El personaje G (5)

Enseguida su pecho empezó a jadear rápidamente. La lengua toda entera le salió por completo fuera de la boca; sus ojos, girando, palidecían como dos globos de lámpara que se apagan; se la creería ya muerta, si no fuera por la tremenda aceleración de sus costillas, sacudidas por un jadeo furioso, como si el alma diera botes para despegarse. Felicidad se arrodilló ante el crucifijo y el farmacéutico incluso dobló un poco las corvas, mientras que el señor Canivet miraba vagamente hacia la plaza. (Gustave Flaubert - Madame Bovary)

El personaje G es asequible, coloquial, incluso amable, puedes tocar su puerta a cualquier hora del día o de la noche, siempre responde. No hay garantías sobre lo que responda pero no os dejéis engañar por las palabras, a veces esconden inquietantes paisajes de mundos reales, desiertos poblados de sables, estadios vacíos, jardines ocultos por la nieve, montes tan altos que llegan al otro lado y cielos tan bajos que puedes tropezarte con un ángel por los pasillos de las nubes. También podéis encontrarle comiendo arroz en un restaurante chino de la Sexta Avenida, en el Fucsia de la rue Richelieu (magnífica relación calidad precio), en el mercado de hombres libres o en la calle de la Desesperación. Acepta limosnas de besos y abrazos nocturnos. Rechaza consejos aunque sean malintencionados. Ya no muerde, en cualquier caso está vacunado. Si no te da la mano no es el personaje G. Qué cosas.

Poncho Sanchez

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