Cartas en la noche, i can´t get no…satisfactión solo en la imaginatión y no quiero salvación ( de ningún tipo), prefiero la inmersión en la desesperación, en el follón de una canción que me llene de tensión, la pulsión de mi propia confusión.

    Pulsión (del francés pulsión, y ésta del latín pulsio y pulsun y estos del verbo pulsāre: pujar, impeler), en psicoanálisis, impulso psíquico característico de los sujetos de la especie humana.[1]
    López Ballesteros, como la mayoría de los traductores al inglés, traduce la palabra alemana Trieb por "instinto", y los traductores franceses posteriores a Lacan la traducen por pulsión, aunque por lo general se interpretan de modo distinto. La pulsión sería algo dinámico, en la que influye la propia experiencia del sujeto, y su historia ontogenética, la referida al desarrollo de éste. En cambio, el instinto sería netamente congénito, heredado genéticamente.

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  15. Єѕтnoм, abajo, el infierno, diablos con minifalda, luciferes despelotados, calderas de sufrimiento eterno, como arriba, lo eterno debe ser aburrido ¿no? no lo sé. Voy, ya bajo

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