viernes, 27 de enero de 2012

Sedúcere (2)




"Seducere es un antiguo verbo romano que quiere decir llevar a un lugar apartado. Atraer hacia sí fuera del mundo. Ser dux aparte. El reino de otro mundo. Seducir es lo contrario de desposar. En romano casarse se dice ducere, llevar. Ducere uxorem domun, llevar a la esposa a su casa. Por el contrario, se–ducere es separar a una mujer del domus, es llevarla a un lugar apartado, en la separación, en el secreto, en el secretus, primero “fuera de sí”, luego “lejos de los demás hombres”. (Vida secreta- Pascal Quignard)


No se puede vivir sin la palabra.
(Junto montañas de palabras y escucho detrás del muro: bah, es literatura.)
No se puede vivir sin amar.
(Perdido en una selva apasionada me llega un eco: no, fue solo sexo)
Pobre literatura, pobre sexo, pobre ingenuo.

También es difícil vivir en la palabra.

Ocurre que termina la fascinación y se disipa la credibilidad, con ella la verdad, después cae la capacidad de seducción –seducere- y ya no queda nada.
Nada.

Todo esto –cada día- es un viaje inútil.

Estaba ciego en la lucidez pero tú has hecho girar la locura.
Todo es visión, todo está libre de sentido.

(Antonio Gamoneda)

3 comments :

Maria dijo...

Ains la seduzione. Hay quien seduce, ¡y no con las palabras!, sino a ellas.

Instrucciones para seducir una palabra:

Como si quemara
la pones en el centro de tu mano.
Con la uña de tu dedo medio,
suave y ardorosamente,
le quitas su olor a semántica,
de forma que logres desnudar su espalda.
No olvides hablarle quedo,
sin engaños,
alabando su determinación
o su pereza,
hasta que ella misma deje de moverse
como una lombriz de tierra.
Tócala,
admira las bondades de su instinto,
deja que sienta el calor de tu arrogancia.
No le digas tan de prisa
qué verso la requiere.
No la espantes con tus ansias.
Frecuenta sus múltiples ombligos
y susúrrale que la prefieres,
que nada va a pasarle,
que ya te conocen allá
de donde vino…
Comprueba que su agitada respiración ha
disminuido
antes de pasar las yemas de tus dedos
por las candentes sienes.
Humedeciendo cada poro,
aguántala sin miedo entre tus manos.
Imagina sus vellos erizados.
Consiéntela,
malcríala
y así,
como se transporta un ave herida,
lleva su inocencia al escritorio,
¡a la infinita página blanca!

Federico Herández Aguilar

Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Hermoso, María.
Además es lo mismo que hay que hacer para seducir al otro/a.
Buen fin de semana.

Anónimo dijo...

Se puede seducir con las palabras,con un gesto, la mirada...
Se puede, solo que pocos saben como hacerlo y darle el verdadero sentido más allá de lo superficial.
Besos

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