sábado, 21 de febrero de 2015

Retrospectacle in New York (1).

VIRGO POTENS

Primero

Oh, Dios mío. Oh, Dios mío. Oh, Dios mío, tened misericordia de mí, pues el enemigo ha conseguido entrar en la ciudadela; cautamente, ha derribado hasta el último bastión, como cera ha fundido toda vigilancia y ha alcanzado mis ojos para asomar sus oriflamas desde ellos. Mi mirada ha conducido sus anzuelos velo. Apoyar la frente enfebrecida es, sedal han sido, segura trayectoria de su reclamo. Oh, Dios mío. Oh, Dios mío, tened misericordia de mí. (
Ana Rosetti)


Francesca Woodman



Con esta pluma, negra, la mano se queda en el aire, flota en silencio, duda, por fin escribe y deja que...

Hermosura en USA, las seis, oscurece, este atardecer es definitivamente romántico, de un romanticismo decadente, antiguo, lo compruebo por esta música a la altura de las ingles, también por mis sentimientos alborotados, por esta propensión a hacer locuras, por pensarlas, por tantas cosas que intentaré contarte. Me he tomado tres copas de jerez en el West, dos filosofando con mi amigo John, una con V, mi amante. La encontré por casualidad a la salida de un bar en Madison Avenue, no quería hablarme, se fue, volví a buscarla, discutimos, J me llamaba al móvil, comí, regresé, la encontré en un restaurante, tomamos café, llegó una amiga de ella, tomamos otro café, este con ron quemado. He vuelto al despacho alterado ¿Ves? Soy un idiota. Algo de lo que hago me duele, me araña el antebrazo, me etiqueta, me lastima esa limitación por que la que no me digo claro lo que puedo y no puedo hacer.

Con esta pluma, negra, quisiera escribirte algo con sentido, una carta llena de encuentros y cumbres, de aciertos y palabras que te encojan el estómago, que te llenen de cantos de planetas perdidos en agujeros negros, de rumores de amor, de peces saltando a estribor y, ya ves, te escribo estas incoherencias, esta huida, esta sarta de frases como soplidos al viento, como carreras hacia dónde.

Bonita niña de la media isla trasplantada a New York, niña bella, dulzura, no sé qué o cuánto esperas de mí, no lo sé porque no me lo has escrito todavía, no me lo has dicho aún, pero nunca, nunca nos hagamos daño, que nunca tengamos que llorar por mentiras o engaños, hablémonos de frente y guardemos los cuchillos de la desconfianza. Tampoco nadie debería llorar por nuestra curiosidad. No sabemos nada de este nosotros del aire que ahora nos hace felices. Todavía no nos hemos planteado las tres preguntas, no queremos, nos basta con escribirnos, reír, mirarnos y disfrutar del milagro intelectual. Hay más, mucho más, delante y detrás del escenario, lee mis cartas primeras, lee las tuyas desde hace tres años, mira esas frutas mordidas, has notado el color del río esta mañana, has esperado mi nombre en FB ¿a quién?, ¿quién soy yo para ti?, dame nombre. Soy una morsa, soy una isla. ¿Quién eres tú? Luego sigo, ahora me traen las medicinas.

1 comments :

Encarna c dijo...

Eres un mundo, y una pequeña lectora con telescopio que mira tus letras. Intentando saber como es la mente de un gran hombre. Porque sólo he visto fantasmas y payasos. Pero no un hombre! Sólo saber cómo piensa como siente como desea, como sufre, que le inquieta que le da alegria. Nunca he pedido nada ni he esperado nada. Me conformo con conocer su mente.Y poder pensar que todo no era igual. No es creible verdad? Pues este lector es una constancia. Buenas noches Pedro. Gracias por tus letras.

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