martes, 19 de agosto de 2008

Lo vi ayer

Los hijos del guarda me persiguen,
mis ojos no distinguen las sombras del día o de la noche,
deambulo dentro de mí misma huyendo del camino.
Mi hambre es de nomadismo.

Julia Otxoa.


Al cruzar por un paso de peatones el hombre tropieza y cae de bruces al suelo. Queda inmóvil en el centro de la carretera. Alrededor se arremolinan los curiosos. El conductor del primer coche detenido ante el semáforo se apea, mira el cuerpo –ni siquiera le he tocado-, sube y se va a toda velocidad. Un viandante trata de incorporar al caído, al hacerlo ve que sangra copiosamente por la cara, que tiene los ojos cerrados. Alguien llama a la policía. Los coches pasan a uno y otro lado del accidentado, a escasos centímetros, un niño ríe, su madre le recrimina con dulzura, los curiosos aumentan. Llega una ambulancia, se lleva al herido y todo vuelve a la normalidad.

(Lo vi ayer)

6 comentarios :

  1. Se ve a veces.
    Extraña normalidad la nuestra.
    Menos mal que siempre queda algún anormal.

    Abrazos.

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  2. Ya me lo decía mi madre ya... lo peor es insensibilizarse, deshumanizarse por completo, y a base de normalizar torturas, masacres, guerras e imágenes de niños muriendo de inanición hemos llegado a este punto... este asqueroso y terrible punto.

    Te echaba de menos, pedrín.

    Besitos de que lluevo que no.

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  3. Pedro,
    ¿qué sería de mí, sin los ojos y sin la distancia?
    Una ola pa usted.

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  4. ybris, cada día me siento más así (anormal)
    Por suerte.
    Abrazos.

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  5. Gracias por la ola Sra. Xoc
    (Pero estoy hundido, remojado)

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