miércoles, 12 de abril de 2017

El motín en el Bounty, efemérides y otras delicias.


 En el vigésimo séptimo día empezaron los contratiempos. A pesar que tal día como hoy se fundó el imperio Latino de Constantinopla, ella, desnuda, no era Cindy Crawford. Lo peor es que a pesar de las triquiñuelas con la luz, de los triquitraques con mi voz, no conseguí parecerme a James Dean y nuestros cuerpos sobre las sábanas negras eran una burda parodia de siete semanas y media y ni colgando un manifiesto persa junto al crucifijo había quién arreglase aquel remedo de fotografía de principios de siglo, una broma sobre lo que no, por mucho que en 1946 se crease en España el Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas Benéficas.

Mientras el obispo de Badajoz vendía en Sevilla a los indios que Colón había traído en su primer viaje, fue quitarse la falda roja y desaparecer la magia, blanca, negra, la magia, una sensación fraudulenta, mucho más sabiendo que ella no tenía billete de regreso, ticket to ride, es más, era mi invitada, era como la flota rusa fondeando en aguas territoriales francesas, invadiendo, invitada digo, mi cuarto de baño y el salón, mi colección de discos y, lo peor, la biblioteca, vaya lío. 


Un doce de abril de 1945 Harry Truman jura el cargo de presidente de los Estados Unidos. En 1950 Rainiero III, Príncipe de Mónaco, es coronado en Montecarlo. En 1961, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin tiene el honor de ser el primer hombre que sale al espacio y que describe, en 108 minutos, una órbita alrededor de la Tierra. En 1933 nace Monserrat Caballé, en 1947 nace Mari Trini, en 1989 muere Ray Sugar Robinson, hoy toco con mis dedos de musgo su piel blanca a kilómetros de la pasión, una mina de carbón clausurada, sellada, un reloj que se desvanece y cuento las estrías de mis manos, quemo el Bounty de mi invitación para que no, nadie viese sus mástiles desde lejos, para borrar toda huella material del motín de mi cuerpo inapetente, qué culpa tendrá ella de no ser, parecerse a Cindy Crawford, qué culpa tendré yo que no soy James Dean ni lo pretendo y esto solo es la ficción de un martes más (o -) que pasa como brisa suave y para tu tranquilidad te diré que en octubre de 1790, Bligh fue absuelto honorablemente en el consejo de guerra que investigó la pérdida del Bounty. Poco después, publicó una narración de la sublevación, A Narrative of the Mutiny on board His Majesty's Ship "Bounty". De los 10 prisioneros sobrevivientes que finalmente llegaron a casa a pesar de la pérdida del HMS Pandora, cuatro de ellos fueron absueltos gracias al testimonio de Bligh de que no eran rebeldes y que se vieron obligado a quedar en el Bounty por la falta de espacio en el bote; otros dos fueron condenados porque aunque no habían participado en el motín, se mantuvieron al margen y no se resistieron (posteriormente, recibieron el indulto real); uno más fue condenado, pero exculpado por un tecnicismo; los tres restantes fueron condenados y ahorcados. O sea, que no, gatillazo del 12 de abril.



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