martes, 17 de abril de 2012

Doble error.

…Sólo aquello que amamos es capaz de decirnos quiénes somos.
Suele ocurrir en mayo o junio, 
y hay quien se enamora de solo una palabra
y hay quien se enamora de unos labios cerrados.
Pero es preciso andar sin preguntar adónde
hasta sentir la voz que llama desde lejos,
y que repite un nombre que ignorábamos,
y ese nombre es el nuestro,
y es a nosotros a quien llama.
Antonio Gala




No eres lo que dices.
Me dice/n.

He vuelto a cometer el error de decir.
Cacofonía incluida.

Me dejo llevar por la euforia del número, de la continuidad, me lo creo, me crezco en el absurdo de lo nimio, me salto el programa y digo.
Hay que ser ingenuo.

Quizás con eso/esto compenso/intento lo que no, el vacío, el hastío, el frío del agujero por donde pasa el viento del norte. 
Qué, por cierto, hoy es muy frío.

Y de lunes a martes, a pesar del rey y sus elefantes, de los recortes presupuestarios, quería empezar un/otro cuento. Me resisto, me ato los dedos con alambres, cosa que es complicada, ya que aunque utilizo la derecha soy zurdo de convicciones pero aún así con la lengua, bífida, con absoluta imaginación digo:


  
La cosa va así, esto es un juego en el que se trata de imaginar. Para ello utilizo una carta a una mujer que parece despistada pero que se fija en aquello que le interesa, que clava en el texto sus ojos tan bellos y ve lo que ve y más allá, detrás. Y dice/digo (en la carta. Please Mr. Postman).

Uno. Imagina que vas caminando con tus piernas tan largas, tan bonitas y yo soy un desconocido. Nos cruzamos por la calle. Por supuesto ni me miras, no reparas en mí. Yo sí reparo en ti, por supuesto. Qué señora- pienso. En cuanto pasas me doy la vuelta (para mirarte el culo, claro). Me subyuga tu caminar y sigo tus pasos (sin perder de vista el movimiento de tu culo). Esos pantalones son de chico- pienso - pero le sientan bien. Varios kilómetros después, siguiendo tus contoneos, entras en un Audi nuevo y te marchas. Me quedo en la acera. Vaya mujer – pienso, mientras me rasco la cabeza. No pasa nada, tú ni te has enterado, pero quédate con el detalle.

Dos. Imagina más. Sorpresa, nos encontramos después de un montón de años pensándonos desde una y otra parte del mundo. Un día, por la circunstancia que sea, nos vemos, tomamos un café, un zumo de tomate, algo, nos hablamos. Sin quererlo, se abre una puerta que había estado cerrada. Esa puerta da a una habitación. Como está a oscuras tú no sabes lo que hay dentro. Como yo he soñado muchas veces que estaba dentro, contigo, pues sí lo sé. Por eso, mientras James Taylor trina en Barcelona, te doy un beso de record Guinness (por lo largo)  e insisto en un recorrido por zonas de tu cuerpo que estaban dormidas como princesas que comieron manzanas embrujadas. No hay nada que hacer. Tomamos más café. No había pastas de té en el supermercado, lo siento ¿te apetece otra cosa?– dices. Sí, tú –digo, pero cambia el aire y la puerta se cierra con estrépito. Me subo al coche viejo y vuelvo a California. Tú te quedas tan feliz, como estabas.



Seguirá mañana. Lo de hoy no es gran cosa, lo sé, pero tiene el condicionante de la mordaza de mi error, contar que en este rincón cuento.

Y me corto.

Pero sigo, mañana.

Mas.

6 comments :

Insomnióptera dijo...

No eres lo que dices, te dicen, pero quién puede decirte lo que eres, o pior, quién podría decirte lo que debes ser 0_0
lo que sea...
Es decir... quiero decir que... algo así como:

"No sé ni cómo ni por qué he venido.
Esto es todo: llegué; no sé más nada. " Antonio Gala,
igual que yo y para usted, pero gracias a usted, bueno... en realidad yo nada más venía a ver si tenía un nuevo dato de mi novio perdido (del que hace tres meses que no sé nada ;)

No sé si le entendí, luego no tengo idea si me expliqué. Pero le mando besos y más besos!

:*

Muuaaak

bixen dijo...

¿Has visto a Gala liarse a bastonazos o te lo han contado?

Magnolio dijo...

Hubo un tiempo de los postmen, de cantar I've been waiting, a long long time... Ahora seguimos igual, pero no esperamos ni coña: que sea todo rápido, rápido, rápido.

Por eso me gustan tus cuentos de hoy. El uno que sigue un culo durante kilómetros, el otro que se re-encuenta con ella después de un montón de años.

Más el poema de Gala, más la fotografía de esa mujer tan perdida, tan asustada. Y las otras tres, creo.

Y todo muy rápido, rápido, ràpido.

Pedro M. Martínez dijo...

Entendido Libélula, estamos parecidos, sabemos que no sabemos pêro estamos en ello. El beso.

Pedro M. Martínez dijo...

bixen, no, no le visto. Tampoco tengo demasiado interés en verlo. Pues eso.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, de primavera lluviosa, la verdad es que todo va muy lento pero pasa muy rápido. Algo así como una aceleración de las órbitas, como una película de Chaplin, como aquella noche en una pensión, compartí cama y deseo, sueño y una dama en la cama de la lado, dormida o no, fue una noche lenta pero se me hizo muy rápida, algún día te lo contaré. Y dos. Lo del culo es cierto, puedo seguir un culo durante kilómetros, sin ver la cara de la dueña, claro, ahí está el secreto, la decepción o la atracción. Lástima no tener más tiempo. Tres, los reencuentros, ay, suelen ser peligrosos, lo digo por experiencia, un día me encontré conmigo mismo y fue una desilusión, ¿ese era yo? Desde entonces apenas me hablo. Final rápido, lo de las fotos, seleccionarlas en mil páginas, robarlas, tiene su aquel, encontrarlas, buscar el tamaño, colgarlas, que tengan que ver con el texto, un curro, niña. Y todo tan rápido, un sin vivir.

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