viernes, 13 de noviembre de 2009

Nostalgia en Roma.





Llegó la hora del recuento,
inventario de la ausencia
siseando, aún,
como una hoguera fracasada.

La clepsidra teje desánimo.
Maligna, comienza la noche
en ruinas, pudorosa, no,
camino desorientado, adiós.

Lo perdido, sin desafíos,
fuga perpleja, puentes rotos,
séquito de párpados cerrados
ocultando lo negro, no fue.

El lecho vacío, impaciente,
lejos, en la pradera sobre el mar
donde se juntan gatos y gaviotas.
La copa de veneno espera.

Reptiles sobre el frío mármol,
el musgo entre las rocas,
crecen flores blancas en la arena,
la lluvia cubre Roma.

Sólo bajo el sicómoro,
con el pecho tatuado, ruido,
nadie sabe, nadie entiende,
llegó la hora del recuento.



14 comentarios :

  1. Y son con estas cosas tuyas, cuando a mi se me queda pequeñita la opinión, pero sencillamente se me estrujo el corazón de recuerdos, gracias por eso.

    Bikiño y salgo de puntillas.

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  2. ...silencio...el poeta escribe...ssshhh...
    ¿qué decirle ante tanta belleza y tanta tristeza?

    lo miro desde el umbral y le sonrío

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  3. La copa de veneno espera
    el mármol frío
    la lluvia tatuada en el pecho
    la fuga perpleja
    de lo perdido.

    Vaya que me gustó leerte poético.

    Besín.

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  4. Espero que tus muertos no sean zombis devoradores, sino difuntos mexicanos que lloren igual que rien entre tequila, flores y azucar.
    Otoño una estación traicionera.... Besos y chin chin

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  5. Es que quién estuvo en Roma nunca se ha ido del todo de allí Mayte, es una ciudad con magia.
    (Y si una noche estás del brazo de quién amas frente a la Fontana de Trevi…ni te cuento.)
    Bikiño, reina romana.

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  6. virgi.leo mi poema y...vaya, sí que es triste.
    Pero no tiene nada que ver con este viernes con viento sur, con viento, con temperatura se Mayo, después del vendaval de los últimos días se agradece este respiro.
    A tu umbral llevo mi deseo de un buen fin de semana

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  7. ¿Qué tiene eva-la-zarzamora que a todas horas llora que llora por los rincooones?
    Con todos mis respetos, bella, siempre escribo poético (otra cosa es que lo logre)
    Estoy contento ¿se nota?

    A mí me dan un besín y me como a la atrevida.

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  8. Nunca se olvida. Siempre queda la nostalgia.
    Besos

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  9. … nadie sabe, nadie entiende…
    ana p.

    mis muertos son como todos los muertos, añorados, perdidos ya excepto en el recuerdo, constante.
    Pero mis vivos sí beben tequila y otras hierbas, ríen y lo pasan bien.
    Eso te deseo este fin de semana, que lo pases bien.

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  10. Es cierto Arantza G., nunca se olvida.
    Y menos un tío tan rencoroso como yo.
    Queda la nostalgia de no haber podido partirle las piernas. Y es que, cómo corría el condenado.
    Me parece que hablamos de cosas diferentes.
    Besos
    (jajajajajajaja estoy salao)

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  11. ¿Te digo que el recuento es un inútil remedio?
    Me daría igual un inventario.
    Todo lo que traspasa la frontera del presente y el deseo es un recreo absurdo.

    P.D. Aparte de que atenta y bellamente se refleje en un poema.

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  12. Vale, pues bien. Susceptible que eres. Aunque yo aún soy peor...
    Utilizaré un adjetivo, poemático, ¿te va?. Ya me dices . Si no revuelvo mañana y me recorrijo :=))
    Otro besín y más besines. Estos últimos pluralísticos.
    Pues ea, lo escrito.

    Ya me gustaría a mí llorar por los rincones ;)
    Todo un mito lo del seudónimo. Un día de estos te lo cuento.

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  13. Emociones liberadas al pasear por Roma.
    Debo ir y participar en el recuento. Quiero saber y entender.

    Llevaré tu poesía cuando vaya.
    Un abrazo.

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  14. No pude leerte ayer, pero al hacerlo hoy no puedo callarme.
    Desde que estuve en Roma por primera vez en 1961 no he podido volver -ya bastantes veces- sin hacer recuentos nostálgicos.
    Así que hoy, pendiente todavía de un nuevo viaje allí, me sumo a tu recuento:
    siseo de hoguera fracasada, pérdidas de lo que no fue, venenos acechantes, lluvias, ruidos...
    Hay ciudades que nos dibujan.
    Como hay poemas que lo recuentan.

    Me ha gustado este rato de recuerdos tristes pero consoladores.

    Un abrazo.

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