sábado, 30 de septiembre de 2017

Les juro que no lo puedo quitar

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Esta señora salió de repente en la página, aparición, sorpresa, buá. En serio. Quiero quitarla y nada. Se lo juro. Misterios de la informática, de la programación, del html, yo qué sé. Mañana será otro día

viernes, 29 de septiembre de 2017

Pesadillas a finales de septiembre


Llegan los sueños como mastines, fieros, negros. Me muerden los muslos de la ansiedad. Caigo por abismos sin fondo, me despierto. Me persiguen hordas de hombres oscuros, mal encarados, me despierto. Estoy en mitad de un desierto, angustiado, me despierto. Miles de ojos me miran, siguen cada uno de mis pasos, me despierto. Me afano, ansioso, sobre Ella, sin llegar a nada, me despierto. Vuelven aquellos a quién amé y amo y no están, hablo con ellos, es tan real, lloro y me despierto. Ay.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Neutrinos y éxtasis.



Qué revuelo, parece ser que los neutrinos viajan más deprisa que los fotones aunque Einstein no está de acuerdo y proclame que todo es relativo, lo que es relativo a uno mismo puede confundirse con egoísmo aunque seas desprendido y audaz, por eso quiero recordar con intermitencias ese momento, esa frase, nos quitamos la ropa, ahora que siento alacranes paseando por la columna vertebral de la nostalgia, salen de la sentina del alma y no me dejan dormir en un descanso de la fiesta, uno más uno nunca es uno, lo digan los físicos del experimento Ópera o el porquero, dejémonos de fatalidades y amarguras, hagan crack los mercados o los mercaderes, con regocijo acabo de enterrar la trascendencia, sí, el espejo y yo sabemos que queda poco del atleta y nada del filósofo, pero ella decía esa frase y me hacía pensar en la vida, olvidar la muerte, resignarme a no tener parecido con Orestes, ser el poeta que canta mientras arden las ciudades y sabemos que el paraíso terrenal está aquí al lado, al otro lado de la valla con grafitis y yonquis acostados, también está el infierno, el cielo es un invento de monjas alucinadas y sumos sacerdotes con espadas y torturas, papel de plata para los chinitos y niños negros con una ranura en la frente, que no, que no, que el firmamento está tan lejos, con liebres, osas y carros, constelaciones para las noches de agosto, lejos de la luminosidad que deja ver lo que deja ver, nada entre tanto todo, que nos quitábamos la ropa, ay amor, y el abrazo hacía arder las cortinas, temblaban las persianas y nosotros, ella y el zahorí, ahogándose en suspiros y dulzura, esforzándose en contradecir al Laboratorio Nacional del Gran Sasso, bajo los Apeninos, por muy rápido que viajen los neutrinos ellos, nosotros, el zahorí y ella, llegaban antes que nadie al éxtasis. 

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Me refiero a agosto, claro




Un mes en el fin de la tierra con los días marcados por círculos rojos, verdes, con las horas vividas  en plenitud, con un inmenso horizonte detrás de la ventana, como un cuadro luminoso, niños que corren por la playa, recolectores de conchas, señoras que pasean por la arena mojada con un pañuelo en la cintura, el agua tan fría, las gaviotas que vuelan hasta las rocas cuando baja la marea, ahí, en el mar quieto.

Cada mañana me levantaba con los sueños resbalando por la nuca, con un revoltijo de lo que pasaba, de lo que no pasaba y de lo que posiblemente pasaba porque no pasaba.  Era tan feliz que no me importaba lo más mínimo.

Ahora sí me importa.

Porque todo pasa, el otoño ha llegado y con eso no contábamos.

Se acabó la fiesta aunque a veces el sol siga como si nada.

Dicen los sabios, los científicos, que la velocidad de los neutrinos puede permitir viajar en el tiempo. No pido mucho ¿podría volver a l (uno) de agosto? (de qué año es lo de menos). Gracias.

martes, 26 de septiembre de 2017

Escuchaba su voz pero ella no estaba.



Escuchaba su voz pero ella no estaba.

Hasta aquí era una ilusión que podía controlar.

Cuando sentí que sus manos se deslizaban por mi pecho abajo, que  me desabrochaba uno a uno los botones del pantalón, me preocupé.

Fui a un espejo, estaba solo pero ella estaba allí.

Me corté una oreja, el lóbulo, metí monedas por mi nariz, busqué afiladas estacas para aliviar brujerías, conjuros, escuché a los Butthole Surfers, el letal borboteo vocal de Gibby Haynes estallando en cada hueso de mi cabeza, la guitarra fanática,  fantástica de Paul Leary una y otra vez hasta llagar mis oídos, preservé mis instintos en el corazón de la fruta, inventé una copulación sobre la indigna mesa de viento, salvé el sudor y los estragos de la unanimidad, marqué mi cuerpo con tatuajes de prosodia y lentitud blanca, allí estaba, ella.

¿Qué podía hacer?, nos casamos.

Y nunca más estuvo, ella.

Soy un pringao.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Rendición.



Esta es una esquina para niñas y niños que juegan hasta las diez, para ancianos paseando por alamedas interminables, sin fuerzas para llegar al portal donde vivían, para mujeres y hombres que dudan en el dintel, miran y se van, ociosos, con barcos de papel entre los dedos, sin recuerdos horizontales, hay una mujer que nunca escuchó un te quiero en la penumbra, hay un hombre que aún no sabe cuánto cuesta ser o no ser y ahí está su problema, otro, los problemas se atropellan y gritan y nadie sale del callejón oscuro, fronterizo, allí donde los cuerpos renuncian a la certeza del nunca, con la cabeza coronada de polvo se entregan al desandar, me pongo una boina y no reconozco otra salida que la rendición. Me rindo y no respiro.  

domingo, 24 de septiembre de 2017

Seductora



Me miraba a los ojos tan cerca que casi podía leer sus pensamientos. 

Mejor no, mejor no leerlos, mejor no saber qué podría esperar aquella mujer de un tipo tan feo como yo, que me había quitado las gafas y apenas distinguía sus facciones, que me sentía embriagado por su turbadora presencia, que no sabía qué hacer con las manos y estaba sudando como un pollo mientras ella seguía con un dedo cada una de las rayas blancas de mi camisa. 

No recordaba cuando había estado antes así, a tan poca distancia de una señora tan femenina, tan estupenda, tan Chanel. 

Me susurraba, apenas podía entender qué decía, adiviné algo así como vamos, chato o no puedo más, rey

Estaba empezando a marearme, aquello no le podía estar pasando a un hombre tan corriente como un servidor. 

Jorge, te deseo, vámonos a la cama –me dijo.

Perdone,  no soy Jorge, me llamo José Antonio –repliqué.

Coño, pero ¿tú no eres ese de la bonoloto, el que ha salido en el periódico? –preguntó.   
  
No, soy electricista y trabajo en la Naval –dije, azorado.

Y se marchó, sin más, sin mirar atrás, dejándome con la camisa empapada, con la frente marchita* con alteraciones en la entrepierna, desorientado, desasistido, acomplejado, desubicado, con la moral por los suelos. **

Fui a casa y me duché con agua fría, más de media hora.

Joder, no somos nada.
 

 *  (…las nieves del tiempo platearon mi sien)

** Tanto que me la pisé.

sábado, 23 de septiembre de 2017

No es bueno dar vueltas a la noria.




El otoño llegará con palabras que aún no conozco, con madrugadas frías y anocheceres de limones.

Busco qué diré de lo que aún no he dicho.

Sigue mi estado de + (traducción: más)

Estoy rompiendo rutinas, una a una, rutinariamente.

Pienso en barcos dando vueltas de aquí para allá, parando en puertos sin aduanas, en ciudades envueltas en niebla embarcan y desembarcan ciudadanos vestidos de blanco, hay un hombre en la proa mirando al infinito, en un camarote de la segunda cubierta dos mujeres hablan de su niñez.

Es extraño saber y no saber, son extraños los días, como si fueran la antesala de algo, alguien escondido detrás de una cortina, oigo voces.

No es bueno dar vueltas a la noria.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Capítulo cien.


Enzo Pellai bookplate. Artist: Valerio Mezzetti.


Capítulo cien. En el que en esta noria se cuenta cómo escribir es no vivir, es decir nada, es decir qué me va usted a contar, que van y vienen los días y aquí no llama nadie (atentos, nada, nadie). Se secan los pozos, se alborotan los vencejos y nos juntamos las viejas glorias para recordar lo que no pasó, aquello que de tanto contarlo lo hemos modificado y al final resulta que ni siquiera somos amigos y paga tú y luego arreglamos. Si te pones así discutiría incluso lo de glorias/gloria, que cuando el tiempo pasa y la soledad está sentada en el sillón del salón comedor donde nadie come terminas hablando con ella, es decir solo, es decir que te contestan las cortinas que, por cierto, necesitan un agua, la verdad. La realidad es la que no veo/vemos, que eso es escribir, no ver la realidad, joder, mírate al espejo, eso/ese (o sea tú) es la realidad, no hay más y ya puedes ponerte como un basilisco (frase antigua) o dar vueltas como un zarandillo (frase aún más antigua) que lo que é, é y por más que intentes recordar es en vano, aquello no fue, tú no fuiste y solo tienes este ahora entre el bostezo y el miedo. Ya, que te está dando bajona, hala, por leerme, a quién se le ocurre (es una pregunta sin signos). Capítulo ciento uno.        

jueves, 21 de septiembre de 2017

O no.



Hay que ser un optimista incorregible o un inconsciente para compartir aquí lo que uno/a escribe. No hay nada que hacer, todos escribimos. Es como lo de la fotografía, todos hacemos fotos. Es como lo de los gustos, todos tenemos el nuestro y se acabó la discusión.

Es curioso, también todos tenemos ombligo, más o menos grande, algunos tienen verdaderas obras de arte de parteras célebres, nudo que nos desligó de dónde venimos pero que no da pistas de hacia dónde vamos. O sí.

Mientras tanto escribimos, lo compartimos, hacemos fotos, las compartimos y tenemos buen gusto. O no.  

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Hoy hace diez años



En primera línea, en las trincheras, hundidos hasta las rodillas en el barro, asomando la cabeza con tiento, sabiendo que somos los siguientes, los de la próxima batalla, temiendo su inminencia, nuestras escasas fuerzas, lo cruel del combate, lo irremediable del desenlace, que estamos vencidos aún antes de comenzar.

Sin embargo ajenos a los pregoneros del miedo, al silbido de las serpientes, en vigilia, con inspiración, airosos, benditos sin bendiciones, con un sombrero de plumas, alegres, brindando al viento, ebrios de vida, saltando con agilidad la arquitectura de los días, traduciendo las sílabas de la risa, eludiendo la geografía de lo complejo, nadando en besos, deslizándonos en abrazos, casi exultantes.

Que nadie sople nuestros faroles, que nadie borre el camino escogido, que las nubes pasajeras no nos impidan ver el rumbo marcado por las estrellas, que nada restrinja nuestro gozo, que nadie nos prohíba la felicidad, los sueños, que nunca el pasado nos siga, furtivo, recordándonos lo que no fue, lo de antes, que el ahora nos colme, nos haga levantar la mirada, que el espejo nos mienta, nos mime, nos ensalce.

Que la inocencia siga en equilibrio, que no perdamos la voz espontánea, la piel erizada, el sentimiento ahogándonos, oprimiéndonos la garganta ante lo bello, lo profundo, lo que nos vuelve el alma del revés, todo aquello que apenas sabemos definir pero que nos hiere de intensidad, de anhelo, que nos toca ahí dentro, en lo más íntimo, allí donde ni siquiera nosotros mismos sabíamos que existía un territorio.

Que no nos falte el deseo como un lobo poderoso, ni el abrazo de nuestros amigos, ni los cantos de sobremesa con una copa de vino en la mano, ni las ganas de pasar las medianoches bajo un cielo negro, nuestro, hablando de caricias y halagos, de amistad, deliciosa conversación del ahora, lo que somos, sin distraernos del objetivo, que no baje el telón de la comedia, que sigan en el destierro los cazadores de dramas.

No queremos sólo esto sino todo, que la brújula señale siempre la primavera, que el crepúsculo no se destiña con la lluvia, que la memoria se serene y amasemos las horas del amor, demorándonos en gemidos y dulzura, que los olores de la niñez no se pierdan, que los ojos de nuestra niñez no se apaguen, que esta hora, que este día de hoy sea único, es el momento de continuar, llorando, luchando, riendo, siendo, viviendo. Os abrazo.

martes, 19 de septiembre de 2017

Ese momento


Bert Hardy


Me gusta ese momento, verte, amor, cuando sales de ti misma, cuando eres  la que eres, la que ríe, feliz, la que cambia hasta la voz, se transfigura, ese momento puntual en el que el mundo se detiene y no hay nada alrededor, el instante mágico, cuando sale la mujer original, el ser humano sin ataduras, sin recuerdos, sin otra cosa que no sea vibrar en la vuelta al principio de todo, descubrir ese yo íntimo. Ese momento…

lunes, 18 de septiembre de 2017

Polígono.



Veamos, que en los polígonos industriales del arte (pobrecito mío) levantas una piedra (presuntamente) literaria y lo mismo aparece un corazón que un zapato, un alacrán o una fila de hormigas, qué más da, una baraja, reparte las cartas que hoy es lunes, aquí no viene nadie y podemos jugar a cerrar puertas o a entornar las ventanas del verano de mil novecientos ochenta y tres, un decir, puede ser un siglo antes, que los armarios están llenos de recuerdos y en mi mente (no solo ahí) se ha montado la revolución, ay aquellas huelgas cortando carreteras, defendiendo el puesto de trabajo, los mercados, la madre que los parió, hambre para todos menos para ellos,  tenerla para siempre, tenerla, siempre, ilusiones de un metalúrgico reconvertido, divertido, entre París y Berlín, besando los cruces de los días, las intercesiones, allí donde eso, ahí en eso, que dicen en lo limítrofe, las afueras, donde no hay citas a ciegas, donde se ama contra la pared, hasta en invierno, soledad del abrazo en el cuarto de máquinas del ascensor, por si las dudas, puertas abiertas al deseo en edición de lujo lujurioso,  que no había que hacer la cama ni disimular las sábanas, solo había ternura y qué sé yo (sí sé, intento despistar), hogar dulce hogar cada vez que escuchamos pasos en el portal porque hoy es lunes, como aquello que cantaba Vinicius de Moraes, tan llena de pudor que vive desnuda, estrategia del fraude, sexo, amor, aquí nos pillábamos y ya, es curioso, ya no forma parte de ningún paisaje, ni de las neuronas perdidas con la ginebra en las rocas de la jaula y alrededores, la edad del soul, del sol, del ritmo azul y no teníamos edad (al contrario que ahora, que nos sobra), erotismo en ná, en tó, todo me ponía (pone), todo me alteraba (como ahora),  mercadillo de los domingos, nadie compra, nadie lee, igual que los martes o los viernes, hoy, aún, por eso es igual, levanta esta piedra escrita a trompicones, mientras Ella se arregla, peina, pinta, da vueltas por la casa, cambia el bolso, me he olvidado las llaves  y vuelta empezar, otra tarde/noche que llegaremos tarde, aunque más vale tarde que nunca, este escrito se junta con el tuyo, y las soledades y, repito, en mi mente se está montando una buena, Bilbao se adorna con contenedores de basura ardiendo en la noche fría, lluviosa, voy a sellar la bonoloto, corto y cierro. ¿Qué?

domingo, 17 de septiembre de 2017

Al menos puedo contarlo.



Dejo aquí cosas que escribo.
Es absurdo, estéril, aunque me libera.

Ayer, por teléfono, me cuentan de la grave enfermedad de una persona amiga.
Me quedo sin palabras.

Por la tarde me tropiezo con A. Me dice que su pareja está fastidiada, que se ha reproducido su mal, que desde agosto está pasando un penoso momento.
Le abrazo, le beso, intento animarla (para animarme), no sé si digo lo que quiere escuchar.

Dejar aquí estas cosas que escribo no tiene demasiado sentido.
O quizás sí, al menos puedo compartirlo.
Ay.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Crebeiros.

"Desde siempre, los pueblos que habitaron los litorales marítimos y oceánicos, sintieron fascinación por los materiales, naturales que las olas van dejando en la línea de la marea.
En la Costa de la Muerte el nombre que reciben estos restos es el de "Crebas".

Pero la fascinación sólo está motivada por el valor económico de lo encontrado. El mar envía a la costa todo cuanto rechaza, sea material contaminante, restos de naufragios o maderas procedentes de los bosques del norte y de las selvas tropicales.

En la búsqueda de ese material, los crebeiros peinan arenales, cavernas y canturrales.

Hoy, los crebeiros son los artistas, que encuentran en ese material una razón para reflexionar sobre la naturaleza humana."




Les invito a conocer el magnifico trabajo de Alejandra Sampedro

viernes, 15 de septiembre de 2017

Escojo vivir.



Algo se ha movido, alguien ha movido las fichas, los días, no reconozco las caras, los gestos, las voces, no sé quién soy ahora, vivir es una incertidumbre en la que  nada es lo que era.

Pero amanece.

Me he vuelto extranjero, extraño, soy otro, todos son otros, no entiendo el lenguaje, el acento, las formas, no hay señales, signos, no encuentro el sentido, el camino, la mano que me guíe.

Me empujan.

Pero ¿qué m`estás contando?

Que no se puede estar en misa y repicando, comer sopas y sorber, estar al plato y a las tajadas, que no se puede dormir y guardar la era, soplar y sorber, que no se puede nadar y guardar la ropa, repicar la campana y llevar al santo o repicar y andar en la procesión.

Es decir que amo, trabajo, gozo, voy, vengo, subo, bajo, vuelvo, río, bebo, como, duermo, no escribo.


Escojo vivir. 

jueves, 14 de septiembre de 2017

Contestador




Es la única manera que tengo de escucharle.
Lo confieso, soy una adicta a su voz en el contestador del teléfono.
Llamo una y otra vez.
No es solo su voz, claro, es Él.
Desde ayer contesta una enfermera.
Debo encontrar una manera de volver a verle.
No sé qué pensaría mi marido si lo supiera.

De mi marido no sé casi nada excepto que no es poeta.
No, no lo es, tiene otras muchas virtudes, pero no es poeta.
Por eso no me comprende, lo que escribo, ni las películas que veo, ni los libros que leo, ni la música que escucho, ni sabe mirar los paisajes detrás y dentro de los paisajes.
Pero me quiere, lo sé, bueno...creo.

La verdad es que ni yo misma me entiendo.
Solo sé que quiero que me bese otra vez.
Él.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Sobre anfibios y otros seres vivos

Huir hacia los márgenes, huir hacia los confines de la vida. 

 El renacuajo Brown es así, como buen  anuro tiene sus branquias externas, aunque  si es preciso desarrolla el opérculo (pues bueno es) y las internaliza, las encierra en el saco (branquial) y lo comunica por el espiráculo (tal cual, sin despeinarse). Todo sea por no estar donde debe estar. 

Esto del deber es algo que no va con su manera de ser, de nadar como los peces, por ondulación lateral,  con su cola, como muchos, como tantos. Es más, cuando el renacuajo Brown alcance su madurez deberá entrar en esa metamorfosis que hará crecer sus patas, en la apoptosis que absorberá su cola (eso tiene que doler). Por eso remolonea, no madura (tampoco me extraña), por eso huye, por eso es herbívoro aunque en la práctica se comporte como omnívoro o incluso, si es preciso, practique el canibalismo (puede llegar a comerse a sí mismo pero esa es ya otra historia).



Ay, esos pipidae sin dentículos, con dos espiráculos.

Ay, los microhylidaes, archaeobatrachia, hyliadess, ranidaes, bufonidaes, renacuajos presumidos que nada quieren saber de nosotros, que hacen ostentación extrema de sus picos queratinizados.

Ay, renacuajos de los caudados que no son propiamente renacuajos, que enseguida se parecen a los adultos, que nacen sin patas pero las desarrollan prontamente (salvo que son más pequeñas, menos pigmentadas),  que ostentan a los lados de la cabeza branquias ramificadas, que suelen ser carnívoros como sus padres y madres, abuelos, abuelas, primos, cuñados, que pueden presentar dos fenotipos distintos en función de las condiciones ecológicas en las que vive, como es el caso del ajolote (un punto filipino) o el particular individuo neotenico de aspecto larval (este sí que). 

Ay, infinita clasificación de Orton.

 (Ajolote)

Seguimos en el charco, el renacuajo Brown y un servidor de ustedes, con absoluto miedo a la apoptosis de cola, temerosos de ajolotes y bufonidaes, espiráculos desproporcionados y sequías involuntarias.

Señor, señor, que dura es nuestra vida húmeda, siempre en permanente huida hacia los márgenes, hacia los confines de la vida.

¿Maduraremos? ¿Algún día seremos ranas? ¿Nos ahogaremos en el fango?

No (pues vaya).


martes, 12 de septiembre de 2017

Final del viaje



Final del viaje, momento de recopilar recuerdos, olores, brisas, el frío de aquel martes, la espera en aeropuertos, el silencio sentado en la butaca de al lado, la maleta azul con una etiqueta rota, las flores sembradas entre nubes.

Las montañas ahí abajo, las cimas rasgaban vientos y todos miraban hacia la puerta, algunos reían, los más lloraban con lágrimas dulces, resignadas, un llanto infantil, purísimo, sus manos buscando el manjar del miedo.

Luego llegó la noche y el aire sonaba en las alas como un arpa de melancolía, apenas recordábamos de dónde veníamos, ni la mirada de los ahogados bajo el mar intuido en un negro infinito, solo flotaba el destino.

Entonces vi al ángel, volaba hacia mi y sonreía, en sus manos llevaba un cetro dorado y la luz me cegó.

Es cierto, pude verlo.

Después el demonio, celoso, nos dio la mano, ignoramos el invierno y seguimos caminando, el cielo era amarillo y todos decían que faltaba poco para llegar.

Final del viaje, la casa dormida, la mesa con frutas, tu cama y esa que está tumbada eres tú, te miras desde el techo mientras los gigantes se esconden, los perros merodean por la alameda y cae una fina lluvia.

lunes, 11 de septiembre de 2017

En la Ría.



Se desliza la Ría con un mecanismo roto y  agua sucia, hay una arrugada sábana blanca en el muelle, hay estupor. 

Ella no quiso vestirse de resignación.

Aún suenan las campanas.

Firmamos la alianza con las incógnitas, conciliamos los pulsos, dejamos señales en el noray exacto, flores, números que suman, miel y frutas rojas. 

Nadie nos habló de esa escalera hacia un territorio oscuro, nadie nos advirtió del húmedo presagio, del rictus, del instinto quebrado, de la fragilidad de la belleza.

Preservamos la intimidad de la madera, la mirada al cielo, la sombra alargada del otoño que viene, la rabia. 

¿Quién puede comprender algo así?

Anochece y en la Ría la pleamar está llegando a la marca de los ahogados.


domingo, 10 de septiembre de 2017

Crisis y cine.


La crisis en la edad adulta,  de Gail Sheehy, leí este libro cuando no tenía ni edad ni ganas de tener crisis.  Desde entonces  me ha interesado conocer las causas, las características de esas teóricas crisis asociadas sobre todo al cambio de década en la edad. La edad. La de los 20, 40, 40 y la de los 50 son peligrosas para algunos. Ahora que estoy casi en la de los 90 me doy cuenta que estar vivo es estar en permanente crisis.



Recuerdo estas cosas viendo “Si fuera fácil” una de esas películas que encuentro de casualidad en mis madrugadas de insomnio. Es larga y no pasará a la historia del cine pero se deja ver porque toca temas y problemas comunes y es interesante, divertida, ácida, bien interpretada por los dos protagonistas y por todos los secundarios, incluso tiene un pequeño papel Graham Parker. Ah, por cierto. la banda sonora es magnífica.



Aporía

Producciones artísticas y culturales Glup presenta hoy:


Aporía

El término aporía (del griego απορíα, dificultad para el paso), a veces escrito como aporima, hace referencia a los razonamientos en los cuales surgen contradicciones o paradojas irresolubles; en tales casos las aporías se presentan como dificultades lógicas casi siempre de índole especulativa. 
Debe observarse que muchas especulaciones que en su momento fueron consideradas aporías, es decir, paradojas irresolubles, luego han sido resueltas merced a los avances cognitivos o a los cambios de paradigma, de cosmovisión o de episteme.

Etimología

La palabra aporía surge en el idioma griego del modo πορον con el significado de algo muy difícil, impracticable; la palabra surge con la partícula negativa o privativa "α" y la palabra πόρος (pasaje). Cuando se efectuaba una pregunta que no poseía respuesta los antiguos filósofos griegos (especialmente los academistas) solían expresar: «πορο»..."no se puede a través de esto" con el significado de "no concibo esto" o "esto no puede ser aclarado". También recibe el nombre de "aporía" la fase de la mayéutica de Sócrates en la cual aparece el "falso saber" para ser develado.
Los sofistas, y la Escuela de Megara recurrieron a las aporías. También se nota su uso, por ejemplo, en Platón, y los estoicos.

Las aporías de Anaxágoras y Demócrito

Si por ejemplo se parte de la definición de la materia como extensa se tiende a arribar a la conclusión de que la materia es divisible ad infinito: por más pequeña que sea la fracción que se obtiene de la división, siendo material es entonces extensa y por esto aún siempre divisible ulteriormente, esta era por ejemplo la tesis de Anaxágoras quien sostenía la teoría de "semillas" infinitas, partículas originarias divisibles al infinito.

Pero si se presupone que la característica fundamental de la materia es la extensión (presupuesto que puede ser una petición de principio) y por ende su divisibilidad ad infinito, se preguntaba Demócrito: ¿cómo es posible que existan objetos finitos? (eso parece antiintuitivo). "Las cosas finitas no pueden derivar del infinito", de ahí la necesidad que tuvo Demócrito en pensar que la materia está compuesta por partículas indivisibles: los átomos ( "
-τομος" significa precísamente in-divisible) .

Aquí, pues, los griegos tenían dos conclusiones: o la infinita divisibilidad de la materia o la no infinita divisibilidad de la materia; esta antinomiaparecía oponerse a todo pensamiento racionalmente válido, la cuestión era entonces una aporía.

A fines de s. XIX e inicios de s.XX se comenzó a encontrar la explicación: los átomos existen, pero están compuestos por partículas subatómicas -por lo que el nombre "átomo" no es tan correcto- y pueden fisionarse transformándose en cuantos de energía. A lo largo del s. XX con el desarrollo de la física cuántica se han venido explicando las antiguas aporías aunque la propia mecánica cuántica parece hacer surgir nuevas aporías que probablemente se resuelvan con nuevas teorías como las de las cuerdas y las branas en el presente siglo XXI.

La aporía socrática

Aporía también es llamada una fase de la mayéutica de Sócrates tendiente a liberar del "conocimiento" falso. "Conocimiento" basado en tener la convicción de ciertas "verdades". El interlocutor de Sócrates, de hecho, frente a la presión del maestro que constantemente le interroga buscando definiciones cada vez más precisas sobre el tema de la discusión, llega al final a la aporía, al callejón sin salida, declarando su incompetencia para dar una respuesta definitiva y precisa. Al final reconoce que su certeza inicial era inexistente.

El uso moderno de la aporía

Hoy en día la aporía significa la imposibilidad de resolver un problema si se comienza a partir de ciertas premisas. Si se desea refutar una teoría precisamente se tiende a demostrar que tal teoría es contradictoria o que genera contradicciones insolubles.

Ejemplos
  • Zenón de Elea, en defensa de las teorías de Parménides, planteó las que en su tiempo eran aporías, por ejemplo la que «demostraba la imposibilidad lógica del movimiento» o la célebre paradoja de Aquiles y la tortuga: Aquiles el más veloz de los hombres nunca podría alcanzar a la lenta tortuga si ésta había partido un momento antes que él ya que a «cada espacio que avanzaba Aquiles, la tortuga siempre estaba un espacio adelantada». Aristóteles intentó una primera refutación al razonamiento zenoneano: para Aristóteles se debe distinguir entre lo infinito en potencia y lo infinito en acto; potencialmente cada segmento es infinitamente divisible, en cambio en acto o "actualmente" cada segmento es divisible y puede ser "actuado". Aunque la refutación aristotélica es genial tiene cierto matiz de hipótesis ad hoc. Ya en el s. XX Henri Bergson considera acertadamente que Zenón ha espacializado al tiempo y ha aplicado al movimiento y al tiempo los conceptos de cosa y ser. Casi coetáneamente a Bergson, Bertrand Russell, demostró que la serie de puntos de una línea son un continuo matemático siendo inexistentes los momentos consecutivos o terceros momentos que se interpongan ad infinito entre un par de momentos dados, tanto Bergson como Russel demuestran, cada cual a su modo, que tal aporía zenoniana se soluciona si se incluye la variable tiempo que era la dimensión que omitía (debido a su paradigma epocal o a su cosmovisión) Zenón de Elea en el s. V a.C.
  • La idea de la nada suele plantear una aporía en cuanto se pueda suponer la «existencia» de algo que por definición no existe.
  • El cosmos en cuanto a sus límites espaciotemporales plantea aporías que en parte se resuelven con la hipótesis del universo autocontenido, hipótesis resolutoria sostenida principalmente por Stephen Hawking (segunda mitad de s.XX e inicios del presente s. XXI). Algo similar ocurre con las teorías creacionistas del Universo: si, como el sentido común ha planteado frecuentemente, el Universo no puede salir de la nada y, por esto, «necesita de un Creador», ¿no necesita por su parte otro Creador el Creador del Universo (y así ad infinitum), ya que nada sale de la nada? (Véase la Paradoja de la omnipotencia).
  • En la ética se encuentran aporías como esta: ¿existe la libertad para no ser libre? La aporía inversa puede observarse en la filosofía deSartre: la necesidad o ananké de los humanos es proyectarse a la libertad y ser libres (comúnmente, si se descarta la dialéctica, la necesidad o ananké se considera como un opuesto a la libertad).
  • Los «viajes en el tiempo» implican paradojas que muchos consideran irresolubles (aporías). De éstas la más conocida es la llamadaparadoja del abuelo. Sin embargo Frank Tipler (a inicios del presente s.XXI) dio una explicación bastante lógica que resolvería a esta aporía: «si alguien viaja al pasado se vuelve parte del pasado por esto no puede cambiar ni el pasado ni el futuro».
  • La paradoja de Russell incumbente en principio a las ciencias matemáticas es, desde el punto de vista filosófico, otro ejemplo de aporía.
  • El concepto realidad virtual supone, según Román Gubern (segunda mitad del s.XX e inicios del s. XXI) en su libro Del bisonte a la realidad virtual, una aporía porque nada puede ser real y virtual al mismo tiempo. Aunque tal planteamiento es falaz ya que lo virtual, ¿acaso no es un subconjunto de la realidad? Como lo ha notado Jacques Lacan no debe confundirse la realidad con lo real.
(De Wikipedia)

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