Anduve por el dorso de tu mano, confiada,
como quien anda en las colinas
seguro de que el viento existe,
de que la tierra es firme,
de la repetición eterna de las cosas.
Mas de repente tembló el universo:
llevaste la mano a tus labios
y bostezando abriste la noche
como una gruta cálida.
Llevabas diez mil siglos despertando
y el fuego ardía impaciente en tu boca.
De "Hainuwele" 1990
Chantal Maillard
como quien anda en las colinas
seguro de que el viento existe,
de que la tierra es firme,
de la repetición eterna de las cosas.
Mas de repente tembló el universo:
llevaste la mano a tus labios
y bostezando abriste la noche
como una gruta cálida.
Llevabas diez mil siglos despertando
y el fuego ardía impaciente en tu boca.
De "Hainuwele" 1990
Chantal Maillard
Siempre anduve por el viento como por entre un amante enloquecido. Su detención era, muchas veces, un alivio.
ResponderEliminarSegura estoy de que el viento existe y de que existe el huracán.
ResponderEliminarUn abrazo
¿El amante sin brújula, el de la nave varada?
ResponderEliminar¡Menudos diez mil años soñando!
Un beso.