jueves, 30 de junio de 2011

Entendimiento.



Debo escribir para que me entiendas. Debo escribir claro para que me entiendas. Debo escribir claro para que me entiendas mejor. Debo escribir para que no me entiendas. Debo escribir ¿para qué? Debo escribir para que te entiendas. ¿Debo escribir? Debo escribir para que te entiendan. Debo escribir porque me entiendes. Debo escribir porque no me entiendes. Debo escribir para que no se me entienda. Debo escribir para que me quieras. Debo escribir porque me da la gana ¿entiendes? Debo escribir porque no nos entendemos. Debo escribir porque este otro yo me obliga. Debo escribir porque algo aquí dentro pugna por saltarte a los ojos, aunque no lo entiendas. Debo escribir para amortizar este derroche de entendimiento. Debo dejar de escribir porque ya me has entendido. ¿O no?




miércoles, 29 de junio de 2011

Cumpleaños feliz.



Alan Mathison Turing, OBE (23 de junio de 1912 en Maida Vale, Londres - 7 de junio de 1954 en Wilmslow, Cheshire) fue un matemático, informático teórico, criptógrafo y filósofo inglés.

Es considerado uno de los padres de la Ciencia de la computación siendo el precursor de la informática moderna. Proporcionó una influyente formalización de los conceptos de algoritmo y computación: la máquina de Turing. Formuló su propia versión de la hoy ampliamente aceptada Tesis de Church-Turing, la cual postula que cualquier modelo computacional existente tiene las mismas capacidades algorítmicas, o un subconjunto, de las que tiene una máquina de Turing. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó en romper los códigos nazis, particularmente los de la máquina Enigma; durante un tiempo fue el director de la sección Naval Enigma del Bletchley Park. Tras la guerra diseñó uno de los primeros computadores electrónicos programables digitales en el Laboratorio Nacional de Física del Reino Unido y poco tiempo después construyó otra de las primeras máquinas en la Universidad de Mánchester. Entre otras muchas cosas, también contribuyó de forma particular e incluso provocativa al enigma de si las máquinas pueden pensar, es decir a la Inteligencia Artificial.

La carrera de Turing terminó súbitamente cuando fue procesado por su condición de homosexual. No se defendió de los cargos y se le dio a escoger entre la castración química o ir a la cárcel. Eligió lo primero y sufrió importantes consecuencias físicas, entre ellas la impotencia. Dos años después del juicio, en 1954, se suicidó.







La fiesta de mi cumpleaños ha sido un éxito.

Juana, mi segunda esposa, la ha organizado hasta en sus últimos detalles.

Han venido nuestros nuevos amigos, los de ella, los míos, los de antes se inclinaron ya por olvidarme y seguir consolando  a Begoña que es una experta en dar lástima y culpabilizarme de todos sus males.

Las conversaciones de los invitados, ellos y ellas, la música, las bebidas, el baile, han tenido exactamente quince años menos de lo que conozco, de aquello a lo que estoy acostumbrado, de lo mío, lo de siempre.

Aunque la verdad es que hasta me he divertido.

Sobre todo cuando pasadas las tres de la madrugada han decidido marcharse y seguir la fiesta en otro lado.

He despedido uno a uno en la puerta, agradeciendo su presencia y sus regalos, los Cd´s de Camela, su amabilidad.

Óscar ha vuelto al de un rato ya que se había dejado el móvil, ha dicho.  

He podido verlo desde la cocina.

Óscar deslizando lentamente sus manos por la espalda de mi esposa, demorándose en la cadera, acariciándolas, seguir bajándolas mientras dice algo en el oído de Juana que ríe y le lanza un beso desde la punta de los dedos.

Por fin se ha marchado. Son amigos desde siempre, se tienen mutua confianza.

Al de unos minutos Juana me ha dicho Cielo, voy a bajar estas botellas al contenedor.

Se ha ido con las botellas, dos.

Debía estar muy lejos el contenedor ya que ha vuelto al cabo de tres horas y se ha ido a otro cuarto, a otra cama.

La fiesta de mi cumpleaños ha sido un éxito pero no puedo dormir.




martes, 28 de junio de 2011

Sin Blog, ay, oh.

Álvaro Cunqueiro 

Al otro lado de las montañas

" Alguien dijo que había ciudades para soñar
al otro lado de las montañas.
No dijo si estaban suspendidas en el aire,
sumergidas en las lagunas,
o perdidas en el corazón del bosque.
Los que allá fueron nada encontraron,
ni altas torres ni jardines
ni mujeres hilando en el atrio,
ni un muchacho aprendiendo a tocar la gaita.
Solo yo traje algo para seguir soñando
algo visto y no visto en la niebla de la mañana,
algo que era una flor o un mirlo de oro
o un pie descalzo de mujer,
un sueño de otro que se ponía a dormir en mi,
echado en mis ojos,
pidiéndome que lo soñase mas allá de las montañas,
donde no hay ciudades para soñar.
Y ahora mi oficio es soñar, y no se
si soy yo quien sueño, o es que por mi sueñan
campos, miradas azules, palomas que juegan con un niño,
o una mano pequeña y fría que me acaricia el corazón.
"



Último domingo de junio. Enciendo el ordenador, intento abrir la página y nada. Por misteriosas causas ajenas a mi voluntad se ha cortado la conexión a internet. Hoy no Blog Glup, no comunicación, no post, sin mensajes ni comentarios, así no me apetece escribir, jo.

Y, ¿qué hago?

Me he levantado y he descubierto que hace un calor insoportable, ondulan los cristales de las ventanas, me pasmo, mi casa tiene ventanas. Me he asomado fugazmente al balcón y por la calle solo veo sombrillas apresuradas de múltiples colores, seguro que debajo de cada uno de ellas hay una persona, o dos. Todo el mundo se ha ido a la playa. Es increíble, qué bochorno, se desmayan los pájaros en el aire, los ancianos jadean en los parques, pocos coches, sin ruido, es lo que tiene el buen (¿?) tiempo. Eso, que hay tiempo, mucho, socorro, me aburriré todo el domingo, quizás tenga que hablar con alguien, qué horror.

Me decido, saldré, con alpargatas y pantalón corto, con mi sombrero blanco para que no se me derritan el flequillo y las ideas. Siento picores en los brazos, en los muslos, del calor. Las calles, Bilbao está lleno de calles ¿dónde voy? Ese que va por la sombra solitaria me ha mirado, y aquella que habla con un perro gris. ¿Llevaré algo raro? ¿Vestiré antiguo? ¿Tendré la raya de la camiseta mal planchada? ¿Será que es demasiado corto el pantalón? Me duelen las yemas de los dedos, necesito escribir pero, ¡qué calor! Me compro un pan caliente, el periódico caliente y vuelvo a casa que está fresquita.

Por fin, tranquilo en el silencio. El teléfono está mudo, la conexión sigue cortada, el Blog Glup cerrado, mi nevera vacía, mi corazón también.

Y ahora ¿a quién le cuento todo esto?, ¿cómo lo cuento? Bah, último domingo de junio y Loli sin llamar, qué calor.




lunes, 27 de junio de 2011

Maquina de encriptado E




(35 desesperantes llamadas a Orange después)

Que mire usté, que esto va a ser del TCP/IP, na más, que le cambio las DNS y rula.

Me las dice, una a una, se las cambio y rula.

No somos nada.

Si ej que…



Maquina de encriptado E.


.Enigma era el nombre de una máquina que disponía de un mecanismo de cifrado rotatorio, que permitía usarla tanto para cifrar como para descifrar mensajes. Varios de sus modelos fueron muy utilizados en Europa desde inicios de los años 1920.

Su fama se debe a haber sido adoptada por las fuerzas militares de Alemania desde 1930. Su facilidad de manejo y supuesta inviolabilidad fueron las principales razones para su amplio uso. Su sistema de cifrado fue finalmente descubierto y la lectura de la información que contenían los mensajes supuestamente protegidos es considerado, a veces, como la causa de haber podido concluir la Segunda Guerra Mundial al menos dos años antes de lo que hubiera acaecido sin su descifrado.


(Más información en Wikipedia)

domingo, 26 de junio de 2011

Avería

Está averiada la (mi) conexión a internet.
Estamos (¿?) trabajando en ello..

He olvidado mi password.

He olvidado mi password. No puedo entrar dentro de mí mismo. No me reconozco las claves. Acceso denegado, no puedo accederme. No recuerdo lo que dije, lo que hice, lo que había dentro, lo íntimo, lo mío. He perdido la llave, estoy en el umbral de mi memoria, sentado en el felpudo, atorado en la desmemoria.  He intentado varias combinaciones, en vano. He intentado escalarme, entrarme por una ventana, descerrajarme, reventar la hermética estructura de cierre, nada, permanezco impenetrable, sin posibilidad de entrarme. Rompo los espejos, quemo las fotografías, acuchillo los retratos, recorto en cuadrados mínimos los papeles donde está escrito mi ayer, soplo y los lanzo al mar, borro mis huellas en el barro de los días. He olvidado  mi password, quién soy, todo.


Niño, «duérmete de una puta vez»



Las rimas groseras e irreverentes de un padre frustrado por no lograr dormir a su hija se convierten en un best seller en EE UU


27.06.11 - 02:40 – JULIÁN MÉNDEZ


«No queremos ser honestos porque no queremos ser malos padres»

«A mi mujer le gusta que deje claro que ella acuesta a nuestra hija más a menudo que yo... así tengo tiempo para escribir estos libros tan estúpidos», dice el autor

Las ventanas están oscuras en la ciudad, niña/ las ballenas se han acurrucado ya en lo más profundo/ te leo el último libro si tú me juras.../ que te dormirás de una puta vez». Esta sería la traducción aproximada de una de las gloriosas estrofas que conforman el libro 'Go the Fuck to Sleep' (algo así como 'Duérmete de una puta vez') que ha catapultado al éxito a Adam Mansbach, un padre primerizo que vive en Los Ángeles y tiene 34 años.

La obra, podríamos decir que se trata de un libro infantil pensado para ser leído con ojos adultos, fue número uno en ventas en Amazon tras una 'campaña viral'. Algunos capítulos de la obra (posiblemente pruebas de los editores en PDF) fueron transmitiéndose por correo electrónico (el actual boca oreja) hasta convertirse en un auténtico fenómeno de masas en la red. La publicación, que ha llegado a las librerías este mes, ha vendido ya más de 300.000 ejemplares.

Todo empezó cuando Adam Mansbach, impotente y frustrado por no conseguir dormir a su hija por las noches, colgó en la red una de sus rimas irreverentes. Los versos se extendieron por la red a velocidad de vértigo.

Ante el interés de los colegas, el autor soltó una trola: que iba a escribir un nuevo libro con su exasperante experiencia 'anarcótica' con su hija Vivien, que ahora tiene dos años. Los amigos le tomaron la palabra y, lo que empezó como una broma, obligó al escritor judío a sentarse delante del ordenador para preparar otro buen puñado de esas rimas groseras que hacían desternillarse de risa a los amigos. Estaba previsto que el libro saliera en octubre de 2011, pero en abril, este 'Duérmete de una puta vez' era ya un best seller que escalaba las listas de ventas de Amazon.


'Go the Fuck to Sleep' habla, según el autor, de esas frustraciones familiares «de las que no está permitido hablar; no queremos ser honestos porque no queremos ser malos padres», confía Adam Mansbach, creador de otras tres novelas que no han conocido el fulgurante éxito que acompaña a esta obrita. «Hay varias cosas que hay que dejar lejos del alcance de los niños: un cuchillo para trinchar carne y... mi libro», dice.

«A mi mujer le gusta que deje claro que ella acuesta a nuestra hija más a menudo que yo... lo que me deja tiempo para escribir libros tan estúpidos como éste», se mofa el autor. Mansbach ha publicado, entre otras obras, 'The End of the Jews' (El fin de los judíos), una novela que establece extraños lazos entre negros y los hijos de las doce tribus de Israel. «En mi familia nadie practica, pero ser judío es importante, me da cierto sentido del humor y una visión del mundo muy útil a nivel literario», asegura este profesor de Rutgers, la universidad de Nueva Jersey.

«Humm... y mi hija duerme muy bien ahora», subraya el exitoso escritor americano.



«Perversamente dulce»



Mansbach no debe conocer otro best seller, éste nacional. Hablamos del 'Duérmete niño' escrito por el doctor Eduard Estivill y que ha sido el libro de cabecera de miles de padres españoles. La obra, pese a las muy pertinentes críticas sobre crueldad maternal, ha librado a progenitores insomnes de terribles triquiñuelas como poner a los bebés a dormir sobre la lavadora (para que el runrún del centrifugado consiguiera efectos sedantes) o conducir de noche con ellos en el asiento trasero durante horas hasta que lograban que conciliaran el sueño.

Akashic, la editorial que ha publicado la obra de Mansbach, ha reconocido la importancia, cada vez mayor, de las redes sociales. «Para nosotros ha sido un milagro de los dioses», sostienen en la editorial neoyorquina.

Dado el éxito, los de Akashic han decidido publicar también un audiolibro donde estas rimas tan poco familiares son recitadas por la cavernosa voz de Samuel L. Jackson, el actor de Pulp Fiction, Parque Jurásico y la saga de La Guerra de las Galaxias, entre otras películas.

Según una crítica del 'The New Yorker', la obra es «superdivertida» y las ilustraciones de Ricardo Cortés, colaborador de 'The New York Times', «son perversamente dulces».

Fuck, que aquí podríamos traducir por joder, es una palabrota, una de esas explosivas y sonoras palabras gruesas que, en numerosos estados norteamericanos, pueden acarrearte un problema y que no se deben emplear jamás en público.


sábado, 25 de junio de 2011

These Are The Days Of Our Lives


These Are The Days Of Our Lives

Sometimes I get the feelin'
I was back in the old days - long ago
When we were kids when we were young
Things seemed so perfect - you know
The days were endless we were crazy we were young
The sun was always shinin' - we just lived for fun
Sometimes it seems like lately - I just don't know
The rest of my life's been just a show

Those were the days of our lives
The bad things in life were so few
Those days are all gone now but one thing is true
When I look and I find I still love you

You can't turn back the clock you can't turn back the tide
Ain't that a shame
I'd like to go back one time on a roller coaster ride
When life was just a game
No use in sitting and thinkin' on what you did
When you can lay back and enjoy it through your kids
Sometimes it seems like lately - I just don't know
Better sit back and go with the flow

Cos these are the days of our lives
They've flown in the swiftness of time
These days are all gone now but some things remain
When I look and I find no change

Those were the days of our lives - yeah
The bad things in life were so few
Those days are all gone now but one thing's still true
When I look and I find
I still love you

I still love you

(Words and music by Queen)


A veces empiezo a sentir
Que estaba en aquellos viejos días - hace mucho
Cuando éramos niños, cuando éramos jóvenes
Las cosas parecían tan perfectas - Tú sabes
Los días eran interminables, estábamos locos cuando éramos jóvenes
El sol siempre brillaba - Simplemente no sé
El resto de mi vida sólo ha sido un show

Ésos eran los días de nuestras vidas
Las cosas malas en la vida eran tan escasas
Esos días ya han pasado pero una cosa es cierta
Cuando observo y compruebo que todavía te quiero

Puedes invertir el reloj, puedes cambiar la marea
No es una vergüenza
Me gustaría volver a montar una vez en una montaña rusa
Cuando la vida sólo era un juego
Sin sentarse y pensar en lo que hiciste
Cuando puedes volver atrás y disfrutarlo a través de tus niños
A veces parece tan reciente - No sé por qué
Mejor siéntate y déjate llevar por la corriente

Porque ésos eran los días de nuestras vidas
Han volado con la levedad del tiempo
Esos días ya han pasado pero algunas cosas permanecen
Cuando observo y compruebo que no cambian

Ésos eran los días de nuestras vidas
Las cosas malas en la vida eran tan escasas
Esos días ya han pasado pero una cosa es cierta
Cuando observo y compruebo
que todavía te quiero

Todavía te quiero.


viernes, 24 de junio de 2011

El traductor de Cortázar.

“No estaba sujeto a una disciplina. Corregía poco, todo le salí casi naturalmente. Para él, era como un juego fácil y divertido”. 


 Pues sí, este era un traductor de Cortázar, aún sin dignidad académica, como una Apps de iPhone fijaba su vista en un texto y de inmediato quedaba traducido en su mente. No terminaba ahí el proceso, el siguiente paso era la elaboración automática de floridos escritos que decían lo contrario de lo que decían, es decir nada, es decir eso, es decir la luz que se extendía de dentro a fuera por bóvedas cerebrales y ventrículos, por barandales y columnas sin aristas, árboles fluorescentes, palabras sin substancia. Claro, así le iba.

En cambio al traductor de  James Joyce el negocio le iba mejor. Lejos de amedrentarse por prejuicios, por el riesgo del ingente trabajo, realizó tres revisiones de la obra Ulises. Se leyó entera la valiente  apertura de Salas Subirats, se recreó en la libertades poéticas de José María Valverde y reconoció el merito de adecuación a lo moderno del tándem García Tortosa/Venegas. Con esos antecedentes tradujo las traducciones, efectuó calas microtextuales, se involucró en las transgresiones, se definió en su opinión sobre el dilema de Shleiermacher y por último se puso por montera el libro abierto por la página 325 y clamó “¡no va más!” justo antes de desaparecer por una trampilla camuflada en mitad del escenario no sin antes quemar la edición de Planeta, la de Lumen y la de Ediciones Cátedra, un pirómano joyciano. Vendió todo, lo suyo.  

Estos dos ejemplos simbolizan para mí la diversidad interpretativa de la cara oculta del lenguaje ajeno, de los libros infinitos, de morir en cada página que revolotea ante los ojos después del sueño, de las emociones anidando como grullas soberbias, como gorriones de antracita, como un coro de ancianas desgranando las cuentas desgastadas de sus rosarios, camino al paraíso, cristales en las tapias,  Kirk Douglas en una pradera sin límites de alambres de espinos, la imagen de un mundo que no es redondo, que empieza y acaba dentro de lo que se ve, mirada constante a lo mío, lo de aquí, lo nuestro, nosotros, yo.

Naufragar en el patio, desoír la recomendación de los marineros griegos, perder el rumbo en el propio portal, con murmullos de pájaros de domingo en el balcón, con barcos atracados en el pasillo, costas de Ítaca en los tendederos, arrojarse al agua desde un primer piso y salir goteando por las escaleras como una muchacha fenicia de caderas magníficas, el agua remansándose bajo la nariz, la boca abierta, cantando, traducir es una labor guerrera, la hermosura de la batalla por ganar lectores que lean, que no solo vean, que no solo escuchen la música, que vayan más allá de las fotografías y el color o el no color. Colgarse boca bajo de una estrella y protestar, indignado en la prosa. Me voy a comprar un kalashnikov.de segunda mano. Va por ustedes. Protéjanse.




jueves, 23 de junio de 2011

Un favor


Hace un tiempo participé en varios proyectos literarios.  En concreto incluí mis trabajos en cuatro libros. No quedé conforme en la elección de los escritos, tampoco en el formato, ni en la letra, ni en la presentación, o sea, que no me gustó.

Ahora quiero, sin prisa, sin pausa, reunir algunos de mis textos en un libro. Me ha animado mucho Andrea. Intento acompañarlos con ilustraciones de amigos y amigas artistas gráficos, dibujantes, pintores, personas con ideas, gente maja de aprecio mutuo. 

Quiero hacer una selección de unos treinta/cuarenta textos de los publicados en Glup 2.0 en estos años. 

Quizás por mi parte es muy pretencioso pediros ayuda, pero si alguien es tan amable de indicarme  alguno o algunos de los post aquí publicados que le gusten de forma especial, se lo agradecería.

También agradecería todo tipo de ideas, consejos, opiniones, críticas, sugerencias, etc.

Ah, mi mail pedromg@gmail.com

Besos.


(Por ejemplo, incluiré este texto)

Astronauta.

ya sabes que no puedo, ni tú puedes
renunciar y borrarte: te has escrito
(Guillermo Carnero)


Un astronauta es un dibujante colgado de la negra piel del universo, un ave de presa disfrazado de ángel con escafandra, un investigador de espacios no transitables por bandadas de patos, por vientos de superficie arrastrando veletas con cabeza de gallo. Es un físico sin codicia por las olas de mares detenidos, por nubes como cicatrices, por piedras temerosas del rocío. Un matemático limitado a diez números, a contar al revés, de más a menos, de todo a nada, una paradoja que acaba en cero y empieza un viaje al más allá o al infinito, a un agujero negro o a un resquicio de eternidad, rincón donde viven los vigilantes celestiales, si los hubiera, si desde un azar de estrellas muertas y espacios inabarcables su mirada otease el afán de saltar a esa nada sin color, ahí arriba, tan lejos. Un astronauta es un hombre con muñones en las alas.

Pienso esto mientras paseo por la Vía Apia. Soy otro turista más, anónimo detrás de unas gafas negras. Algunos me gritan: “Johnny, Johnny ¿dove vai?” En los abarrotados estantes de la Feltrinelli encuentro un curioso “Il cha-cha-cha dei cosmonauti”. Escucho esta música de Battista Lena en una habitación con espejos, en el palacio junto a Trevi, una marea de japoneses y españoles bajo la ventana, la niebla de siglos detenida en una esquina de patio, entre la hiedra que amordaza los inmóviles blancos caballos de mármol.

Aspiro la noche de mayo. Estoy aburrido de estar en Roma. No sé quién es esa joven que duerme, plácida, con sus grandes glúteos blancos, su melena rubia desparramada sobre la almohada. Me viene a la cabeza, una y otra vez, una ventana redonda enmarcando una Tierra luminosa, pequeña, lejana.

Y aquella sombra, fugaz, inaudita, inquietante.

Y la Voz.

Mañana nos recibe el Papa, seguiré el protocolo, debo arrodillarme y besar su anillo.

Él pondrá sus manos sobre mis hombros y realizará la pregunta.

Le contestaré: no, no vi ningún dios.



Quiero volver a California.



miércoles, 22 de junio de 2011

Ticket to Ride.


Ticket to Ride. Ella tiene su ticket para pasear por cementerios de elefantes, esparciendo gotas de rocío desde sus caderas doradas. Ay, quisiera vivir en su cintura. Pienso en ella con constancia, ausente, solitario, obsesivo cuando camino cabeza abajo sobre mis manos buscando las piedras menos filosas, mendigos en los soportales de la ciudad melancólica, con mujeres en la proa de barcos varados, venden su sonrisa por la seguridad de la sopa y una pulsera para el reuma. Ella no vende nada, no compra, permanece estática sobre la línea que separa, mirando, organizando su memoria desde la A a la Z, los ritos, las ceremonias, me la sorbería como a una sopa de cebolla, la amo y no la amo, mis brazos se cansan de tanto abrazo seco, me duelen al recordar sus muslos que se escondían como pájaros taciturnos, tímidos, sin atreverse al estío, a enloquecerme, a instalarme en la taquicardia. Me besaba como un avestruz, ya, pero ahora lo sé, era realmente bello verla quitándose la seda y las sandalias, las bragas y la vergüenza, perdía el aliento, yo. 

Estoy derrotado, soy Tersites arrollado por los brutales caballos de su belleza. Es inútil engarrarse, azufrarse, ella tiene su ticket para pasear y no está dispuesta a olvidar el paisaje como dientes, pinos y zarzaparrilla al atardecer. Ella sabe que hay trenes que no vuelven a pasar, que incluso hay trenes que no pararán jamás en su estación, no le importa, tiene su ticket de ida, paseará sin renunciar a la manta de lana inglesa cubriendo su siesta, al cuadro con preceptos sobre la chimenea, al arroz de los jueves, a los bellos atardeceres de Troya. 

No escribo más, soy un hombre sin piernas que traduce a Shakespeare al amanecer, que traslada su amor y veneración en un carro de supermercado, que va de acá para allá sin definir una ruta, sin billete de regreso, con briznas de hierba en la barba, con admiración por los diversos, Alex Steinweiss y Walter Benjamin, por Hölderlin y Messi, gentes con piernas y mentes que corren y piensan mientras me deslizo por el tobogán de amores imposibles y sed. Todo es tan real, tan cierto que no puedo imaginar conventos ni cárceles, no me inspira palabras de laboratorio de ensayo saber que ella tiene su billete, que se irá, se me ha dormido la ternura en los dedos, me los corto, como pétalos, se los doy de comer a los perros, pobre hombre mínimo, ensangrentado, sin viajes ni nostalgia, rutina del no, muletas como parapetos, guerra con un solo muerto, un Aquiles perdedor, un extranjero con la espada rota, sin radiantes laureles ni cabezas coronadas, lo peor, un mindundi, el menda, que el jazz me bendiga. 

Eso es.



(Click)

martes, 21 de junio de 2011

Carta del amante ingenuo.


Mi amada, vivía en tu voz, la escuchaba sin siquiera entenderla, me bastaba con acumular el sonido, el tono, el final de besos y luciérnagas, la nieve acumulada sobre el tejado, la transparencia de su recompensa, la resurrección de mi carne, tu vida eterna, amén.

Como en un sagrario atesoraba voz y memoria, rumor de párpados y oscuridad, memoria y resignación, el cuchillo del silencio cortando mi fe con insolencia, el bisturí que inauguró el amor/sexo, la estela de la resistencia, la búsqueda visceral del borde del universo, lo otro, lo tuyo.

A tu lado me sentía diminuto y fugaz, acuclillado bajo tu espacio de flores serias, de jardines, del planeta de tu saber, paralelo a tu voz de consonantes, de vocales como rocío, de los verbos deslizándose por tu paladar, daba palmas por el privilegio de estar en el círculo de tu piel rosa, los días impares, días contados, horas marcadas, placidez tendida sobre la alfombra de…

Perdona, esta carta ¿es para mí?

Depende, ¿quién eres?

¿No reconoces mi voz?

Laura

No.

Carmen.

No.

Begoña.

No.

Elisa.

No.

Me rindo.

Si no sabes quién soy no quiero tu carta.

Tú eras en tanto que yo no era, me inventaba desde tu realidad, desde el acto de fe de saberte joven, cortaba las cintas de una meta imaginaria a la que llegaba exhausto, pero llegaba, atravesando un bosque de lobos, bebiendo en arroyos grises, ninfas bailando entre los troncos de los olmos, homenaje a tu belleza inextinguible, pánico de tu ausencia, viajes en una caravana de mercaderes de seda, arena, barro, piedras, mis caballos siguiendo la Cruz del Sur, mi guía, la aguja de la brújula señalándote, eras mi eternidad.

Perdone, esta carta ¿es para su amante?

Pues sí.

Esto…disculpe, no sé cómo decírselo.

¿A qué se refiere?

Alicia ya no vive aquí.

¿Quién es Alicia?

Su amante ¿no?

Usted me confunde.

Seguro.

Yo soy aquel.

Ah.

Y todo se funde en negro y no tiene sentido escribir estas cosas mientras luce el sol y la realidad se esconde bajo las piedras como un alacrán herido, vengativo, esperando la mano ingenua del amante ingenuo, una mujer leyendo la tenue poesía de su soledad, reforzando las cursivas, la gloria efímera, el tiempo, el despertar, los sueños, tu voz, mi amada, vivía en tu voz.

Y así.


lunes, 20 de junio de 2011

No recuerdo bien.



Bella, deja sobre la mesa los cuchillos de tu atracción, deja las armas y ven desnuda, nueva, llena de pudor y melocotones acariciando tu garganta, de piel de seda bajando por la tráquea, de campanillas en los oídos, brazos buscándote detrás de esa sábana, o cortina, o telón que se levanta y se cierra y no sabemos si la función ha terminado, está a punto de empezar o esos que aplauden son fantasmas de un tiempo viejo que no queremos recordar y ven, toma este espejo, la vida está detrás, o dentro, salta, perdámonos en el bosque de no saber, o saber, en la espesura curiosa de ese nosotros que se dibuja con trazos de lapicero sabio, de gruesos brochazos de Pollock, de embrujo Kandinsky, y “ se interna en el bosque como una sonámbula / Penetra en el cuerpo dormido del agua. / Por un instante están los nombres habitados “ que dice Octavio, Paz, y las palabras nos sobran pero las lágrimas, me duelen las lágrimas, no puedo, no sé contener las lágrimas ajenas, me pesan, me ahogan, no quiero provocarlas y este juego no tiene normas, nadie sabe por dónde debe golpearse la pelota, si el área está prohibida, si ganan los que pierden o si el marcador se volvió cuerdo y ese 20 a 0 sol refleja la vuelta del equipo de siempre en un coche desvencijado por carreteras que jamás recorreré y también hoy este loco te canta, te musita, alguien aquí, lunes.


"Los psicólogos llaman 'delirio de relación' al trastorno por el cual una persona porfiada y muy vulnerable cree ver coincidencias en todo lo que le sucede, como si la casualidad obedeciera a una ley desconocida. Pero, ¿qué quiere decir aquí 'delirio'? Es posible que sea precisamente esa coincidencia de los hechos y las imágenes lo que permite tener por primera vez vida propia..."

Contraportada de Vértigo de W.G. Sebald

sábado, 18 de junio de 2011

Escritura para blog.

  


Supongo que cada uno vive su vida. Nunca se me ha ocurrido pensar en esas cosas (inestabilidad, soledad, alienación) como temas artísticos. Cada uno de nosotros, de entre las muchas ficciones que nos representan al cabo del día, intenta descubrir algunos resquicios por donde algo de vida pueda colarse. El hecho de que esta circunstancia sea más o menos exitosa acaba definiendo un estilo de comportamiento. Supongo que si a usted se le sugieren todas esas cosas a partir de trabajos míos será porque algo compartimos en nuestra tarea de vivir. Realmente siempre he sido fiel a esa consideración de que lo que se busca no es comunicar algo, sino comunicar con alguien, no se trata de expresar alineación o inestabilidad sino que consigamos comunicarnos a través de algo, en este caso la obra, que evidencie que lo que vivimos es un sentimiento compartido. (Txomin Badiola)

Escribir no es vivir, apenas es disfrazarse de otro. Escribir es mentir, engañarse uno mismo, vivir fuera de lo que es, recrear con la cabeza lo que no llega al alma. Hacerlo bien o mal apenas tiene importancia, la valoración depende sobre todo de la mirada del lector. Respecto a la calidad literaria hay diferentes criterios de valoración, y muchos gustos.
Escribir bajo seudónimo tiene un punto de cobardía, es fácil aplicar la verborrea para disfrazar un anhelo, el que sea, de reconocimiento, de vanidad, de necesidad de sacar sentimientos, del miedo a recibir pataleos, o aplausos, de inseguridad, de ¿ves?, escaparate con paisajes pintados, papeles mojados por la lluvia. Aunque, por otra parte, escribir firmando, a pecho abierto, es demasiado expuesto, ahí queda lo dicho, al desnudo, vulnerable, ingenuo, sincero, valiente, inconsciente.
Historias, publicarlas aquí para que alguien las lea. Escribir historias sobre otros, sobre otro yo, sobre alguien que no eres tú. Son mentira, están inventadas, no son reales, aunque a veces lo parezcan. Es fácil hacerlo, solo se necesita imaginación, algo de técnica, desparpajo, no tener miedo, estar seguro. Una forma de pasar el tiempo, es un trabajo estéril.
Poesía, escribir poesía es sencillo, ya no hay normas, el poema es libre, se necesita sentimiento y habilidad, un poco de música y gusto para jugar con la belleza, una mirada detrás de la mirada y la íntima desfachatez de saber que nadie entiende, todo vale, vale la hermosura de la rima, lo recóndito, lo prohibido, el enigma. La poesía es una trampa al azar de los cazadores de palabras.
Escribir de lo de dentro es difícil, los días son iguales, uno igual a otro, no hay demasiado espacio para la aventura, lo mágico, lo sublime. Tampoco hay quién soporte una vida así, en continua tensión emocional, al límite. Recuerdo los momentos que viví en la pasión, pero esa es otra cuestión, pasada además.
No me paro ahora a considerar ahora si todo esto de hoy está bien o mal escrito en la forma, en el estilo. Viene a partir de una conversación con el corazón en la mano. No sé transcribirla pero quisiera cambiar ahora el tono de lo que habitualmente dejo aquí. Quizás porque hoy es hoy y quiero terminar el día con honestidad conmigo mismo.
Miro alrededor, estoy acostumbrado a vivir con coraza, no llegan dentro, no les deja la mirada, la frase, la sonrisa, el gesto, la aparente fortaleza, la ironía. Y me siento tan necesitado de cariño, de ternura como todos, como tú. Este es un guión repetido desde que recuerdo, lo de fuera disfraza lo de dentro. Empiezo diciendo que detrás del oficio, del gesto autosuficiente, de la rutina de estar -ser honesto, legal, fiel, cumplidor, correcto, buen esposo, padre, hijo, vecino, ciudadano, trabajador, etc- tengo miedo, que estoy confuso, que quiero asimilar tantas aflicciones que se me acumulan por los problemas que todos tenemos, por el trabajo, por la falta de intensidad, por lo afectivo, por el aburrimiento, por la necesidad de pasión, por los contrastes, por las añoranzas, por querer estar en tantos sitios a la vez y no estar en ninguno, por algún reencuentro con el pasado (que no pasa), porque la vida camina tan rápido que nos deja atrás y es tan corta y soy tan consciente de todo, estoy tan despierto que no me soporto en esta vida de dormido, por seguir haciendo lo que debo y no lo que quiero, por dejar de lado tantas oportunidades para ser el que soy y seguir siendo el que no soy, por no tener creencias, ni maestros, a nadie a quién admirar, a nadie ante quién derrumbarme, a nadie que me aconseje, que me señale otros caminos, por ser tan débil que debo ser fuerte, enérgico, aparentarlo, sacar pecho, pavonearme, presumir, seguir y seguir sabiendo, dios, sabiendo. Y no hacer nada para cambiar.
Contar sobre esto no es apropiado, no es literatura, no cumple lo que me propuse al empezar esta página. Además no acaba de quedar claro si esto es lo que siento o lo que invento, si es un paraguas de colores o es una debilidad de un momento concreto. Puede ser una doble trampa, una que me hago y otra que os hago. No está definida la frontera entre lo imaginario y lo real. ¿Cómo convencer? ¿Esto es todo? Pues no, el fin de este blog es dejar lo que escribo, pretende ser, solo, literario, de ficción, pero hoy, hoy he querido dejar lo que siento, lo que me duele, sin velos, sin buscar frases bonitas, mañana ya intentaré poemas. Queda pues la palabra, sin ropas, sincera, para el que quiera entenderla.



( lo escribí el martes, 11 de Enero de 2005)

viernes, 17 de junio de 2011

Inmodestia.




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(Carlos Morales)


Quienes son los violentos?

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Aquí tenéis un interesante vídeo en el que unos cuantos policías infiltrados entre los manifestantes son descubiertos. Llevan pinganillos y ocultan sus rostros. Visten ropas que ellos consideran adecuadas para infiltrarse, pero los pinganillos y su chulería los delatan. Ellos son los que iniciaron las algaradas más violentas, pero, una vez descubiertos, se ven acorralados en un portal (sin ser agredidos por los manifestantes). Entonces acuden los antidisturbios a rescatar a los más violentos de la manifestación, que resultaron ser policías.

Así funciona el brazo armado del dinero. El otro brazo, el que lleva guante blanco, ya lo vemos en los parlamentos. En ambos casos ya estamos acostumbrados al juego sucio, pero está bien tener pruebas.

(Recibido de L.C)

jueves, 16 de junio de 2011

Son importantes demasiadas cosas.


 …Son importantes demasiadas cosas, el verbo, la palabra madre, las cartas vengativas que encuentro en los cajones con mariposas venenosas y rencor, las que no supe contestar, el rechinar de mis dientes, de las muelas con y sin juicio, un castigo, por eso nadie me ve, por lo que no hice, ¿será posible?, castigo de Dios que decían algunas abuelas, ¿Dios de mete en estas mezquindades?, que llevo bordadas mis iniciales en la ropa interior por sí, pero no, si no me ven ellas, como para sí, ¿bailas?, “no”, pues de follar ni hablamos. Tengo rotas las alas, sí, mi estatura mengua, mi apostura, mis pisadas son leves, se alargan mis adioses como trenes en una noche de estrellas negras, no me ven, no hay murmullos, ni fiebre, ni ojos detrás de las cortinas, inventario de infidelidades, cuadros torcidos, soy el que era, ¡eh!, pueblos desiertos, puertas sin llave, alcaldes de Bildu y yo aquí, como un gato mojado pintado en la pared, un grafiti, no, soy un hombre, vivo, afilaré mis alas antaño escarchadas entre nubes rotas por aviones de plata, fiebre del miércoles noche, el que más, ahora el que menos, después de dos vueltas al mundo me he perdido en mi barrio, ¿quién soy?, la muerte como un búho en mi hombro de hombre, delicado, un san Tarsicio guardando en mi pecho lo sagrado, pasan los centuriones y nada, pasan los romeros de Almonte y nada, pasa todo dios y no me ve, todos fuimos alguien alguna vez, fui, no saben si soy, no me miran, parpados cerrados, mentes con cortinas, joder, voy a cortarme una oreja, curar la herida con luciérnagas y nieve, anegar mis pozos, proclamo mi sensación de inexistencia, la desposesión de mi caudal anímico, la resurrección imposible, la memoria, de mirar hacia dentro no veo lo de fuera, pero estoy, miradme. Estoy aburrido de que todo el mundo me ignore, de parecer invisible. Voy a teñirme el pelo de azul.    

(Suspiro)


Qué sorpresa sufrirse una vez desolado,
escuchar cómo tiembla el coraje en las sienes,
en el pecho, en los muslos impacientes
sentir cómo los labios se desprenden
de verbos maravillosos y descuidados,
de cifras defendidas en el aire muerto,
y cómo otras palabras, nuevas, endurecidas
y desde ya cansadas se conjuran
para impedirnos el único fantasma de veras.

(Mario Benedetti) 








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