lunes, 22 de abril de 2013

Entonces.

Para J.


Yo.

Y ella.

¿Cómo estás?

Se tuercen sus labios en líneas retorcidas, alrededor de sus ojos se forman caminos de alegría, se llenan los días de gorriones, ha visto llegar la primavera, ha estrenado un vestido, dos ilusiones, un proyecto de ser ella y otra y tantas y jugar a recordar la que fue y las calles que recorría y las sombras en la frente y un amanecer que compartimos y una estrecha cama otra noche perdidos en un tiempo que no quiso ser nuestro y los encuentros en esquinas imposibles, calor de agosto en calles desiertas, una playa oscura con dos perros negros, un poema sin terminar, un libro sin empezar, quince canciones en una casete rota por el uso, un adiós perdido entre las páginas de un libro.

Tú, ¿cómo estás?

Escribo entonces y dentro está el mundo, digo y solo en la S hay un universo, no digamos en la I,  susurro estoy aquí y por un oído le entra y por otro le sale, olvido de un tiempo de guerra, de ejércitos rotos, de rendiciones y espadas rotas, de banderas quemadas, de decir lo que es y lo que no ha sido, a nadie le importa, a ella, ¿le importa?, ¿qué le importa en realidad?, ¿qué es la realidad?, no era esto, ¿qué es esto?, ¿quién somos ella y yo?, ¿aún somos?, ¿alguna vez lo fuimos?, pasan los días y los años y la vida y se mueren alrededor, los amigos, los de entonces y los de ahora, ¿cómo estás?, ¿duermes bien?, ¿sueñas?, ¿tiemblas escuchando Vincero?, ¿has olvidado besar?, ¿se estremecen tus muslos?, ¿gimes?, ¿lloras a menudo?, el amor es una planta que anida en el pecho, algo así, qué tontería, ¿amas?.

Entonces.

Es decir todo, es decir tanto, es  decir amor y tiempo, probar que aún, desmenuzarlo, alfabetizarlo, de la A a la Z, ¿hace falta?, ¿necesita tanto?, puedo torear de salón, puedo ponerme desnudo y que se me vea el corazón justo debajo de la camisa, puedo hacer que deje de llover o que truene, ay, mujer de  memoria frágil, ¿qué tienes?, preciosa, digo entonces y digo estoy aquí, digo sí y es un te recuerdo, paseo a su lado por un Bilbao limitado y mi sonrisa es una comprensión absoluta de su universo, de lo que es, ahora, voy a su vera, estoy sentado a su lado en francesas salas y escucho sus pensamientos, sus aciertos, sus contradicciones, sus anhelos, sus problemas y alguna alegría, los dos sabemos, uno más que otro, y viceversa, no quiero estar arriba ni abajo, quiero estar en su corazón sin tener que demostrarlo, ¿hace falta?, ¿necesita palabras y ternura?, ¿quiere ecos?, la vida va, no soy el que era, ni yo mismo me conozco, ¿cómo estás?, detrás de su silencio le informo dónde voy y donde estoy, mis alegrías, quizás alguna tristeza, me abro el pecho, el día 30 me voy de viaje, me parece importante, me llena de una ilusión infantil, no, adulta, me colma, sí, estoy aquí y le pregunto ¿necesitas algo de mí?, ¿puedo?, soy el que era (no estoy seguro) y otro, no, soy, voy, aprendo, olvido, nunca ha salido de mi corazón, con tanta distancia y montes, un mar  en medio, con nuestras familias, ella, aquí dentro, ¿necesita que le diga todo esto?, ¿otra vez?, se lo digo: te quiero.



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