lunes, 10 de enero de 2011

L´oeil du silence.

No amarse ahora, pero haber amado...

No amarse ahora, pero haber amado.
Y encontrarse otra vez... Recuerdo grave
como el de alguna flor de aroma suave
que se mustia en un libro ya olvidado.

Va surgiendo el recuerdo desvelado:
una palabra, un gesto... Es una clave
que nadie descifró, que nadie sabe;
recinto nuestro, cántico inviolado.

Estamos en silencio, frente a frente.
Y sin verte, yo sé que me has mirado
con no sé qué recuerdo transparente

en los ojos lejanos... No has cambiado.
Y es dulce estarse así, indolentemente,
pero no amarse ya. Haberse amado.

Julia Prilutzky


 …(viene de ayer, o de antes) que la escritura es un invento del que no tiene nada que decir. Dice Platón que la escritura “implantará el olvido en las almas de los hombres”. Dice Blas de Otero “nos queda la palabra”. Esta lluvia es una daga de invierno y la mirada está clavada en el lunes de cadmio y grullas, digo yo. El tiempo va, se va si nadie lo remedia, si nadie se refugia en estandartes y defiende su huerto, su manera de hablar y sus monedas, solo eso. Ah, y los noventa y nueve atributos del profeta, los divinos nombres, la creencia que baila en el cuenco de futuro asomando en la línea del desierto que llega. Puedo escribirlo y está bien, pero prefiero decir “te quiero”, antes de, durante y dormir en sus brazos después (¿a qué, a quién me refiero?, mañana lo cuento)… 

10 comments :

Clarice Baricco dijo...

Sigue contándome aunque me olvides.

gaia07 dijo...

Ahora sabemos que Platón se equivocó, en eso y en mucho más, lástima de siglos siguiéndole.

Es preferible seguir a personas como tú, antes, durante y después de. Delante, detrás o al lado, o al mismo tiempo, o poco antes o poco después, el caso es ir donde vaya el tiempo escribiendo sin parar y diciendo cuanto haya que decir.

Un abrazo

Magnolio dijo...

Creo que la escritura puede ser como la belleza, que te puede dejar patidifuso, pero al día siguiente la olvidas. Y Platón copiaba lo que antes Sócrates dijo, y éste, siempre privilegió el diálogo, su mayéutica discutidora, sobre la palabra escrita, por demasiado quieta.

Leo ayer, en El País a J.M.Auguste Le Clezio, premio nobel de Literatura en el 2008:
“…Poco a poco vi que había otras metas en la escritura que no eran solamente estilo o manierismo, que había otras cosas de las que sólo podía ser el hilo conductor, que algo tenía que pasar por mí. Podría parecer pretencioso, pero me sentí como el medio de comunicación entre algo y los otros…Por eso cambié totalmente mi manera de concebir la escritura. Desde ese momento no me importó tanto el estilo, sino decir lo que tenía que decir: estamos en la tierra un periodo muy breve y no podría dejar de aprovechar este momento, dejar que las cosas se fueran solas…”

Algo así como que uno puede decir “te quiero” a quien quiera y cuando quiera, incluso escribirlo, pero publicarlo….o importa a todo el mundo porque es importante, o mejor callarlo al l´oeil du silence. Creo.

Pedro M. Martínez dijo...

Te cuento, Clarice Baricco, 1, 2, 3, 4, sigo contándote hasta que tú quieras.
Y nunca te olvido. París, París, algún día. No lo olvides tú.

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07, Platón era un tío majo, acertaba muchas veces.
Seguirme es complicado, sobre todo porque hay muchas temporadas que estoy parado, inmóvil, hibernando, o agostado, yo qué sé, un asco, todo va demasiado rápido o demasiado lento ¿no habrá un término medio? Por cierto, me encantaría tener alguien a quién seguir. Un abrazo

Pedro M. Martínez dijo...

Inspirada Magnolio, inspiradora, este humilde recolector de textos humildísimos quiere decirle que sí, o que no, o que ya veremos.
Que usted misma se sienta, se escribe un libro, dos, cien, dejándose el alma, las pestañas y un riñón (porque, claro, hay que comer y excepto que Paco, o Manolo, o Carmen, nos alimente…pues eso) y si tiene influencias, enchufe que se dice, amigos, fortuna, chamba, chiripa, arte, salero, se lo publican. Vale. Ahora dame la mano, ven, vamos a la Fnac, cierra los ojos, te llevo, ábrelos, ¿qué ves?, ¿mil?, ¿cinco mil libros? Y solo este mes, el que viene otros cinco mil, todo dios escribe, incluso algunos bien.
Bueno, ahí vamos, que usted misma abre un blog, bitácora, este invento y si se lo monta bien, no le digo leerle (que eso ya es otra historia) pero por una cosa o por otra le entran amables visitantes que le dicen cosas deliciosas, que le comentan, que se forma un intercambio de ideas, emociones, historias, oye, magnífico, este es un invento magnífico.
Y sí, “te quiero” solo se lo digo a quién quiero.
Contar los “te quiero” -como usted se puede imaginar- es contar otra cosa, lo que uno imagina, intenta, fabula, recrea, miente, sueña, juega, esas cosas.
(Sobre todo porque los “te quiero” al oído son difíciles de transcribir. A usted se lo voy a contar ¿eh? –guiño-)
Con amor.

Ventana indiscreta dijo...

Ese zopilote o gallinazo que has colocado ahí me ha hecho recordar a uno de los cuentos más demoledores que tratan la miseria y la indiferencia: 'Los gallizazos sin plumas' de Julio Ramón Ribeyro.
Muy recomendable todo lo de este autor.

Pedro M. Martínez dijo...

Julio Ramón Ribeyro
Los gallinazos sin plumas
(fragmento)

" Desde entonces empezaron unos días angustiosos, interminables. Los tres pasaban el día encerrados en el cuarto, sin hablar, sufriendo una especie de reclusión forzosa. Efraín se revolcaba sin tregua, Enrique tosía. Pedro se levantaba y después de hacer un recorrido por el corralón, regresaba con una piedra en la boca, que depositaba en las manos de sus amos. Don Santos, a medio acostar, jugaba con su pierna de palo y les lanzaba miradas feroces. A mediodía se arrastraba hasta la esquina del terreno donde crecían verduras y preparaba su almuerzo, que devoraba en secreto. A veces aventaba a la cama de sus nietos alguna lechuga o una zanahoria cruda, con el propósito de excitar su apetito creyendo así hacer más refinado su castigo.
(...)
Y se lanzó a la calle respirando a pleno pulmón el aire de la mañana. En el camino comió yerbas, estuvo a punto de mascar la tierra. Todo lo veía a través de una niebla mágica. La debilidad lo hacía ligero, etéreo: volaba casi como un pájaro. En el muladar se sintió un gallinazo más entre los gallinazos. Cuando los cubos estuvieron rebosantes emprendió el regreso. Las beatas, los noctámbulos, los canillitas descalzos, todas las secreciones del alba comenzaban a dispersarse por la ciudad. Enrique, devuelto a su mundo, caminaba feliz entre ellos, en su mundo de perros y fantasmas, tocado por la hora celeste. "


Ventana indiscreta, todo está en los libros.

Ventana indiscreta dijo...

Sir Peter:

una ilusión: tratar de poner todo en los libros.
Todo no está en los libros, lo que tu escribes, por ejemplo.

Pedro M. Martínez dijo...

Bella Ventana indiscreta, la frase no es mía, es de "La Bola de Cristal"
(Éramos tan niños)

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