lunes, 31 de enero de 2011

Sobre estos textos.

Una pena repta por su ombligo. Ayer
ayer me dijo oblicuamente amor mío y
hoy, hoy tengo que ser áspera con la memoria,
enlazar las manos con ansiedad, tomar cafés,
hacerme cueva o nimiedad.

Concha García.



El texto que dejo aquí cada día es mucho más que lo que se lee (1).

Quizás ustedes no se han fijado pero también está escrito por el revés, por la parte de atrás de lo que se ve (2), es decir por lo que no se ve.

No solo eso, también descubre el misterio diario de estar vivos, encerrados entre lo que somos y lo que parecemos, no digamos lo que queremos ser (3), la dualidad de contar lo que ocurre cuando no ocurre e imaginar lo que ocurrió y lo hemos reconvertido en un recuerdo cómodo, favorable, amable, éramos así, ocurrió de esta forma aprovechando que nadie puede llevarnos la contraria (4).

Los textos que comparto tan a menudo son un antídoto, para ustedes y para mí. Es curioso que, al oficializarla, les protege de la rutina. Al menos tanto como que, a la vez, me inmuniza contra la tendencia al inmovilismo, a dejar que la mente se paralice, se adormezca, quede mecida en ayeres olvidando el presente.

En el enredo del blog con textos, fotografías, música y colores (5) lo mejor está en el misterio de saber quién somos (6), dónde vamos, de dónde venimos. En esta esquina jamás vamos a averiguarlo, pero aquí vamos, navegando en el oscuro río que nos lleva de sus fronteras (7) a la mía, de lo íntimo a lo público, de la distancia entre los ojos y el corazón, del oído al sentimiento, de la intuición a la certeza de saber que no hay más (8) de lo que hay.

Ya que estamos, entre nosotros, el texto es un pretexto, da igual lo que diga, lo que cuente, su presunta calidad, su nadería, su longitud o lo breve, que hable de amor o haya un vacío de frases sin sentido. Importa que esté, que se repita, vigilar la constancia, aventurar su cese, comprobar que algo, esta aventura de reiterar que nos leemos (9), tiene vigencia, aún.

De la curiosidad al cariño hay apenas tres pasos. Los damos, lo sé. Llegan los comentarios, los correos personales como presentes magníficos, privilegio de recibirlos, tiempo, criterio, respeto, sabiduría y, sobre todo, amistad, afecto. Por mi parte el amor es una garantía, os quiero, a los que hablan y a los que no, sin conoceros, sin posibilidad de negarme a ello, egoístamente, sin condiciones. Estoy rendido, gracias.

El texto que dejo aquí cada día es mucho más que lo que se lee (10).


(1) ¿se lee?
(2) ¿se ve?
(3) y no somos.
(4) excepto la conciencia y suele estar dormida.
(5) incluido el blanco del fondo.
(6) en varios sentidos.
(7) las de ustedes
(8) ni menos.
(9) ¿nos leemos?
(10) ¿se lee?



Kiosko.



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domingo, 30 de enero de 2011

Desengaños amorosos (3)


¿Que tiene la zarzamora
que a todas horas
llora que llora por los rincones,
ella que siempre reía
y presumía de que partía los corazones?
Lleva anillo de casado,
me vinieron a decir,
pero ya lo había besado
y era tarde para mi.
Que publiquen mi pecado
y el pesar que me devora
y que todos me den de lado
al saber del querer desgraciado
que embrujo a la zarzamora.



 


Decirte que me decepcionaste un día sería mentirte. Creo que en el fondo nunca te quise. Te viví de manera apasionada, como se anhela un deseo, como se bebe una quimera, como se compra un capricho . Me hubiese gustado que me decepcionases para sentir al menos algo que por ti no siento. 

Intentaste aniquilar mis sueños, pintarlos de un gris aceituna, resquebrajarlos en su aurora. Y te cubrí con besos y anaqueles en el recinto de mi casa, con camafeos e indiferencias en las sombras de mi cuerpo. Y en el dintel y el umbral de mi puerta te cerré a la incertidumbre, y a las sombras del recuerdo. 

No, no me decepcionaste. La decepción cubre un manto de locura que en su transparencia desvela el tejido de las soledades en sus entresijados bolillos. Y en esas transparencias del encaje nunca vi tu luz. Tan solo perdóname hoy por no haberte sabido decir realmente un te quiero de esos. 

(La Zarzamora)



sábado, 29 de enero de 2011

Iñigo Marchante Lersundi no puede cerrar la boca


Glup 2.0, el blog al servicio del Pueblo Soberano, ante los cientos y cientos de cartas recibidas solicitando más trabajos de Andrea Martínez y Roberto Villar incluye hoy el último de este original dúo, un tributo a Iñigo Marchante Lersundi, el hombre que no puede cerrar la boca.










EL POEMA DE LOS 82 AÑOS

Ha pasado casi un siglo
Soy un señor muy antiguo.
O mejor,
lo que queda de un señor:
unos restos
desvaídos,
algún gesto
que pretende
ser cortés.
Es poco, pero algo es.

Dicen que el agua pasada
no mueve molino.
Pero el rio de la vida
que pasó
sigue moliéndome vivo,
hecho polvo
enamorado
del agua, del agua aquella,
cuyo murmullo lejano
aún oye mi corazón.

Ángel González.

viernes, 28 de enero de 2011

Exore parvulórum véritas.


La vida va. Esto es cierto. Es una chorrada pero es cierto. Solo que estoy hasta los cojones. Por decirlo de una forma gráfica. ¿Qué hostias pinto aquí? Por preguntarlo de forma natural, coloquial. Duermo bien, sí, pero me levanto, me afeito, me limpio los dientes, me ducho, desayuno y me voy a trabajar (sí, vale, tengo trabajo, tengo suerte, usted lleva buscándolo ocho meses, ande, céntrese, este es mi blog, lea) pero lo llevo haciendo tantos, tantos años, que más que suerte me he dado cuenta que es una condena. Estoy hasta los huevos de trabajar. Por decirlo de forma suave. Intento cambiar las calles por las que llego al taller pero no hay demasiadas variantes, en quince minutos voy por una o por otra (cierto, usted se levanta antes, debe tomar un bus, un metro, siete paradas y otro bus pero no estoy hablando de usted, leches, deje de ser tan egoísta, estoy hablando de mí. Lea y deje de contrastar, coño). Decía que trabajo, bueno, voy a omitir este pasaje. Los lunes reviso la bonoloto (siempre boleto no premiado), cuatro euros, si hubiera guardado esos cuatro euros semanales sería millonario pero no tendría el sueño de mearle la mesa a mi jefe si un día me toca lo suficiente. Mearle la mesa y a él. No, no soy violento, es incontinencia urinaria, demasiado tiempo aguantándome las ganas. A otra cosa. A la mediodía como en casa (joder, ya sé que usted se lleva el tupper con los garbanzos y los calienta en un microondas que huele al pescado que ha llevado Fernández, a mí que me cuenta) y con el postre en la boca vuelvo al curro, las dos calles que alterno, la rutina, etcétera. Basta del tema laboral, las siete, salgo, estoy libre, ahora puedo hacer lo que me de la gana. Antes corría pero desde lo del esguince me da pereza, frío, me pasan todos, hasta los cojos, no corro. Además se me han quedado las piernas delgadas y parezco una cigüeña zamba. Antes escribía pero desde hace años solo se me ocurren tonterías. Desde lo de Loli, desde que me desenamoré solo imagino venganzas, tristezas, soledades, maldades, me hace daño escribir, me tengo muy leído. Leer, antes leía, tengo en casa bastantes libros, más de doce, un día estaba leyendo y me quedé dormido, ya no leo, no encuentro ningún libro que me interese, todos dicen lo mismo, bah. Paco me dice que me compre un ordenador, pero no entiendo esos cacharros, ya no son para mi edad, él sí es un listo, un ordenador, qué majo, claro, como trabaja en una caja de ahorros. Música, tengo un transistor, no tiene pilas, siempre me olvido de cambiarlas, desde Manolo Escobar no ha salido un cantante igual, no escucho música. La tele, lo que hago es ver la tele, a ratos me duermo pero a Jorge Javier no me lo pierdo. Llaman a la puerta, un momento, son dos testigos de Jehová, les atiendo y luego sigo pensando. La verdad sale de la boca de los niños.



jueves, 27 de enero de 2011

Uruk.


Uruk  fue una antigua ciudad de Mesopotamia, situada en la ribera oriental del río Éufrates, surcada por el antiguo canal Nil, en una región de pantanos a 225 km al SSE de Bagdad
En su apogeo, hacia el III milenio a. C., Uruk tenía una zona amurallada de unos 5,5 km², siendo la mayor ciudad del mundo en esa época. Según la tradición sumeria, fue el hogar de Gilgamesh, héroe de una de las obras literarias más antiguas de la historia: el poema de Gilgamesh. De él se decía que construyó el templo de Eanna y las murallas de la ciudad. Uruk fue probablemente lugar del nacimiento del sello cilíndrico así como del nacimiento del cálculo y la contabilidad.


La estrella. Viaje al interior. Las esperanzas abortadas. Los que se quedaron en el camino. Las contradicciones. Un vaso de vino para los redimidos.  

El arroyo. La edad como un factor sometido al azar, a la fortuna, la suerte de haber llegado, el sabor a cenizas del fracaso, el efímero éxito. 

La espiga. Iluso por creer que ella vería tus lágrimas. El milagro como un experimento de magia. El sudor del trabajo sobre la sábana. La amargura.

La cabeza cornada. Un altar sobre el que dejar las ofrendas no sangrientas, otro para los sacrificios del carnero. El puñal de la duda entrando en el alma. 

El cuenco. Los peregrinos arrastrando el duelo, sus penas, mendigando compasión, repitiendo la escena en cada pueblo que cruzan. Prisionero de mis propios errores enseñando una y otra vez las llagas de las manos. 

El pie. En la penumbra de la ermita de san Juan de Gaztelugatxe suena la campana que avisa a los pescadores. Apóstoles incrédulos hurgan en el pecho de lo que escribo. 

El cuerpo amortajado. Las blasfemias, las monedas para pagar a los traidores, el prisionero escribiendo con sus heces en las paredes de la celda. Esperanza de Uruk

No necesito esta mentira para contar mi verdad. 
Es esta. 




1.- Estrella, significa cielo o dios.
2.- Arroyo, significa agua-
3.- Espiga, significa cebada o grano.
4.- Cabeza cornada, significa buey.
5.- Cuenco, significa comida o pan.
6.- Pie, significa andar.
7.- Cuerpo amortajado, significa hombre en su conjunto.
 

miércoles, 26 de enero de 2011

Nombradía.


"Examine ese fundamento que usted llama escribir; ponga a prueba sus raíces hasta el lugar más profundo de su corazón; reconozca si se moriría usted si se le privara de escribir. Esto, sobre todo: pregúntese en la hora más silenciosa de su noche: ¿debo escribir?"

Rainer Maria Rilke   (Cartas a un joven poeta  fragmento de la carta del 17 de febrero de 1902). 


Embebido en un tibio envoltorio de tulipanes. Sonaban cascabeles. Salí a buscar (te/me/os). Cerré la puerta y nadie había. Recordé sus nalgas como frutas, el frío siberiano y el amor entre las sábanas con el pálido sol de enero entrando por la persiana entreabierta. Había huellas en la alfombra, el aroma de los arcángeles flotaba en la habitación, aún. Neruda cantaba a la niebla del encinar. Recuerdo el año que visité Murano, el vaporetto, la isla de Lido. Y las tortugas. Economizo las palabras, no sirven mis adjetivos, quién pierde la palabra pierde su verdad. Recuerdo cuando cantaba delante del Coliseo, ahí comenzó el regreso. La vida. Mi amor como un húmedo pañuelo de seda ciñéndose a sus muslos generosos, un pasacalles de besos, una verbena de caricias antes de la oración. El no como una hoz. El descontento como un látigo. Alguien debe ser el culpable. Busco en los espejos del invierno perenne. Enhebro hilos de esperanza. Soplo las velas del pastel de mi cumpleaños. Los lobos se acaban de comer al cordero y me miran. Rezar no sirve excepto en las grandes quemaduras. No puedo pasar la página, soy inocente. Admito vuestra compasión.



martes, 25 de enero de 2011

No cumpleaños.

 (Henri Rousseau Bonne fête (Happy Birthday), 1892)

En teoría hoy es mi cumpleaños.

Pero no es cierto.

Me he despertado dulcemente. Estaba aún en la cama, tranquilo, leyendo “Regreso a Berlín” de William Shirer, cuando a las ocho y un minuto ha sonado el teléfono.

Ringgg, ringgg, ringgg…

Dígame -he dicho-.

Oiga, mire, es usted Pedro María Martínez -me han preguntado-.

Sí -y por la voz he pensado que me querían intentar cambiar de compañía telefónica-, ¿qué desea?

Mire, que hemos detectado un error en su ficha personal y que debe pasar por nuestras oficinas -me dice una voz de señora o señorita entrada en años-.

Perdone, ¿qué ficha, qué oficina? -pregunto intranquilo-.

Ah, perdone, es que tenemos un lío…sí, mire, por el Registro Civil -me dice-, esta misma mañana a las 12 y 13.

Pues eso, que entre que me he planchado una camisa, me he hecho el nudo de la corbata que no estoy acostumbrado, me he preparado y eso, me ha llegado la hora de ir.

Omito el viaje ¿vale?

Me presento en una ventanilla y digo -buenos días, que me han llamado.

¿Es usted Pedro María? –me pregunta un señor de bigote.

Sí –contesto.

Haga el favor de ir al despacho número 7 –me solicita, amable-.

Voy. Entro al despacho. Hay una bella dama sentada detrás de una mesa llena de expedientes.

Pase, pase –dice- buenos días, siéntese.

Me siento.

Se coloca unos lentes, rebusca en una carpeta de piel, encuentra un papel amarillento, carraspea y me suelta – Don Pedro, según el último censo usted no ha nacido – me mira por encima de las gafas y sigue – o si ha nacido, ha nacido después de lo que dice este papel traspapelado.

¿Qué? –exclamo, atónito.

Sí, lo que le he dicho, no me gusta repetir –y eleva el tono de voz- o no ha nacido o lleva usted viviendo bastantes más años de los que le corresponden. En cualquier caso usted o no tiene edad o no tiene la que tiene, lo estamos investigando.

Me quedo de una pieza, solo me sale decirle –pues mire, en teoría es, o era, mi cumpleaños y esta tarde tendré la casa llena de invitados a una fiesta.

Usted verá –dice- puede celebrar lo que le parezca, pero su cumpleaños no es, que quede claro.

¿Puedo reclamar o algo? –digo-.

No, de momento usted no existe. Cuando exista hay un formulario que pondremos a su disposición. Puede retirarse –dice tajante.

Y me retiro. Salgo del Registro mirando al suelo y pensando en lo efímero de la vida, tanto tiempo viviendo y no he vivido. Y ahora qué hago con la fiesta, con la cantidad de comida, ginebra y pasteles que he comprado.

Bah, ya me arreglaré. De cualquier forma, hasta este año, hoy 25 de enero, era mi cumpleaños.





lunes, 24 de enero de 2011

De Bill Murray y otros.


Quizás no nos pongamos de acuerdo pero ¿lo intentamos?

Hablábamos, mucho, nos decíamos, incluso pudiera ser que nos escucháramos más allá de nuestro propio eco. Pero un día nos encontramos los pulsos -ay amiga- y la oscuridad de tu cuerpo dormido se convirtió en fulgor. 

Me quemé, torpe de mí. 

La belleza no tiene normas, no hay un manual de instrucciones para encontrarla, está más cerca de la mirada que del cerebro. El milagro si las tiene, normas, surge cuando se juntan sentimiento, sinceridad, ternura, un horizonte flexible, dos acróbatas, la música del alma y el atrevimiento de una caricia allí donde los símbolos pierden todo su valor. 

Ya lo ven, tan sencillo como fugaz. 

Recuerdo que años atrás firmé un manifiesto (Manifiesto de los Kinoks) - “Soy un ojo. Un ojo mecánico. Yo, es decir, la máquina, yo soy la máquina que os muestra el mundo como sólo ella puede verlo. [...] Yo atravieso las m muchedumbres a gran velocidad, yo precedo a los soldados en el asalto. [...] Liberado de las fronteras del tiempo y el espacio, yo organizo como quiero cada punto del universo. [...] El cine dramático es el opio del pueblo. Abajo los reyes y las reinas inmortales del velo. ¡Viva la grabación de las vanguardias en el interior de su vida de cada día y de su trabajo! Abajo los guiones-historias de la burguesía .¡Viva la vida en sí misma! [...] El objetivo de los Kinoks es filmaros sin molestaros. ¡Viva el cine-ojo de la Revolución!” (Vertov)- solicitando milagros para todos. Era más joven y aún creía que la fe movía montañas, no, no se mueven, se necesita un arquitecto febril o un genio para hacer de una piedra una catedral que no se hunda, una Pietá, una respuesta, un camino que llegue más allá de los recuerdos como oraciones en papelillos incrustados en los intersticios del Muro de las Lamentaciones.


Estábamos descalzos y no nos creíamos la dicha, entreabría los muslos generosos y el reloj se detenía en una hora eterna, nadie llamaba a la puerta y en su piel estaba escrita la historia de la humanidad –lástima, solo llegué a Egipto-, sus rincones de muérdago y nidos de jilgueros, el instante -oh, el instante- en que degollaba sus leones, domesticaba las serpientes y todo el dolor de noches de ceniza fingiendo ser la que no era.

El fantasma dormía en su alacena. 

Ahora sé que no dormía, los fantasmas no duermen (al menos eso dice Susanna Clarke en su “Jonathan Strange y el Señor Norrell”) y en la puerta hay un vendedor de abismos con un acantilado bajo el brazo, gaviotas que ríen alrededor y mil ojos mirando las olas del ayer, las de mañana, las olas (¿no tendrán nada mejor que hacer?) que llevan y traen a la playa, náufragos, ahogados y botellas con y sin mensaje. Me resulta aburrido, nunca me han gustado las películas de Bill Murray (excepto, quizás, “Flores rotas” y “Lost in traslation”), prefiero esa “Elegy” que me recomendó un árbol de flores olorosas. 

Llegan trenes nocturnos, solo este parará en la estación, temo tirarme en marcha, ya no salto como saltaba, el suelo está lleno de leopardos heridos por el rayo verde, de guitarras descordadas, de un hombre vestido de negro que manosea la soledad, de infantes que confunden la epopeya con una onomatopeya, hay un triángulo y una mujer que se acaricia los senos con claveles, hay un momento para callarse, este. 


Por cierto, con los mensajes que (le/te) he mandado se puede conseguir un best seller, un divorcio, un puesto de bedel en Murcia o que alguien me llene las mejillas de besos o de bofetadas.



domingo, 23 de enero de 2011

Turn off the light.


Glup 2.0, el blog que está más p´allá que p´acá se complace en presentarles el último trabajo de Andrea Martínez y Roberto Villar.

Este Turn off the ligth de Yellow Big Machine está en el número 3 del Billboard, el 2 en las listas de los 69 Principales y principalmente está.

Que lo disfruten.

Ah, Andrea y Roberto agradecerán sus comentarios (así, como si nada se han dejado las pestañas en el vídeo).


sábado, 22 de enero de 2011

Desengaños amorosos (2)

 

Desde hace unos días, concretamente desde tu post del día 19 “Sobre desengaños”, voy dándole vueltas en mi cabeza a mis desengaños amorosos. Tras pensarlo concienzudamente, resulta que lo que podría contar como desengaño al uso cultural establecido, para mí no lo es.

Y es que hace ya mucho descubrí que solo existe desengaño si esperas una respuesta determinada y preestablecida como “lo que debe ser”. En un mundo que se mueve según multitud de posibilidades interconectadas con variables imprevisibles, nuestra especie ha pretendido implantar una serie de normas en las que establecer qué es lo correcto y cómo han de ser las cosas, y todo lo que ocurra fuera de ello es pura desgracia. Así que nuestro mundo es desgraciado.

En vista de cuanto observaba a mi alrededor, tomé la decisión de no esperar respuestas a las relaciones que estableciera, y no tener que ponerlas en la lista de desgracias y aumentar mis desengaños.

Y durante estos días recordé aquella vez siendo pequeña, en el colegio, cuando mis amigas se enteraron tras la conmoción que  me desbordaba cada vez que veía al chico de mis arreboles, y me lo trajeran para que me rozara la mano. O aquel chico alto de rizos negros con el que descubrí las maravillas que me prohibían y que con terrible irritación dejaba sin llegar a saber nunca en que culminaba todo aquello. O aquel que me hizo traer al mundo a la criatura más maravillosa que pudiera existir, y que me hacia trastabillar con todo cuanto me rodeaba cada vez que escuchaba su moto cinco calles más abajo. O uno que tras un largo periodo de tranquilidad hormonal, años, consiguió hacerme subir a la luna y saltar de estrella en estrella…

Así que entendí que al niño le gustara otra, que el chico alto de rizos negros desapareciera, que el de la moto cambiara de vehículo y de paso, de casa, y que el astronauta pasara al equipo de buenos amigos…

Todo de lo más normal y lógico, pasó lo que tenía que pasar. No creí en lo de “siempre que me necesites” ni en el “para siempre”, dicho sea de paso cuestión inexistente en todo nuestro universo.

No tengo, pues, desengaños amorosos que contar.  

Rosa.




Este texto me causa una gran alegría.
Por lo que dice y, sobre todo, por quién lo dice.
En cuanto ha llegado he gritado eso de “paren las máquinas” y rápidamente he cambiado lo que tenía preparado.
Gracias, belleza,

¡Viva Valencia!

Valencia, es la tierra de las flores, de la luz y del amor.
Valencia, tus mujeres todas tienen de las rosas el color.
Valencia, al sentir como perfuma en tus huertas el azahar,
quisiera en la huerta valenciana mis amores encontrar.
La blanca barraca, la flor del naranjo,
las huertas pulidas, almendros en flor,
el Turia de plata, y en el cielo turquesa,
el sol valenciano, van diciendo amor.
Te quiero, mi morena valenciana, de mirada traicionera.
Te quiero, porque cuando miras dices: ay mi amor, si me quisieras.
Te quiero, porque llevas en los labios miel y rosa carmesí.
Te quiero, y al decirlo me estremezco ¡ay! que me siento morir.
Ole, ole y ole.








Ain't No Grave  

There ain't no grave
Can hold my body down
There ain't no grave
Can hold my body down

When I hear that trumpet sound
I'm gonna rise right out of the ground
Ain't no grave
Can hold my body down

Well, look way down the river
What do you think I see
I see a band of angels
And there coming after me

There ain't no grave
Can hold my body down
There ain't no grave
Can hold my body down

We'll look down younder Gabriel
Put your feet on the land and see
But Gabriel don't blow your trumpet
Till you hear from me

There ain't no grave
Can hold my body down
There ain't no grave
Can hold my body down

Well meet me Jesus, meet me
Meet me in the middle of the air
And if these wings don't fail me
I will meet you anywhere

Ain't no grave
Can hold my body down
There ain't no grave
Can hold my body down

Well, meet me mother and father
Meet me down the river road
And Mama you know that I'll be there
When I check in my load

Ain't no grave
Can hold my body down
There ain't no grave
Can hold my body down
There ain't no grave
Can hold my body down


viernes, 21 de enero de 2011

La noche era un limón.

La noche era un limón y un viento ciego, agorero, me dejaba en los zarzales del aire, como un palafrenero sin carruaje ni caballos, un perro acosado por remolinos de melancolía, descontento, con una sensación de enardecidos gamos saltándome, sin respeto, con zarpazos en el declive de ser la mitad, o menos, de haber sido.

Arrebujado en el amanecer desnudo, con gavilanes heridos y cuadrículas de luz en el encinar, devastado como un jilguero que entrega su canto mientras atraviesa el fuego y las letanías, las alondras reverberan en el límite del bosque, resuenan cantos de taberna y con los labios heridos os recito:

“Corta y triste es nuestra vida, y no hay remedio cuando llega el fin del hombre, ni se sabe que nadie haya escapado del hades. Por acaso hemos venido a la existencia, y después de esta vida seremos como si no hubiésemos sido: porque humo es nuestro aliento, y el pensamiento una centella del latido de nuestro corazón.

Extinguido este, el cuerpo se vuelve ceniza, y el espíritu se disipa como tenue aire. Nuestro nombre caerá en el olvido con el tiempo, y nadie tendrá memoria de nuestras obras, y pasará nuestra vida como rastro de nube, y se disipará como niebla herida por los rayos del sol que a su calor se desvanece. Pues el paso de una sombra es nuestra vida, y sin retorno es nuestro fin, porque se pone el sello y ya no hay quien salga.

Venid, pues, y gocemos de los bienes presentes, démonos prisa a disfrutar de todos en nuestra juventud. Hartémonos de ricos y generosos vinos, y no se nos escape ninguna flor primaveral. Coronémonos de rosas antes de que se marchiten, no haya prado que no huelle nuestra voluptuosidad. Ninguno de nosotros falte a nuestras orgías, quede por doquier rastro de nuestras liviandades, porque esta es nuestra porción y nuestra suerte.”


(Libro de la Sabiduría).

(Respiro y sigo)

(No es tan fácil para mí escribir hoy, un poema de alhelí no se improvisa)

(Aunque, si no lo escribo ¿qué dejaré aquí mañana?)

(Va, no me sale, para el sábado.)



Zinegoak 

Del 22 al 30 de enero Bilbao acoge una nueva edición de Zinegoak.

NOVEDAD: Junto a las obras cinematográficas (largometrajes, cortometrajes y documentales) la octava edición de Zinegoak incluye por primera vez las artes escénicas de contenido LGTB.

RESUMEN DE LAS PELÍCULAS: A las películas procedentes de los más importantes festivales: “Einayim Petukhoth (Eyes Wide Open)” (Cannes), “L’Arbre et la forêt” , “Cuchillo de palo - 108” , “Plein Sud” (Berlinale) o “Gigola” (galardonada con el premio a la Mejor Ópera Prima en el Festival de Cine Europeo de Sevilla), de grandes productoras: “The Secret Diaries of Miss Anne Lister” (BBC) o de directores consagrados y reconocidos como Bruce LaBruce “L.A. Zombie”, se unen obras de teatro y espectáculos musicales: “Clara y Daniel”, una obra de teatro para el público infantil sobre la diversidad y la aparición de nuevos modelos familiares, “Cáscara amarga” sobre lo complejo de asumir una sexualidad distinta a la socialmente establecida (y más si eres mujer) o la artista francesa afincada en Berlín Ocean LeRoy con su drag king show sobre las fronteras de los géneros.


jueves, 20 de enero de 2011

Desengaños amorosos (1)

 
¿Mi desengaño amoroso más grande?

Cuando estando al otro lado de varias fronteras a las 9 de la noche, sola, jodida y sin saber qué hacer en una situación que no era ni la esperada ni la prometida, llamo a la persona más importante para mí, para sentir algo de voz conocida, un idioma familiar, un calor, un "abrazo" metafórico. Y lo que obtengo es un silencio que me ahoga y un "no me llames, sufro por verte tan mal, es muy duro para mi, así que no me llames".

Dicen que un amigo es a alguien a quien puedes llamar a las 12 de la noche para que venga a recogerte. Eran las 9 de la noche. No pedía nada excepto unas pocas palabras. ¿Qué es esto? No lo sé, pero ni es amigo ni es amante. ¿Y la que llama? Una gilipollas.

Jamás le dije nada. Y él, con tanta empatía con mis sentimientos, aún está por darse cuenta de que, en lo que respecta a mi vida, está despedido.

No me desengañé ni siquiera cuando me dijo, aquel día de Nochevieja hacía casi un año, que no me amaba y que jamás lo haría. ¿En qué me afectaba? a fin y a cuentas, yo no quería que me amase, yo simplemente le amaba. Lo que él sintiese no cambiaba mis sentimientos. Y seguí teniéndolos durante los más de 10 meses siguientes en que compartimos nuestra vida como amigos.

Pero mis sentimientos cambiaron aquel día a las 9:05 de la noche en el instante en que colgué el teléfono, en aquel jodido pueblo perdido en los Abruzos.

 (Parque Nacional de los Abruzos)

Este blog intenta la comunicación.

En ocasiones se me ocurren ideas peregrinas para conseguirlo.

Una de ellas es pedir colaboración, diálogo, que me cuenten, no solo contar.

No me importa que sea cierto o invención.

Con timidez, con cierta ingenuidad, lo lanzo.

Y a veces, como anoche, tengo la agradable sorpresa que alguien –bienvenida- responde y me envía sus emociones, sus alegrías, sus fracasos, su respuesta.

Saber que nos leemos compensa el trabajo.

Muchas gracias a todos.



miércoles, 19 de enero de 2011

Sobre desengaños.


 Love letter.-. Pietro Antonio Rotari

2011, es el año del cambio.

Según las poco fiables estadísticas, esta página tiene unos cuantos visitantes asiduos o quizás unos pocos que entran muchas veces.

Quiero saber qué piensan estos visitantes, es decir vosotros.

Esta semana necesito saber quién ha tenido un desengaño amoroso.

Si no lo ha tenido que se lo invente.


De forma anónima o firmándolo.

Lo publicaré tal cual o modificándolo, con su nombre o sin él, a gusto de quién lo envíe.

Empiezo contando el mío.

Un momento que pienso cual es mi desengaño amoroso más grande.
Pues bien, tengo varios.

Podría empezar con un amor platónico nunca cumplido. Aunque ni siquiera fue desengaño, era platónico, no sé ni si ella se enteró. Lo pensaré más.

Creo que escogeré el flash de sentir fluir por mis oídos -tumbado en una cama, desnudo, con un ciego que no podía ni hablar- toda la bilis de una relación que terminó. Me dijo tantas barbaridades que no me reconocía. Mucho menos reconocí en ella a la mujer que me enamoró un día. ¡Cuánto odio había en su voz! Y yo allí, indefenso, balbuceando (a las 6 de la madrugada, cuando pude moverme, me levanté, me vestí, subí a mi coche y me fui a casa –que, por cierto, estaba a 700 kilómetros).
Hay bastantes más, pero este, sí, creo que voy a desarrollar este (sé que me dolerá recordarlo).


No, no me he aburrido de escribir. Esta es una página que intenta ser interactiva (¿Qué querrá decir eso?)

Espero que alguien se anime.

martes, 18 de enero de 2011

Los curas, ¿llevan bigote?



Esta vida me puede, estoy lleno de interrogantes, agobiado, inmerso en ampliar mis escasos conocimientos. En mi ignorancia, en mi cabeza hueca, aunque no es el tema que más me preocupa, en estos momentos no recuerdo ningún cura que lleve bigote. Así, a botepronto, recuerdo algún misionero con barba, incluso alguna monja, pero con bigote solo, no. La verdad, no trato demasiado con el clero en general, pero usted ¿recuerda haber visto algún sacerdote que lleve bigote?

Ahora que lo pienso en los últimos años apenas hablo con curas. Esto me lleva a darme cuenta de la cantidad de colectivos con los que no tengo ningún trato. 

Con asiáticos, por ejemplo, me saludo con el encargado de un restaurante japonés que hay debajo de mi casa, pero aparte de decirle qué voy a comer, buenos días y arigatoo ありがとう, tampoco le digo mucho más. Una señorita con rasgos orientales, con apariencia de ser china, desayuna a mi lado en el bar de la esquina, sonríe mucho y sorbe el café, pero no nos hablamos. Ahí termina mi relación con asiáticos.

 
Lo mismo con los que tienen un color de piel diferente al mío, un acento distinto, otra edad, son rubios, saben más que yo, lo que es fácil, o menos, toman sidra, leen según qué periódicos, votan a, les gusta el rap, los adolescentes, los de otras comunidades, los de otros pueblos, los de mi pueblo, los que no son de mi barrio, la mayoría de los de mi barrio, los de mi escalera, las señoras de una edad, los árbitros, los que no recogen las deposiciones de sus perros, los que las recogen con guantes de plástico, los toreros, los fareros, los noctámbulos, los que cantan en un coro, las coristas, los solterones, los gatos pardos, los dentistas antiguos, así hasta mil colectivos con los que apenas tengo la más mínima relación. 

Incluso hay un señor mayor que sí lleva bigote y que me mira desde el espejo por las mañanas. A veces le hablo pero no me contesta. Se parece mucho a mi abuelo. Es curioso que a veces en ese espejo también está una dama cepillándose los dientes. Tampoco me contesta cuando le hablo.

Debo replantearme mis relaciones, ampliar mi círculo de amistades y mis conocimientos, mi cultura general, solucionar esta soledad, este ensimismamiento pero, sobre todo, en este momento me gustaría saber si los curas llevan bigote.  





En un momento de esta película, bellísima espiritual, humana y cinematograficamente, cuando los monjes cistercienses dudan entre si abandonar su monasterio, su monasterio en Argelia, sitiado por la rabia negra de la guerrilla ultrareligiosa y por la no menos terrible y cruel incompetencia moral, vital y militar de un gobierno y un ejercito innobles, uno de los monjes responde a sus vecinos musulmanes que han nacido, crecido, amado, sufrido y han sido sanados al cobijo de esos hombres buenos del Cister: "No sabemos si nos iremos. Somos como el pájaro que nunca conoce cuando estará posado en la rama". Entonces una "cherifa", una muje sabia, de esas que tapan noblemente su cabeza con un pañuelo, le responde: "Pero es que nosotros somos el pájaro y vosotros la rama"...... sobrecogedor igualmente como se trenzan entre si El Corán, la Natividad, los cantos eclesiásticos y la melopea de las palmas musulmanas (ay, del gozoso momento de la circuncisión). Sobrecogedora la humanidad de todos. El viejo doctor (Michael Lonsdale, hurra) escuchando noticias sobre rugby, "El lago de los cisnes" sonando en la despedida, el fraile fontanero, la niña que no sabe si está enamorada, el terrorista oscuro.....la sobrecogedora nevada final que recuerda la frase de Dublinesses, "Nieva sobre los muertos y los vivos". Begoña del Teso.

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