jueves, 30 de noviembre de 2017

Aigee E en el pozo.




Aigee E está sentado en la oscuridad de un pozo escavado al lado de un escaramujo*.

Grita y nadie le socorre, sus lamentos se pierden en la tierra desierta.

Para no desesperarse imagina el tacto de las uvas, dibuja en el aire caprichosos veleros al viento, ve con nitidez aletas de peces misteriosos que surcan aguas turbias y llegan hasta él.

A su lado se acurruca el perro que adivina el porvenir, el que lee las escasas estrellas que se ven desde el fondo. El perro tiene entre las fauces un pájaro amarillo.

El cuerpo dolorido de Aigee E está ahí abajo pero su alma vuela entre las enredaderas y las flores que languidecen sin luz.

Recuerda a la chica rubia, cuando se amaron a tientas, sin saberse, imaginando el goce del otro, sabanas desnudas para sus cuerpos desnudos. Ella tenía los ojos cerrados y se dejaba hacer, él palpitaba, torpe, ansioso, mitad animal que brama, mitad chiquillo que busca sustento en la pleamar. Se tocaban, se trepaban, emocionados, se llamaban con palabras infantiles, con osadas exploraciones en sus almas. Los dos gemían y la bisagra de la noche ondulaba entre el ayer y el mañana.

Entonces sonó una guitarra y entraron los hermanos, barbudos y furiosos, gritando. Le golpearon y le tiraron al pozo. Ahí pena y llora. Nadie le escucha, solo el perro que adivina el porvenir y ahora duerme.

¿Podrá salir?


• Escaramujo, rosal silvestre, gavanzo, galabardera, mosqueta silvestre, zarzaperruna, tapaculo, rosal perruno, zarzarrosa, agavanzo

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Aigee E, una aclaración.


John R. Neill. The Wizard Blew a Bubble Around Santa Claus, The Road to Oz. 1909.


“Las redes sociales”, blogs, FB, eso, son una reunión de ombligos. Todos, de mayor o menor diámetro, tenemos uno. Como el gusto. El gusto es mío. A quién no le gusta la poesía china, la música, la caligrafía, le gusta su perro, su gato e incluso, a veces, su pareja. Más de dos no es pareja es multitud. La cuestión es dejar aquí un yo con Photoshop, con figura de atleta, mejillas afiladas y esa mirada entre turbia y seductora. Es decir No, es decir maquillar el bostezo, matizar lo que puede ser aunque no sea. Muy bueno lo tuyo, cari. Muchos se preguntan qué hacen aquí y van y vienen con inconstante constancia, una contradicción, un lio, un a mí qué cuentas, pero vuelven. A lo que iba/íbamos, Aigee E es el producto de una afición, inventar otro que cargue con las culpas, con lo soñado, con las mentiras, con alguna verdad que otra, con pasaba por aquí y ya que estamos se lo cuento. Total, que usted no es estas cosas y eso está bien, o mal, o algo, lo del ombligo, su diámetro, que el suyo es diametralmente opuesto al mío y así pasa lo que pasa, que usted canta y no le escucho, que yo escribo y usted no lee. Nada que no ocurra en el mundo real, que ni dios dice ya buenos días, ni pase usted buen hombre, nada, cada uno a lo suyo, que no es lo nuestro. Con Aigee E intento una ingenua poesía, solo eso, qué cosas, con la que está cayendo, el frío, el invierno, poesía de los pobres de expresión, otro Parker, esto es lo que doy, hasta aquí llegó la riada del 83, antes, ¿a quién se le ocurre? Lo decía no sé quién: “escribo porque me quiero”.      

martes, 28 de noviembre de 2017

Aigee E (3)





Aigee E camina por un bosque de palabras. No sabe con cual se desayunará. Ciclogénesis le gusta pero aún no se decide. Mientras tanto canta my way y se queda tan a gusto sentado en el muelle de la bahía de Cádiz. El final se acerca ya/lo esperare serenamente/ ya ves que yo he sido así/te lo diré sinceramente / viví la inmensidad/sin conocer jamás fronteras /jugué sin descansar y /a mi manera.  A su lado Sinatra es un aprendiz de dicción.

Si sale así, sale así. No sé quién es Aigee E ni la concupiscencia, soy ajeno a centauros hermafroditas y a manzanas con curvas femeninas. Ser otro es una constante en el que escribe. Aburrirse es un problema en un blog/muro que exige continuidad. ¿Me la exige?, ¿quién? Vamos a ver si Aigee E suple a Parker o sí hay que buscar nuevos personajes, nuevas emociones, cambiar. Hay lunes que no está uno para nada (ya, ya sé que es martes).


lunes, 27 de noviembre de 2017

Aigee E (2)


Aigee E habla, también, en suajili, lo escribe, es igual, no le entienden, por méritos y por propia voluntad, un hombre descarriado, irreverente, que cambia las huellas y los signos, que no quiere reconocerse en un padre ausente, un símbolo de lo que no es, de un tiempo cerrado al goce, también al dolor, una aséptica mirada a un territorio extranjero, un contraste entre el entusiasmo ajeno y la indiferencia propia, una prueba del estertor de lo bello, del destierro, de cómo suplir una idea por otra. Se ríe después de haber llorado tanto, cumplidos los plazos, la transferencia, el ser íntimo, cambiar la pasión del cuerpo por la del alma. Zum. Bum. Rumh. Bah.



domingo, 26 de noviembre de 2017

Aigee E (1)


Aigee E camina descalzo sobre el borde del orbe. Hubo un tiempo en el que entraba a cualquier estímulo, lejos, cerca, nada. Escuchaba A -lo que él pensaba que era A- e iba, escuchaba Verde y contestaba Azul. Hoy se ha dado cuenta que tras la huida de E es el más anciano de la tribu. Ugh. Comienza un agobiante ejercicio de supervivencia, un trabajo absurdo de ladrillos y zanjas, de él más y miedo a lo que vendrá sin saber si desde la mecedora el futuro puede verse con claridad. Ahí va.


sábado, 25 de noviembre de 2017

La vida del artista.



Que es dura la vida del artista lo sabía, pero no sabía que tanto.

No sé si les he contado que me llamaron para rodar un corto. Después de agotadoras sesiones en difíciles condiciones medioambientales, de madrugones crueles, de ataques de perros furiosos y amos aún más, de zambullidas en las gélidas aguas del Cantábrico, resulta que no ha servido para nada.

El director del proyecto avanzó las líneas generales del videoclip al mánager del grupo pop. Le pareció magnífico, novedoso, excitante. Al indicarle que la canción hablaba de Satán se sorprendió. No, no, la canción que queremos promocionar es la cuatro, la que habla de carreras de coches blancos por carreteras sin fin, dijo. Alguien se había confundido al enviarla. 

Es decir que todo el material no sirve para nada, qué dónde encuentro un coche blanco y una carretera sin peaje,  que no tengo carnet de conducir y no puedo seguir haciendo el papel.

Me dicen que no me preocupe, que la vida del artista es dura, que ya saldrán otros proyectos, que tengo madera, quieren consolarme.

Había dejado mi trabajo, mi familia, vivo en una caravana, me he cortado el pelo, me he dejado bigote, tengo un gato, deudas y ahora ¿qué?

Se ofrece actor en paro para bodas, comuniones y bautizos, hago de todo, canto, bailo, recito, puedo escribir cartas de amor para alexitímicos esquizoides, para  ermitaños, para damas con afasia, con temperatura elevada, con deseos inconfesables, puedo amar entre horas y a deshoras, soy volatinero y saltimbanqui, como.

Razón: aquí.

Abstenerse curiosos, caritativos y candorosas damas de ropero.


viernes, 24 de noviembre de 2017

¿Ves algo?



Desconocida, que me pongo a escribirte y por una vena me sale la  sangre azul y surrealista y tampoco es cosa de ponerse ahora a peinar ovejas o rinocerontes. No te conozco  y me doy cuenta de lo difícil que es intentar hablar (te) desde otro plano que no sea este plano y doy vueltas al objeto que es la escritura intentando encontrar un resquicio por el que te diga manzana y tú leas manzana. Esto, que parece sencillo, es muy complejo, no sabes cuánto. Los textos que aquí dejo  son humildes, prístinos, pero hay quién los lee como a través de un dodecaedro. Así, según quién, lo ve amarillo, verde, cianuro o clavicordio. Otros no ven absolutamente nada. Siempre hay quién nunca ve nada. Tú ¿ves algo?

jueves, 23 de noviembre de 2017

De precipicio.


Llevaban juntos muchos años. A los dos les parecían demasiados. Su hijo se había ido meses atrás. Era una soledad compartida, de precipicio.

Entre semana hablaban poco, llegaban demasiado cansados de sus trabajos. Cenaban cada uno por su lado. Dormían juntos, sin tocarse, en los extremos de la cama.

Algunos sábados se amaban en la postura doce, a veces en la veinte. Era grato a pesar de la rutina. Conocían sus cuerpos y el deseo.

Los domingos por la mañana salían a buscar oxígeno y silencio. Caminaban por caminos embarrados, entre bosques, por senderos con helechos y musgo en las piedras, por el borde de montañas no demasiado altas. Por las tardes veían la televisión, una en la sala, otro en la cocina.

La fiesta caía en viernes. Demasiados días juntos. Se miraron. Hablaron. Un reproche llevó a otro. Levantaron la voz. Cuando se abrió la puerta del rencor fue imposible cerrarla. Se atropellaban. En sus ojos había primero rabia, luego odio, una violencia que pugnaban por contener, agitaban los brazos, uno frente a otro. Él apretó los puños. Ella no lloró. Se dijeron cosas que habían estado calladas mucho tiempo. Quizás el silencio anterior era preferible.

Se encerraron en dos cuartos diferentes, en dos mundos diferentes, en sus propia razones, los dos tenían su propia verdad.

Hoy ella no ha vuelto a casa y él está preocupado.
Han pasado dos días y ella sigue sin volver.



Esta es una historia vulgar que termina como terminan las historias vulgares.
Pero no voy a ponerle un fin, la escribo yo y la sigo o termino como quiero.
Si alguien la lee que cambie el principio o el final a su gusto. 

Los Cien Mil Hijos de San Luis


Los Cien Mil Hijos de San Luis

Antecedentes
En 1814, luego de su liberación por parte de Napoleón Bonaparte, Fernando VII restauró en España el sistema absolutista, persiguiendo a los liberales, que pretendían que siguiera vigente la Constitución de 1812, que basaba la soberanía en la Nación y dividía los poderes del estado, reconociendo al pueblo, verdadero asiento del poder, la vigencia de sus derechos naturales. Esta situación cambió el 10 de abril de 1820, cuando Fernando VII luego de una serie de sublevaciones, que comenzaron con el pronunciamiento de Riego, debió jurar la Constitución de 1812.
Durante los tres años que siguieron, se suprimieron los señoríos, los mayorazgos y la Inquisición, aunque el rey solo esperaba la oportunidad de volver a imponer a su poder absoluto, conspirando secretamente, mientras tanto.
Los Cien Mil Hijos de San Luis
Es la denominación que recibió el ejército francés, liderado por el duque de Angulema, descendiente de quien sería Carlos X de Francia, como parte de la misión de la Santa Alianza de restaurar las monarquías absolutas en Europa, ante el pedido del zar de Rusia, que sintió que lo sucedido en España era una agresión contra sus ideologías. En el congreso de Verona, reunido en octubre de 1822, los miembros de la Santa Alianza aprobaron la invasión francesa a España.
El nombre del ejército respondía a que este grupo armado de alrededor de cien mil personas, irrumpiría en territorio español, invocando la protección de San Luis, con el fin de restaurar el Antiguo Régimen, según lo expresara, Luis XVIIIprimo de Fernando VII, en su discurso pronunciado el 28 de enero de 1823, al abrirse las Cámaras.
España era importante para Francia por sus vínculos, no sólo políticos, sino también comerciales, y por la necesidad de recuperar los territorios coloniales, que habían logrado, o estaban en vías concretas de emanciparse. El aprovisionamiento de las tropas estuvo a cargo del comerciante Gabriel Ouvrard, que reunió estos soldados (60 % franceses y 40 % españoles) organizados en cuatro cuerpos y uno de reserva. El 7 de abril de 1823, entraron en España, como ya dijimos, con el fin de imponer la Monarquía Absoluta, desplazada por el liberalismo, quienes habían tomado el poder desde 1820, gobernando durante el período conocido como “Trienio liberal”.
Las fuerzas liberales se conformaban por las fuerzas del centro, lideradas por el general La Bisbal, que pronto fue vencido, las de Castilla y Asturias, al mando de Morillo, que ni siquiera presentó pelea, y por un ejército de Operación, a cuyo frente estaba el general Ballesteros, que se rindió en Campillo de Arenas el 4 de agosto. El sector del ejército liberal comandado Francisco Espoz y Mina, con alrededor de 20.000 hombres fue el más eficaz. Intentaron repeler a los franceses en Cataluña, pero no contaron con apoyo popular, y los franceses, sin grandes dificultades, tomaron Madrid.
Los liberales, el gobierno y las Cortes, tomaron como rehén a Fernando VII, quien se negaba a acompañarlos alegando razones de salud, y huyeron primero a Sevilla y luego a Cádiz, ciudad que sufrió el asedio de los absolutistas, terminando en un trato que consistió en la entrega de la ciudad y la liberación del monarca a cambio de que éste perdonara y olvidara lo sucedido, y respetara las normas liberales vigentes hasta entonces.
Fernando VII una vez libre no respetó su promesa y abolió todas las leyes que se había comprometido a respetar. Cerraron periódicos y universidades, y el 7 de noviembre de 1823 la Plaza de la Cebada de Madrid, fue escenario de la ejecución de Riego, líder revolucionario. Como consecuencia, el sistema absolutista volvió a imponerse en España hasta la muerte de Fernando VII en 1833, en lo que se conoció como “Década Ominosa”.


miércoles, 22 de noviembre de 2017

El Congreso de Verona.



El Congreso de Verona.

El Congreso de Verona, celebrado el 22 de noviembre de 1822 en Verona, la Cuádruple Alianza así como las potencias que formaban parte de la Santa Alianza, Rusia, Austria y Prusia deciden la reinstauración del absolutismo en España reclamada por el mismo rey, tras el pronunciamiento llevado a cabo por Rafael del Riego que consiguió cercar políticamente a Fernando VII,jurando la Constitución de Cádiziniciando el Trienio Liberal que tuvo un gran efecto en el resto de países europeos.
El 7 de abril de 1823 se produce la invasión de España por parte de los Cien Mil Hijos de San Luis, penetrando con escasa resistencia hasta Cádiz comenzando la Década Absolutista, conocida como la Década Ominosa por los liberales.

Condena de la Santa Alianza.


Los infrascritos plenipotenciarios [...] han convenido en los artículos siguientes:

§  Las altas partes contratantes, plenamente convencidas de que el sistema de gobierno representativo es tan incompatible con el principio monárquico, como la máxima de la soberanía del pueblo es opuesta al principio del derecho divino, se obliga del modo más solemne a emplear todos sus medios y unir todos sus esfuerzos para destruir el sistema de gobierno representativo de cualquier Estado de Europa donde exista y para evitar que se introduzca en los Estados donde no se conoce.
§  Como no puede ponerse en duda que la libertad de imprenta es el medio más eficaz que emplea los pretendidos defensores de los derechos de las naciones, para perjudicar a los de los príncipes, las altas partes contratantes prometen recíprocamente adoptar todas las medidas para suprimirla, no sólo en sus propios Estados, sino también en todos los demás de Europa.
§  Estando persuadidos de que los principios religiosos son los que pueden todavía contribuir más poderosamente a conservar las naciones en el estado de obediencia pasiva que deben a sus príncipes, las altas partes contratantes declaran que su intención es la de sostener cada esté autorizado a poner en ejecución para mantener la autoridad de los príncipes [...]
§  Como la situación actual de España y Portugal reúnen, por desgracia, todas las circunstancias a que hace referencia este tratado, las altas partes contratantes, confiando a la Francia el cargo de destruirlas, le aseguran auxiliarla del modo en que menos pueda comprometerla con sus pueblos y con el pueblo francés, por medio de un subsidio de veinte millones de francos anuales a cada una, desde el día de la ratificación de este tratado, y por todo el tiempo de la guerra [...]
§  Para restablecer en la Península el estado de cosas que existía antes de la revolución de Cádiz [...] las altas partes contratantes se obligan mutuamente a que se expidan las órdenes más terminantes para que se establezca la más perfecta armonía entre las cuatro partes contratantes.


Verona, 22 de noviembre de 1822

Parker y el olvido de lo químico.



Parker sueña y despierta con la angustia de no recordar el rojo níquel, el amarillo cianhídrico, el intangible silicio. ¿Cómo hacía aquellos análisis? Es absurdo, es tan lejano, tiene ya tan poca importancia, pero en el duermevela siente que en mitad de la repentina oscuridad de su cabeza está trazada una fina línea en la que apenas distingue su historia, su pequeña historia, los detalles. Sabe que cuando se levante de la cama y pise el suelo entrará en la realidad pero en ese momento esa es su inquietante realidad. Parker teme entrar en el club de los amigos desmemoriados, con la mirada perdida tratando de recordar qué fue de todo aquello, cómo era. ¿Cuánto queda?  

martes, 21 de noviembre de 2017

Parker y la chica rubia



En el tiempo en el que aún no había teléfonos móviles, Parker se sentía atraído por la chica rubia.

Ella vivía al otro lado de la ciudad, lejos. Una tarde fue a visitarla. Pasearon por un parque, había palomas en el aire, hacía frío. Hablaron de ayer, apenas de ahora, nada de mañana. Pasearon junto a un estanque, había patos, comenzó a llover, suave, sirimiri. Él dijo, mira qué cielo, viene tormenta. Ella dijo, adiós. Pero el coche no arrancaba, empezó a llover más fuerte y ella dijo, ven a casa, tomaremos café.

Lo tomaron y conversaron sobre ahora y sobre luego. Una charla hermosa con cascabeles y gatos de angora deslizándose por la voz melodiosa de la chica rubia. Él le preguntó por qué hablaba tan bajo. Ella respondió que en las paredes había orejas de habitantes de otro tiempo. Él no lo tomó en serio y quiso besarle en el cuello. Ella se sentó en un extremo del sofá y levantó un muro de no, no y no.

El agua golpeaba y golpeaba en los cristales del salón y la casa de Parker estaba más lejos de su recuerdo a cada minuto. La chica rubia se volvía más y más atractiva a cada segundo y en el aire estallaban burbujas de deseo y el silencio se interrumpía por el vuelo de golondrinas lujuriosas. No había aparatos de medición para saber quién de los dos estaba más alterado, más atraído por el otro, la situación y el tiempo.

El escarbó con una uña en el muro del no y un ladrillo cedió. Voy a darte un beso, aviso. Ella bajó los ojos y se humedeció los labios. Se besaron como en una película de Ava Gardner y Clark Gable. El primer beso fue breve. El número quince duró el tiempo suficiente para que ella cortara todas las orejas del pasillo y le invitara a su cama.

Parker se sentía atraído por la chica rubia e hicieron el amor hasta que les dolió el alma, tan dichosos y nuevos que aquel cuarto fue un paraíso y lloraron de felicidad y fuera aún llovía y cuando brillando en la oscuridad fue a buscar su coche no arrancó, claro, y ahora en el asiento de al lado del conductor del camión grúa sonríe tontamente y busca una excusa creíble para justificar su vuelta a casa tan de madrugada.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Parisina


An unknown man and woman. Photographed by Robert Doisneau (1912-1994),


Parisina, te visualizo en una celda de lujo, incomunicada con el vecino Antoine, con los vecinos en general, con los ciudadanos de París sin orejas, con cascos, de todos los colores, en bicicleta, cabeza abajo, serios y concentrados en su mismidad, eso. Sigo visualizándote y se me pone la frente escarlata fruición por todo lo que copias, conoces, contrastas, descubres, imaginas, de fuera, de dentro, una artista like you. Que eres –imagino- una fuerza imparable y envidia me da saberte por esas calles que me recuerdan a las que veía en las películas de la segunda guerra mundial, la torre Eiffel al fondo, que cuando fui a Berlín por primera vez pensaba que las casas estarían derruidas y negras, con cascotes por las calles, y no, Berlín reluce, que es lo que tiene llegar a una edad, que recuerdas mejor lo que era que lo que es, ahora, demasiadas responsabilidades, o una, que lo que quiero es olvidarme de la escritura, de la informática, de la mística y estar tumbado en la playa de Langosteira,  leyendo los tres millones de libros que me faltan por leer,  escribiendo los míos,  nadando hasta el horizonte,  subiendo al Pindo para saber lo que hay al otro lado, siempre hay otro lado, otros valles, los edificios son diferentes, las personas son diferentes pero, ay, por dentro son muy parecidas, los mismos miedos, anhelos, sueños, ilusiones, ser, querer ser, o no, que también hay muchos que no saben dónde van, tú sí, parisina a la que no conozco, por esas calles llenas de nadie, de momento, hasta que traces una línea desde dónde estás hasta dónde llegarás y ese será tu camino, nadie puede andarlo por ti, como mucho a tu lado, disfrutando  tu alegría, que sé que me miras con una cara entre seria y chungona y vacilas y me llenas de risas cuando te llamo, medio en secreto, que no te conozco y sí, que puedes ser una gallina o la portera de la casa de Cortázar, una bailarina de Pigalle o una estudiante de Erasmus en prácticas de seductora de confiados redactores de páginas web, soul, blue, thing, think, cool, be, end, clock, esta es la carta que no puedo escribirte, amanuense de símbolos eróticos, corrector de estímulos, hay que ver, que te desconozco y te conozco. Más o menos.  

domingo, 19 de noviembre de 2017

Agropecuario



Como no podía ser de otra manera, el mundo de la noche está poblado de personajes oscuros.

A veces ocurre que hablas, al borde del corazón del alcohol y alguno se ilumina y dice lo que nunca dice.

Aun así,  para cuando te das cuenta, amanece en la barra de un bar de esta ciudad con viento sur, llena de amantes que no aman, de individuos con cangrejos en la cabeza, con karramarros en el alma, personajes tan oscuros que son invisibles.

Me aburro.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Medio millón.




Asustado, acosado por mis fantasmas, perdido en mitad de un bosque de palabras, con ni sé cuántas páginas visitadas,  un exceso, un honor, un placer, una recompensa, muchas veces, aquí, un número redondo, bola de nieve que empezó a rodar hace tanto, goteo desde el 1 (uno), tan enriquecedor, tan compartido, tan grato, intercambio de emociones, conocimientos, sentimientos, sueños, pesadillas, crisis, traumas, recuerdos, imaginación, lo que es, lo que nunca ha sido, lo que puede que sea, cuentos, casi poemas, historias para dormir, para no dormir, para creer, para olvidarse de todo y zarpar desde un puerto entre la niebla, lluvia y sol, lágrimas, muchas risas, celos, ternura, cariño, envidia, comprensión, miradas detrás de la cortina, nombres propios, anónimos, compañeros, amistad, amor creciendo, admiración por lo descubierto en tantas páginas que han enriquecido esta, tanto arte de tantos artistas, pero, la fama, amigos, me asedian, me siguen, escudriñan mi vida íntima, quieren entrevistas, mis puntos de vista (no saben que tengo  un acusado estrabismo), me revisan la basura, el buzón, interrogan al cartero, al notario del primero, no puedo salir a la calle, siempre tengo dos fotógrafos en la puerta de casa, mis amantes se buscan otro (s), mis novias me dejan aburridas de los paparazzi, mis amigos me detestan, me huyen, dicen que la fama se me ha subido a la cabeza (donde tengo el cangrejo), que me he vuelto un creído (un ateo como yo), que no pago una ronda en los bares, que escribir así es de moñas (quizás lo soy un poco, pero por si acaso les he partido la boca a dos), que me he tenido que ir al pueblo (ese que no tengo), lejos de los focos, a escribir en calma (si aquí saben que soy poeta me tiran al río), por eso estoy aburrido, ¿entendéis?, necesito calmarme, pensar, crear, rimar, imaginar, los artistas necesitamos paz, aun así, ayer, paseando por los campos de trigo me seguía el corresponsal del País con un fotógrafo zurdo (le rompí la cámara a cantazos), pero pensando, pensando…estoy convencido, dejo la literatura y me dedico a la magia del cine.


viernes, 17 de noviembre de 2017

Antes es ahora



La vida es hacer lo que no se debe, desaprender, sorprender (te), matar la rutina.

Soy un hombre de una edad, es decir que estoy vivo.

Escribo como forma de expresión, de comunicación, de acercamiento a los otros.

Antes componía collages, dibujaba, cantaba, corría, antes hacía muchas cosas.

Pero resulta que ahora  también es antes y luego es ahora y me estoy dedicando a la disfrutar de los días.

Sigo vivo, sin rutina, alegre, ilusionado con un proyecto, seguir así.

Antes es ahora y tú y yo estamos vivos.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Que aproveche




Un día cualquiera, un día más, enseguida viene el fin de semana, el sábado iré, el domingo voy a, suena el teléfono a la noche, algo pasa, mi madre se está muriendo, Pedro, cómo hiciste tú lo del entierro y eso, mis condolencias, mi apoyo, mi disposición para lo que necesite, las conversaciones después de tomar unos vinos, la lengua suelta, las confidencias, los secretos, lo que no se dice, aquí y allí hablamos de lo mismo, en castellano, en inglés, en francés, sentimos lo mismo, queremos lo mismo, gozamos y sufrimos con lo mismo, me han despedido, me llamaron a media mañana y fuera, llevaba quince años, ¿qué hago ahora?, agobio del trabajo, maldición y necesidad, estar alerta, la lucha por las horas en zigzag, cremallera arriba y abajo, el rostro marchitado, su belleza, aún, con surcos bajos los ojos, deshojados, soy feligrés embozado en un descansillo de su escalera, flor y fruto de una adolescencia herida, un tic-tac, la huida, un sobretodo antiguo, de cuadros, me daba vergüenza que me viera, el placer de la ternura, sus manos detenidas en el aire quieto, la marea, un pájaro, el sauce que cortó por las raíces que hacían peligrar los cimientos de su casa, ya sabes, orgasmo es una palabra antigua, y hormonas, cuchillo de su voz diciendo no, sí era la balsa de Medusa y comernos los unos a los otros, el estío reverbera, cuento cuántos, me quedan, no es broma, lo sabes, Mozart, poemas azules en la aurora, un día deslomado, una pregunta inquieta, el zinc del laboratorio aquel, amoroso rumor en las manos de mi madre, un jinete cabalgando la nostalgia, pronúncialo en italiano, un desliz infantil, el oprobio en público, mi impotencia de niño asustado, resentimiento, el suelo de mármol de una iglesia del Trastévere, un guerrero de bronce, un alfil caído, respeto, la poesía tatuada en este gesto de escribir en la penumbra, escondido, este soy, esta es la llave, librería frente a Notre Dame,  habitación de un hotel en Manhattan,   el bisturí sobre su piel  hermosa márcame, soy tuyaque lo sepan, el águila del sexo, las barreras, buscar al ensimismado médico y golpearle, sin motivo aparente, por sorpresa, en mitad de la calle, toma, toma, dos bofetadas y seguir caminando tan tranquilo, baldosa sí, baldosa no,  variedad métrica, ramillete de versos de mi barrio, repertorio de voces, granizo, caverna, crepúsculo, horror, clítoris, niebla en la lengua, palabras para gustarlas, para chuparlas, para saberlas, el juez en el follaje, la dádiva de su cuerpo enjuto, sometido, haz de mí lo que quieras, ardíamos, desde sus caderas esquivas a mi torso de nadador reciclado, nos quitamos la ropa y fuimos uno, dos, tres, envejecimos amándonos como fieras, mordiéndonos las ganas, los muslos, aureola de mis poemas ocultos detrás de libros de Jung, los santos inocentes repartiendo zapatos a los cojos, este sí, este no, me sobran dos de pie izquierdo, entre algodones la señal de su tragedia o el aplauso, Lucifer entrando en el mar, cronología de nada, hoy, que aproveche.    

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Más o menos después de.

Auguste Toulmouche (1829-1890).

Pues nada relájate que, sí, de tanto encogerte por frío y recuerdos malos te vas a absorber por el ombligo y te vas a dar vuelta, una madeja de mujer, un recuerdo de la chica que reía con la cara iluminada, de la señora estupenda hacia la que se volvían todas las miradas playeras, con burka o bikini, con sombrero o con el pelo al viento de no saber que estamos de paso, que la tensión se sube a la cabeza y lo mismo se te va el santo al cielo y esto es un infierno imposible de salir sin guía o báculo, sin mapa o miguitas dejadas por el último caminante del bosque en que se convierten los pensamientos negros, esos que te muerden algunas noches cuando dejas en la balanza que dos horas gozosas no compensan semanas de espera de no saber qué, o quién, si ya todo está dicho, escrito y ni te imaginabas que de una llamada iban a salir tantos problemas, ese agobio de un macho en celo, que no celoso, que te requiebra y quiere prender la hoguera mientras tú aplicas extintores de sentido común y calma, mordiéndote los hígados, él lo sabe, pero tú en tu puesto, digna como abadesa de un monasterio burgalés, estoica como una santa Teresa del Niño Jesús, señora como la que más, estaríamos buenos si nos dejásemos llevar por nuestros más bajos instintos, quiá, prudencia y serenidad, cilicios y codos en el pecho del bailarín, distancia y alambres de espinos si hace falta, que no lo hará, pero por si acaso, el amor en un pedestal, la amistad en una urna, vosotros tonteando como chiquillos sin saber dónde os lleva, él con su santa y tú, ahora, dentro de un rato, a misa de siete.

martes, 14 de noviembre de 2017

Más o menos antes de.



Bella de los bosques desarbolados, emperatriz de la estepa del sentimiento, mire usted, vacíe los prejuicios que sobre mí tiene como si fuese un crustáceo al que se come los adentros, una langosta sabrosa que fue y ya no es. Míreme, doña, como a un hombre al que conociste hace ya y al que la vida, como a todos, transformó en este que es. Es decir que somos y no somos, que fuimos y somos, los mismos pero otros. Y no quiero enviarte un revoltijo de sí pero no, sino de esto es lo que es, o algo así. Ya no sé cómo, si tú estabas asomada a estribor del barco o si  lo embarranqué a propósito en algún arenal costero, sé que naufragamos. Aquí estamos, confundidos, en la isla de desearnos con miedo, de sentir los gritos del alma, de la carne, de querernos comer y no atrevernos. Puede ser que nos falten bendiciones, normas, reglas, consentimiento moral, el libro que diga esto sí, que permita, el visto bueno de quién no puede darlo. Puede ser que nos sobren ganas, de principiantes, de ávidos vigías del placer, que pensemos, pienses, que algo tan dulce deber ser malo por fuerza. Algo nos grita y nos impulsa, un diablo nos tienta, nos tienta mucho, nos hablamos en susurros y el día comienza, aún no ha amanecido, con promesas que esto es lo que tenemos, la vida, las obligaciones, los secretos, este hilo tan frágil, tan fuerte, un bramante que no podemos cortar aunque no nos convengamos, seamos amigos, primos o habitantes del país de todas las ilusiones. Yo qué sé, sé que este beso atraviesa las marismas gaditanas,  se posa en tu frente y busca tu boca, aunque la escondas. Ay, cuando seas tú y busques la mía, desvergonzada,  tú, dueña de tus deseos y de satisfacerlos,  yo, ¿qué pasa?, ¡bésame!   
Más o menos, antes de

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