sábado, 27 de diciembre de 2008

Plaza Mayor.

“Esta es la verdadera canción, pensaste, y luego te fuiste diluyendo, despacio, muy despacio, en lo no descifrable”


Un grupo de amigas y amigos sentados en una terraza de la Plaza Mayor.

Es una noche deliciosa, con magnífica temperatura.

Tomamos cerveza, cenamos, despreocupados, charlamos sonrientes después de un día duro de trabajo.

Un hombre, alto, camisa blanca, pantalón negro, con aspecto marroquí, merodea entre los soportales.

Me fijo en él cuando pasa.

Mira con disimulo a los clientes del restaurante.

Me alerto, palpo mi cartera, aviso a mis amigos.

Varias personas, una familia, que estaba unos metros más allá se despide y se va.

El hombre alto se dirige al camarero, este asiente.

El hombre recoge las sobras de comida que han quedado sobre la mesa, las coloca sobre un plato y se va dignamente a una esquina de la plaza.

Al cabo de un rato vuelve, deja el plato, limpio, da las gracias y se va.

Se me cae la cara de vergüenza y sigo cenando mirando al suelo.


“La clave del enigma / en la pregunta misma sin respuesta / que hace nacer la luz de mis pupilas ciegas.”

* (en azul, fragmentos de José Ángel Valente)



16 comentarios :

  1. Triste realidad del dia a dia, su odisea desde que embarco hasta llegar a este denominado primer mundo y aún siendo para muchos de nosotros triste es mejor que el que tenia, del que huyó.


    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Te leo y también a mi se me cae la cara de vergüenza.
    Y es que hay vergonzosas meteduras de pata.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. Impresionante...
    Un texto real, cómo la vida misma, perfectamente narrado en el que nos has hecho sentirnos observadores humillados.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Es increíble de dignidad de algunas personas. Esa cualidad no tiene que ver con el dinero, va más allá. Además de sentir cierta culpa, me alegra y produce envidia sana.
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Da verguenza.
    La vida es injusta y nosotros somos los jueces...y no hacemos gran cosa por ellos.
    Beso

    ResponderEliminar
  6. Pedro Glup, las citas escogidas enmarcan perfectamente el retrato que haces con palabras. En él estamos pintados muchos... Y "la verdadera canción es otra", por eso miramos al suelo, nos diluímos... y "la clave del enigma" es una pregunta de compleja respuesta ¿Por qué tenemos tanto miedo? Pero de las preguntas brota siempre alguna luz.
    Otra uva destilada irá por ti( las otras once están comprometidas)

    ResponderEliminar
  7. Cómo te comprendo, Pedro, qué rabia me da que a veces, pasen por mi mente como un relámpago, esos prejucios por el aspecto o condición de las personas.
    Y sobre todo, me entristece enormemente pensando que podría ser mi hijo, que dicho sea de paso, a veces tiene unas pintas..., y sin embargo, es una persona incapaz de hacer daño a nadie y totalmente en contra de la violencia de cualquier género.
    Besos.

    ResponderEliminar
  8. Todos hemos pasado por esto alguna vez. La vergüenza de sospechar de un inocente o la impotencia de haber sido confiado. Cómo decía Heráclito de Éfeso: La auténtica naturaleza de las cosas suele estar oculta
    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Para mi vergüenza, lo he contado tal cual.

    Montxu, sí, hay realidades tristísimas.
    Pero queda la dignidad.
    Ay.
    Un saludo.

    ybris, reconocerlo es el primer paso del arrepentimiento y posterior propósito de la enmienda.
    Abrazos.

    Es que es real Anónimo.
    Prejuicios. Sin paliativos.
    Y cuando te caes del caballo se te queda una cara de tonto…
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. a-escena, la dignidad es la riqueza de los pobres.
    Estamos en un mundo con los valores revueltos.
    En fin, poco a poco confiemos en cambiarlo (a mejor)
    Besos.

    ResponderEliminar
  11. Arantza G., cierto, hacemos poco.
    También cierto que la vida es injusta
    Beso

    ResponderEliminar
  12. Gracias por la (buena) uva Shandy me la tomaré a tu salud.
    Tenemos tanto miedo porque…ni idea, pero lo tenemos.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  13. irene, reconocerlos nos hace ir cambiándolos.
    Mientras no pase mucho tiempo entre una cosa y la otra.
    Si tu hijo es tan majo como tú debe ser un gran chaval.
    Besos.

    ResponderEliminar
  14. gaia07, hoy ya he contado demasiadas de mis miserias (y eso con lo reservado que soy es mucho).
    Heráclito tenía rayos X en la mirada.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  15. Observaste y rectificaste, no hay vergüenza en eso. Por desgracia, nos acostumbran demasiado pronto a prejuiciar.
    Bonito post (un tanto navideño ;> )
    Siempre besos.

    ResponderEliminar
  16. gloria, cuando me pongo, me pongo.
    Y no sigo que al final me buscaré alguna disculpa.
    Y no.
    Besos con gorro de Papa Noel.

    ResponderEliminar

Gracias por venir

Mi foto
Bilbao, Euskadi
pedromg@gmail.com