martes, 18 de enero de 2011

Los curas, ¿llevan bigote?



Esta vida me puede, estoy lleno de interrogantes, agobiado, inmerso en ampliar mis escasos conocimientos. En mi ignorancia, en mi cabeza hueca, aunque no es el tema que más me preocupa, en estos momentos no recuerdo ningún cura que lleve bigote. Así, a botepronto, recuerdo algún misionero con barba, incluso alguna monja, pero con bigote solo, no. La verdad, no trato demasiado con el clero en general, pero usted ¿recuerda haber visto algún sacerdote que lleve bigote?

Ahora que lo pienso en los últimos años apenas hablo con curas. Esto me lleva a darme cuenta de la cantidad de colectivos con los que no tengo ningún trato. 

Con asiáticos, por ejemplo, me saludo con el encargado de un restaurante japonés que hay debajo de mi casa, pero aparte de decirle qué voy a comer, buenos días y arigatoo ありがとう, tampoco le digo mucho más. Una señorita con rasgos orientales, con apariencia de ser china, desayuna a mi lado en el bar de la esquina, sonríe mucho y sorbe el café, pero no nos hablamos. Ahí termina mi relación con asiáticos.

 
Lo mismo con los que tienen un color de piel diferente al mío, un acento distinto, otra edad, son rubios, saben más que yo, lo que es fácil, o menos, toman sidra, leen según qué periódicos, votan a, les gusta el rap, los adolescentes, los de otras comunidades, los de otros pueblos, los de mi pueblo, los que no son de mi barrio, la mayoría de los de mi barrio, los de mi escalera, las señoras de una edad, los árbitros, los que no recogen las deposiciones de sus perros, los que las recogen con guantes de plástico, los toreros, los fareros, los noctámbulos, los que cantan en un coro, las coristas, los solterones, los gatos pardos, los dentistas antiguos, así hasta mil colectivos con los que apenas tengo la más mínima relación. 

Incluso hay un señor mayor que sí lleva bigote y que me mira desde el espejo por las mañanas. A veces le hablo pero no me contesta. Se parece mucho a mi abuelo. Es curioso que a veces en ese espejo también está una dama cepillándose los dientes. Tampoco me contesta cuando le hablo.

Debo replantearme mis relaciones, ampliar mi círculo de amistades y mis conocimientos, mi cultura general, solucionar esta soledad, este ensimismamiento pero, sobre todo, en este momento me gustaría saber si los curas llevan bigote.  





En un momento de esta película, bellísima espiritual, humana y cinematograficamente, cuando los monjes cistercienses dudan entre si abandonar su monasterio, su monasterio en Argelia, sitiado por la rabia negra de la guerrilla ultrareligiosa y por la no menos terrible y cruel incompetencia moral, vital y militar de un gobierno y un ejercito innobles, uno de los monjes responde a sus vecinos musulmanes que han nacido, crecido, amado, sufrido y han sido sanados al cobijo de esos hombres buenos del Cister: "No sabemos si nos iremos. Somos como el pájaro que nunca conoce cuando estará posado en la rama". Entonces una "cherifa", una muje sabia, de esas que tapan noblemente su cabeza con un pañuelo, le responde: "Pero es que nosotros somos el pájaro y vosotros la rama"...... sobrecogedor igualmente como se trenzan entre si El Corán, la Natividad, los cantos eclesiásticos y la melopea de las palmas musulmanas (ay, del gozoso momento de la circuncisión). Sobrecogedora la humanidad de todos. El viejo doctor (Michael Lonsdale, hurra) escuchando noticias sobre rugby, "El lago de los cisnes" sonando en la despedida, el fraile fontanero, la niña que no sabe si está enamorada, el terrorista oscuro.....la sobrecogedora nevada final que recuerda la frase de Dublinesses, "Nieva sobre los muertos y los vivos". Begoña del Teso.

5 comments :

Anónimo dijo...

En 1561 la Sorbona de París llegó a la conclusión de que la barba era contraria a la humildad de los sacerdotes de la Iglesia. El bigote fue prohibido por una orden de Pío IX, (ya en el siglo XVI hubo fuertes polémicas en la Iglesia sobre el uso de la barba).

Joselu dijo...

Es lógico. Un elemento tan decorativo solo puede ir ligado a la soberbia, que no se muy bien que es pero que es cosa fea en los curas. De todas formas, al haber ido tan de la mano de la Guardia Civil, (aquí y allí) no lo echan de menos, tantos besos en los morros, tantos años...

Mas besos.

mirada dijo...

:-) gracias por aqui

gaia07 dijo...

Habría que saber si el señor que te mira por las mañanas desde el espejo es cura. Que no te conteste la señora tiene su lógica si anda cepillándose los dientes.

Un abrazo

ANGONFER dijo...

El único sacerdote católico que yo recuerdo que usa bigote solo, sin barba, es el padre Arturo Sosa Abascal, autoridad máxima actual de los Jesuitas y es uno de los paneles, aunque aún no es cardenal. Busquénlo por su nombre el Google para que vean sus fotos.

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