miércoles, 8 de abril de 2009

Llueven pájaros y no puedo dejarlo

Nunca sabré de ti,
y eso lo supe
desde el primer encuentro.
Esta certeza tiene tanta fuerza
que es
como si tuviera noticias tuyas
a cada momento.

(Clara Janés)


Llueven pájaros y no puedo dejarlo, mi cabeza se llena de gritos blancos, con el desafío de hablar desde la lógica, la cordura se ha perdido en una carretera a Paterna, los vencejos chillan sobre el coche de línea y los pastores silban a lo lejos. Hay una mujer sentada junto a la gasolinera y desde los camiones, conductores rudos le gritan palabras soeces, ella les sonríe devolviéndoles gestos obscenos. Unos niños pedalean sobres sus bicicletas de sueños. El vendedor de melones tiene un rictus de fastidio. El cielo está lleno de nubes alargadas, quizás llueva, quizás no y entonces podremos perdernos detrás de la pared del cementerio a buscar caracoles o grietas en nuestros cerebros o colores nuevos en la raya donde se juntan los dos mares. No creas que lo viejo no sirve, sirve, sirve cada mirada atemorizada detrás de la valla, cada mirada de miedo, de rabia porque esta no es la tierra de promisión que esperaban. Detrás de cada mirada hay un hombre como yo y aunque lo intento no sé qué puedo hacer para ayudarle y escribo incoherencias y su mirada me persigue en esta ciudad de opulencia donde los pobres están numerados y la vergüenza se ha perdido hace demasiado tiempo. También la decencia siempre que cada muerto solo ha traído lágrimas, palabras de pésame a la viuda, a los huérfanos. Hasta cuándo vamos a vivir sordos, ciegos, sin saber que nos están matando también a nosotros. Ya no sabemos muy bien quienes son ellos, quienes nosotros y cuándo acabará esta sangría sin sentido que nos llena de dolor, de horror, de pánico ante el futuro de esa niña a la que todavía no he bañado -¡¡Voy!! -¿Ves? A ti tampoco te importan mis sueños y, sin embargo, aunque todavía no ha amanecido, llueven pájaros sin descanso.

14 comentarios :

  1. Anónimo8/4/09 01:53

    Ese poema de Clara Janés es uno de mis preferidos, y sí, me importan tus sueños, nos importan tus sueños.

    Qué manía la tuya la de hacerme llorar.

    Un beso...

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  2. Me gusta.
    Feliz viaje de vuelta.

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  3. Me he quedado enganchada entre los versos de Clara Janés.
    Siempre eres tan acertado en tus prólogos...(sí, es un piropo).

    Lo primero bañar a la niña, y después a ver si mejora el tiempo, no? :)

    Besos

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  4. Alas, anda, ven, no llores, si es solo un post de nada.
    Además te voy a decir la verdad, no llueven pájaros.
    Ya no.
    Pero cuando lo escribí…uy, no sabes cómo estaba el cielo.
    Gracias, guapa, me gusta tu blog, una estética muy cuidada, buen gusto
    Un beso...

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  5. Gracias Єѕтnoм.
    Tú también me gustas a mi.
    Un beso.

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  6. Menos mal Camille, ya estaba preocupado con tus silencios.
    ¿A que también te gusta la música?
    Y la ilustración de arriba.

    Desde que has dejado el comentario el tiempo ya ha mejorado. Además ¿a quién le importa el tiempo?
    Me voy en una hora.
    Besos

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  7. Queridos míos, lectoras y lectores, amigos, como muchos de vosotros, me voy.
    (…pero volveré, tú nunca dudes de mí, alma mía…)
    Tener cuidado en la carretera, en el avión o en el agua.
    Volver.

    Contestaré vuestros comentarios (si los hay), al regreso.

    Mañana dejo un post largo, para que dure hasta el lunes.
    Un abrazo o un beso si se tercia.

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  8. Siempre he temido que la lluvia se encoja.

    Esto te digo al vuelo, a ti, que oculto me lees con la certeza de planearte.

    Besos.

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  9. Buen viaje, feliz ida, feliz venida..
    Nos vemos a la vuelta ;-)

    Gracias por esta serie, da para mucho, lo comentaremos con el tiempo que se merece, por ti y tu dedicación.

    Biquiños.

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  10. Hoy te dejo unos poemas de Miguel Florián (Toledo 1953). En sus poemas las reflexión sobre la palabras y los pájaros son una constante presencia:


    Los días se parecen a los pájaros
    —vienen y luego van— y siempre dejan
    una herida de luz. Huele a musgo
    su vuelo, a países de escarcha,
    a savia de madroños escondidos...

    (Hay una fuente oculta que derrama
    blancos ríos de sed, y un campanario
    azul, mecido por el viento).

    De qué cielo, de qué elevada dicha,
    los pájaros descienden. De qué amor.
    Los días se parecen a los pájaros,
    igual tristeza dejan cuando pasan,
    la misma oscuridad, igual silencio.


    Mediodía
    Crecen los gorriones en el aire,
    y la música infantil de alguna flauta
    sostiene el mediodía.
    A duras penas
    el libro nos retiene.
    Algún amor vendrá
    al zócalo azul de la ventana
    para a un país más bello rescatarnos.
    A cada instante
    el dedo de algún ángel desmorona
    la carne contenida. Tras el cristal
    la mirada de un pájaro —la alegría
    infantil en los ojos del niño.
    Aire por todas partes
    revolviendo los pliegues del hastío,
    elevando la falda enamorada
    de la mujer.
    Y tiembla el corazón
    en la dicha de la piel que imagina.
    Es aire.
    Y luz que cierra el libro y adormece los párpados,
    es sed de barcos,
    de bocas deliciosas.
    Es hambre de islas lejanísimas.


    Filología
    He amado las palabras con mi hambre más honda,
    sentí su piel de musgo muy cerca de mis labios,
    su ceniza y su luz coronando mis dientes,
    diluirse en mi lengua, caer hacia el profundo
    abismo de mi carne. Muy lenta, y torpemente,
    como a aves fugaces, perseguí las palabras.


    A la vuelta, seguiremos viendo volar pájaros y días.
    Bicos con bico de paxaro.

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  11. Y encima nos permitimos el lujo de tener cazadores y racistas.
    Un saludo, te felicito por lo que escribes.

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  12. Pues no voy a ser menos, hoy nada de poesía rural. Hoy rescato ese colibrí de Lorca para que te tortures. Un poema tremendamente erótico, que, por lo que llevo viendo, el erotismo te gusta. Como a mí. Pero este poema es otra cosa.

    Abrazos y recuerdos a Córdoba.


    Gacela primera

    Del amor imprevisto


    Nadie comprendía el perfume
    de la oscura magnolia de tu vientre.
    Nadie sabía que martirizabas
    un colibrí de amor entre los dientes.

    Mil caballitos persas se dormían
    en la plaza con luna de tu frente,
    mientras que yo enlazaba cuatro noches
    tu cintura, enemiga de la nieve.

    Entre yeso y jazmines, tu mirada
    era un pálido ramo de simientes.
    Yo busqué, para darte, por mi pecho
    las letras de marfil que dicen siempre,

    Siempre, siempre: jardín de mi agonía,
    tu cuerpo fugitivo para siempre,
    la sangre de tus venas en mi boca,
    tu boca ya sin luz para mi muerte.

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  13. ¿No son demasiados pájaros? Lo mismo has visto la película de Hitchcock y no te los puedes quitar de la cabeza...
    Menos mal que te vas de vacaciones y volverás como nuevo.
    Buena ida, mejor regreso.
    Y un beso.

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  14. De que sirve la cordura incapaz de disfrutar de la belleza de lo fantástico, del vuelo de un ser que produce sonidos tan armoniosos y movimientos sublimes en el aire, sin dejarte olvidar que el horror, el pánico y el dolor también forman parte de criaturas tan bellas y delicadas. Como la niña en el baño, no le importa porque llueven pájaros, lo disfruta con una encantadora sonrisa.

    Un beso de ensueño.

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