jueves, 15 de diciembre de 2011

iOigee y la ignorancia.


Pierre-Narcisse Guérin 1794 Jeune fille en buste (Detail)

iOigee sabe que no sabe nada, es más, está contento de su ignorancia. Los días que han pasado son inútiles y su único deseo es estar tumbado bajo un árbol de luz.

Le preguntan, ¿has leído a Max Aub? Y pone cara de no saberlo, mira al cielo, sonríe y calla.
Insisten, ¿qué te parece Jan Garbarek? Ni siquiera parece haber escuchado.

Los laberintos del conocimiento están iluminados, hay un farol en cada esquina,  el tiempo es un sol quieto, un Ícaro respetuoso repliega sus alas,  el aguijón de la noche siembra las calles de insomnio. A lo lejos se escucha música, chirridos de máquinas, teléfonos, llanto. Un incendio de miedo ha consumido la retama, ha asfixiado a los pájaros, hay un silencio en el valle.

iOigee pela cebollas y canta, prepara un plato de pétalos de calabaza, inventa alimentos, en una esquina descubre a Rubens, no sabe distinguirlo de Pollock. Como tantos, se mira en el espejo de una pantalla que le conecta consigo mismo, la realidad es un pantano en el que chapotea la supervivencia.

La ciudad hierve en himnos alegres, entona villancicos de los grandes almacenes, los poetas firman con la huella del pulgar, dedican sus libros en las esquinas del viento, la navidad rebosa en consumir lo no consumible,  la estrella de oriente nos lleva al borde del abismo Nasdaq, Dow Jones,  Ibex, Nikkei, el precipicio de un ojo turbio, la nausea de los mercados, la podredumbre de la avaricia, el hambre de tantos millones de seres humanos.

Hay una lluvia de cuervos, las flores del mal crecen entre las piedras de la torre rota, quizás no sea culpa de nadie pero este relato está incompleto, falta miel, mejillas, el roce de dos cuerpos, la huella de los peces se pierde en un océano de voces. Así no hay quién se entienda, es la propia ignorancia que trepa sobre lo ya dicho

iOigee sabe que no sabe nada, fuerza la cerradura del odio, en su curriculum vitae no está la bondad pero sí la habilidad. Los días que han pasado son una piedra inmensa que lleva a la espalda, como en un dibujo de Chumy Chumez. Se sube a un atril y recita a Blanca Varela

Toda la palidez inexplicable es el recuerdo.

Travesía de muralla a muralla,
el abismo es el párpado,
allí naufraga el mundo
arrasado por una lágrima.

Recoge la capa y se va.
Me parece que este iOigee nos engaña.
Disimula, creo que nos está mirando.


Peter Keetman




«Chumy Chúmez (José María González Castrillo). San Sebastián Donostia (Euzkadi), 1927. Dibujante / Guionista. Humorista gráfico (premio Paleta Agromán en 1977); pintor, narrador y antólogo (Comix underground USA, junto a OPS y para el sello Fundamentos; 1972). Se inició (1947) en La Codorniz y fue, desde su espacio en el diario Madrid (a partir de 1967), uno de los pioneros del humor radical sobre oprimidos y opresores; observador de la España olvidada, humorista negro y hasta marrón, eterno y primer desconfiado de su trabajo, hipocondríaco y enfermo voluntario, fundador del semanario satírico Hermano Lobo (Madrid, 11-V-1972/6-VI-1976), observador del humor (en la monografía seriada Cincuenta años de Humor español), contertulio en los media audiovisuales (en radio, El estado de la nación; en televisión, Este país necesita un repaso), lector de Freud, enamorado del recorte y del fotomontaje, cineasta sin fortuna y premio Mingote (1984). Fuera de la integridad ideológica de sus textos, y de la acracia guerrillera en su estética quebrada, durante cuatro décadas cautivó con su grafismo irreverente y especulativo, y con su visión del encuadre –innovadora siempre– a decenas de seguidores que no siempre reconocieron su influencia.



2 comments :

Joselu dijo...

(...)la reali­dad es un pan­tano en el que cha­po­tea la su­per­vi­ven­cia.
Cada día, de la que saco el pase de la maquina, me siento en el autobús, antes pistojo con el iPhone y ahora con mi brillante iPad que me regaló Cris, y te leo la generosidad del día. Y de la que acabo con lo que traes me quedo un rato, así, lelo mirando por la ventanilla las acerías de la Ría mientras amanece. Y por detrás de las cuencas de los ojos no me pasa el paisaje, me pasan tus hojas de otoño con i Oigee subido en ellas mientras traga pétalos de calabaza. Ya te vale. Tontito mientras el cormorán seca las alas mirando lo que queda de luna, que no es poco. Solo un buen bache hace que el dolor de la frente contra el cristal me saque de la hipnosis. Gracias por esos minutos blancos llenos de sabores en mi cogote. Buen día. Ya es jueves!

Pedro M. Martínez dijo...

Ya ves, Joselu, lo que es eso de la compensación territorial. Sale iOigee (antes Oigee i) a pasear y nos regalas este comentario de jueves tan jugoso, poético, lo cotidiano, la vida misma. Y luego dicen que el pescado es caro. Un abrazo.

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