sábado, 5 de diciembre de 2009

Baruch de Spinoza

"...aquella sociedad cuya paz depende de la inercia de unos súbditos que se comportan como ganado, porque sólo saben actuar como esclavos, merece más bien el nombre de soledad que de sociedad...una multitud libre se guía más por la esperanza que por el miedo, mientras que la sojuzgada se guía más por el miedo que por la esperanza. Aquélla, en efecto, procura cultivar la vida, ésta, en cambio, evitar simplemente la muerte; aquélla, repito, procura vivir para sí, mientras que ésta es, por fuerza, del vencedor. Por eso decimos que la segunda es esclava, y que la primera es libre.

Maquiavelo ha mostrado, con gran sutileza y detalle, de qué medios debe servirse un príncipe al que sólo mueve el deseo de dominar, a fin de consolidar y conservar un Estado. Con qué fin, sin embargo, no parece estar muy claro. Pero, si buscaba algún bien, como es de esperar en un hombre sabio, parece haber sido probar cuan imprudentemente intentan muchos quitar de en medio a un tirano, cuando no se pueden suprimir las causas por las que el príncipe es tirano, sino que, por el contrario, se acrecientan en la medida en que se le dan mayores motivos de temor...Quizá haya querido probar, además, con que cuidado debe guardarse la multitud de confiar su salvación a uno solo". (Baruch de Spinoza, Tratado Político, 1677.)





El barquero transporta hojas de loto. Atraca en el rudimentario puerto y sobre las maderas reparte su carga entre aquellos que quieren olvidar lo que aún no saben. Los jóvenes mastican las hojas en la sombra del tinglado mientras en su interior el deseo se rompe en pedazos. Como un orfebre minucioso, aquel que en la proa va, entreteje nombres, soledades, piel, ansia, minucias anteriores al estallido.




Artículo 20.

• 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
• 2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.


4 comentarios :

  1. Olvidar lo que no se sabe y sin embargo se desea.
    Cómo no va a romperse el deseo con tal pócima.
    Bendito, maldito loto.

    Abrazos.

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  2. Spinoza debió de ser un orfebre muy prolijo.

    Un beso, solo uno, pero grande.

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  3. Yo que pensaba que con coger el primer camino ya llegaba a mi destino.
    Ahora estoy perdida por el laberinto...
    ¡Cada día me sorprendes!

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  4. Deus sive natura, todos igualitos... despersonalizando... piedras con cerebro...

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