domingo, 5 de diciembre de 2010

Por Marie.

Broadway

El amor es un juego apasionante
y el mejor sustituto del amor.
De aquel amor inmenso, el amor único,
que uno halla varias veces por el tiempo.

El recíproco amor es lo más bello.
Lo sabemos los dos. Pero es muy grande
el vacío que se abre entre el amor
que se ha ido y el amor que aún no ha llegado.

¿Por qué llenarlo, pues, con la tristeza
si es posible colmarlo de sonrisas?

Si se ha ocultado el sol pueden los faros
del coche iluminar la carretera.
Mientras llega otro amor buscando el nuestro
juguemos, sólo juego, a enamorarnos.

Juguemos a querernos, sin querernos,
hasta el día en que alguno de los dos
vuelva a sentir amor por cualquier otro.
El amor es hermoso aun como juego.

José María Fonollosa.


Se herrumbra el ancla melancólica allá en el fondo de anémonas y deformados peces con antenas, un fondo sin luz, sin referencias, con tiburones rastreando entre las piedras pardas, raíces de Atlántidas que no conocimos y el silencio. No se puede descender sin riesgo de colapso en la esperanza, de golpe al esternón de un barco hundido, aquel que transportaba especias, anhelos, esclavos del placer, encadenados, timoneles enfermos de lujuria, marineros con pendientes de coral, corrientes submarinas que transportaban celos, mustios placeres, lentos movimientos de buzos hostiles, de ansia extranjera, caía despacio el imposible retorno, bajo el agua no hay invierno.


Lánguida Marie, hermosura, imaginas que mi lengua te recorre, te estremeces en el lecho, desmadejada, como náufragos braceamos en el agua lenta y taciturna de un imposible idilio. Dame el confuso sol que nos caliente, el bebedizo que nos vuelva a la infancia, las escenas que guardas en la memoria inquieta, imágenes confusas en el destierro de nuestra distancia. Sentados en el ocaso junto a la fuente de cuatro caños hablamos de tu antigua rabia contenida, del óxido de la derrota, de la victoria de tu constancia, de soledades próximas, de rescatar el mundo sobre el que tenías derecho, de conquistar olores y sabores, colores que te fueron negados. Descubres en un laberinto de emociones el mundo que te era ajeno, descubres palabras que descorren la cortina del placer, aprendes, sientes, vives. No quieres defenderte, no lo necesitas, la epidemia está controlada y miras al destino directamente a los ojos. Erguida en un cerro, cercana, con un estandarte blanco, tu vida te pertenece


4 comments :

ybris dijo...

Hermoso canto a la imaginación del juego de quererse:
Levemos esas anclas melancólicas que nos clavan a fondos oscuros hacia las esperanzas e ilusiones de superficies liberadoras.
Soñemos, añoremos, protestemos. Siempre hay amores prisioneros a los que liberar.
Si no hubiera Maries habría que inventarlas.

Abrazos.

virgi dijo...

Poderosa esa chica.
Jugar al amor, jugar a la vida.
¿Qué más da? Lo importante es saber caminar por el filo de la navaja.

Besos, querido Pedro, besos.

gaia07 dijo...

Juguemos a amarnos todos mientras tanto, que no haya ningún otro juego que nos distraiga.

Un abrazo

Tempus fugit dijo...

Yo no hablaría tanto de Marie... ¿Pretendes que te envidiemos? (lo has conseguido) ¿Pretendes que se presenten rivales para que los derrote con un mohín y te sonría?
Serás canalla...


un abrazo.

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