miércoles, 30 de junio de 2010

Marta no conocía a nadie en París.


Marta no conocía a nadie en París. No sé cómo me localizó. Estaba pálida, parecía asustada. Dejé tres rosas sobre la cama. Le pregunté cómo estaba.

-Estoy bien, no te preocupes, esto es sencillo. Salgo al mediodía.

No supe qué decir. No quise saber con quién, el nombre de él. Me disculpé por no invitarla a comer, dije que tenía una comida de trabajo.

-Gracias, no podría, el tren para Hendaya sale a las cinco.

Me despedí, besé sus manos, las tenía muy frías. Giré la cabeza y retrocedí dos pasos para alisar la sábana allí donde había estado sentado. Una leve sonrisa alteró su rostro triste.

-No has cambiado. ¿Me llamarás cuando vuelvas a España?- dijo.

En las escaleras de la clínica pensé si mi estancia francesa no era una huida de tantas personas, de tantas historias, del compromiso. Paseando por las avenidas inundadas del sol de julio me reconcilié con la idea de retrasar varios meses mi regreso. En el metro ya me había olvidado de Marta. Salí en Hôtel de Ville, Marie me esperaba en rue Rivoli.

-Disculpa el retraso, he tenido una comida de trabajo- dije.

Y nos besamos.



martes, 29 de junio de 2010

Los hombres mejoran con los años.


Men improve with the years.

I am worn out with dreams;
A weather-worn, marble triton
Among the streams;
And all day long I look
Upon this lady's beauty
As though I had found in a book
A pictured beauty,
Pleased to have filled the eyes
Or the discerning ears,
Delighted to be but wise,
For men improve with the years;
And yet, and yet,
Is this my dream, or the truth?
O would that we had met
When I had my burning youth!
But I grow old among dreams,
A weather-worn, marble triton
Among the streams.

William Butler Yeats



El acto creativo mantiene la vida, es un baile lascivo ante la muerte. Hay un gorrión en la ventana y llueve. Noches iguales que siguen a días estudiando el desollamiento de Marsias, literatura china, la poesía de Yeats, noción de la escritura, escribir como forma de amar. Noches de bar en bar, solo, tomando un vino tras otro.

-Me estás mirando.
-No.
-Sí, ¿qué miras?

Terminar a golpes en un callejón cercano. Volver a casa con un labio tumefacto, con andar vacilante, sin haber encontrado la belleza. Un perro de raza indefinida se desangra atado por una cadena a una argolla en una pared negra. Buscando historias en los delirios, buscando qué esparcir aquí en los días impares, cuando la imaginación se estanca, matar al padre antes que muera, versos dilatados henchidos de dolor. Beber, solo, como búsqueda, como descenso, como experiencia, para ver, para saber. Violencia de los solitarios.

-Te dije ayer que no volvieras.
-Sácame tú, si tienes huevos.

No saber defenderme, los brazos torpes, las patadas se pierden en el aire, caer, no ser. Me repugna decirles quién soy, que escribo para ser otro, sin saber que ya soy otro, que no soy este enamorado de todo lo que acontece, con el reto del papel blanco, albergando mezquindad y ternura, recolectando apuntes de un gesto, una frase al azar, un insulto.

-Te lo dije ayer, ¿recuerdas?

Esta vez ha sido duro y duele, creo que me ha roto una costilla, este patán que jamás leerá a Yeats, que no escribirá otra cosa que su firma, al que hace solo unos años le hubiera partido el alma, que no sabrá jamás que para escribir un buen poema hace falta desilusión, insatisfacción, dolor, un corazón al borde de entrar en el infierno. Esto son solo palabras, juntas, inútiles, no saben bailar, no cantan, no te saltan a los ojos, no te hacen ver universos, estrellas, otra dimensión, no te transportan.

-¿Quién es?
-Uno del centro, viene cada noche, no sabe beber, se mete con los clientes, me tiene aburrido, un venido a menos, ¿qué se creerá?

Metáfora de mi ceguera: he visto y todo lo que buscaba en otros mundos lo tenía delante de mi nariz.



Los hombres mejoran con los años.

Estoy cansado de sueños;
Un tritón de mármol, gastado por el clima
En los riachuelos;
Y durante todo el día observo
La belleza de esta dama
Como si hubiese hallado en un libro
Una belleza imaginada,
Satisfecho de tener repletos mis ojos
O mis oídos que perciben,
Encantado de no ser más que sabio,
Pues los hombres mejoran con los años;
Pero aún así, aún así,
¿Es ese mi sueño, o la verdad?
Oh, ¡cómo quisiera que nos hubiésemos conocido
Cuando yo tenía mi ardiente juventud!
Pero envejezco entre sueños,
Un tritón de mármol, gastado por el clima
En los riachuelos.

William Butler Yeats



Un joven Celibidache dirige en las ruinas de la antigua Philharmonie, en 1950, a la Orquesta Filarmónica de Berlín.

lunes, 28 de junio de 2010

Tranvía.


Ring.

Mete la nuez, corre, que llega!

Señoras peregrinando con la cabeza gacha, buscando monedas perdidas, medallas con nombres tallados de gente que ya no está.

Juego de pistas trazados en las alturas.

Y es que en una ciudad con tranvía es difícil perderse.

(Andrea)

Un tranvía por la vía, amarillo que te pillo. Fotografía de lo fugaz. Un tranvía enroscado como un croissant con pasajeros de rostros alargados y un perro que parece una nube ¿o era al revés? Uno mira esa fotografía y ve un tranvía pero es mentira, no lo es, no es un tranvía. Uno mira esa fotografía y ve el amarillo, un color que te muerde y te enseña, que te lleva de la mano más allá de lo que se ve. Uno, digo uno y digo dos, mira el carril por donde va el tranvía que no lo es, aunque sí es amarillo, y sabe que es imposible seguir ese camino trazado porque llega un punto en el que todos los carriles conducen a Roma y es un aburrimiento estar donde están tantos. Uno, digo uno y digo tres, se monta en ese tranvía que no lo es y al rato está donde estaba, recorrido circular, dèjá vu, este cromo ya lo tengo y por esa floristería hemos pasado ya cuatro veces. Uno, digo uno y digo cien, se sube al amarillo deformado y los días son atlánticos y con gaviotas que nos miran circunspectas sin saber que el carril es solo para ese tranvía que no lo es y que nosotros –faltaría más- vamos por donde queremos, si el tiempo no lo impide y si la autoridad competente permite que subir y bajar a los colores no se convierta en un ejercicio atroz y de bostezos, nada que ver con el dinamismo de Gustavo Dudamel conduciendo el Allegro de la Symphony 10 de Shostakovich. Uno, digo yo, no tiene un filtro en la mirada y ve este tranvia y le gusta, como no, claro, no solo eso, se reconcilia consigo mismo y se va en busca de todos los tranvías amarillos que pasen por su calle, por las de al lado. O así.




domingo, 27 de junio de 2010

Mirilla.

Mirilla en portugues se dice Mágico, por algo será.

Una casa alta, segundo piso, tres ventanas.
1253 azulejos.
Contadlos si os place, todavía estáis a tiempo de un aplauso de domingo, un cambio de guardia ya se lo ha llevado.


Miro por la mirilla y nieva. Una ciudad nevada es media ciudad. El final del domingo es una atracción de feria que se cierra con toldos anaranjados, los caballos de cartón se duermen en grandes cajas acolchadas, los pingüinos palmotean y alborotan, desvelados, presintiendo esa nieve que cae aquí. Ocurre que aquí no es ahí y determinar el punto geográfico exacto del aquí es complicado, sobre todo si miramos con el catalejo al revés, si los caminos sirven para ir y venir, si aprendemos cada día cuatro palabras, o palabras con cuatro letras, o una letra, la O.

Miro por la mirilla y nieva. Una ciudad nevada es medio mágica. Quizás por eso los señores tienen cara de pez, de aburridos en sus peceras individuales, burbujean con un ojo rojo que mira sin ver, redondo, volatinero, no pueden guiñar y jugar al mus, avisar de la llegada de osos polares de la circulación, de las nutrias recolectoras de limosnas para aquellos chinitos del tepanyaki (son japoneses, tío), están limitados estos pobres ciudadanos peces.

Miro por la mirilla y nieva. Saco una mano por la ventana y se me hielan los dedos, como a un escalador del Anapurna, como a un expendedor de polos de limón. Con la izquierda no hay quién escriba y lo intento con los dedos de los pies. Es inútil. Será otro día. Decir agur es decir hola.



sábado, 26 de junio de 2010

Cuentos de sábado de junio.


Este sábado quisiera contaros cuentos pero ocurre que estoy escribiendo en viernes y aún no sé si ha ganado España (con perdón), si Lorenzo volverá al cajón de los vencedores, si Alonso ha alcanzado la pole, si Nadal pasa de ronda y si seguimos siendo los que éramos. Vivo sin vivir en mí. Ni en ti. 

Contar cuentos es socorrido pero resulta que este medio es tan amplio que lo local es demasiado pequeño y lo global demasiado grande, la verdad, no sé por dónde empezar. Va, salgo por peteneras.

Cuento 1231: érase una vez un reino muy lejano donde no llegaban los ecos de otros mundos, una gotera era una inundación, un beso un inicio, un silencio una tragedia, la distancia una realidad. Allí vivían todos felices, sobre todo porque no conocían la felicidad, bueno, quizá no conocían la definición de la felicidad. La ignorancia nos hace atrevidos. Por eso no quiero saber, me golpeo la cabeza para olvidar tanto como aprendí. Ahora mismo no sé qué hacemos aquí un sábado (miento, ahora es viernes, pero no digas nada). Sí sé cuánto me sorprende encontrar esta guaracha (Llegaste a mi cuerpo abierto) de Pablo Milanés (tan poético él, tan cubano) y recordar que yo he sido el que está a la derecha de Malena Burke en esta actuación tan…tan…. Ay. Cómo cantaba entonces, era el rey del coro. Dice así;

Llegaste a mi cuerpo abierto
Y yo todo me entregué,
Por más que reí, lloré
Porque romper es comienzo,
Comenzar es desacierto,
Pisar en parajes blandos
Y aunque me hunda hasta el fango
Caminaré largo trecho.




Aunque quizás fui la misma Malena y tenía esas pestañas tan largas, esas caderas donde cabía el mundo, esa alegría bailando con el dúo en el que, definitivamente, yo era el del traje negro y la sonrisa grande, el de la derecha. Y es que he trabajado en tantas profesiones. Me gusta una, reír. Riamos, es sábado, digamos que entendemos de cine, aunque no sepamos qué coño es eso de “La diligencia” o “Ciudadano Kane”, rollos en blanco y negro, todo ha empezado mañana, estoy escribiendo lo de mañana, iluso, sin saber si mañana es ayer o sí el goteo de los que se van nos alcanzará como una plaga digna de Los Diez Mandamientos”, Cecil B. de Mille (que dice este tío si se murió hace 50 años), otro rollo aunque sea en color by technicolor. Este último golpe, frontal, me ha aturdido, me voy a estrenar mis ojos que me hacen ver más guapos a las mujeres y más amistosos a los hombres.


 Esta ronda es mía, tómate lo que quieras.
A nuestra salud.

viernes, 25 de junio de 2010

In situ.


 
En estos días todo sucede muy rápido, tanto que no sé si soy Alan Ladd o Jack Palance, en qué parte de la vía estoy, si he ganado o si estoy en bancarrota. Hay cosas que pueden decirse, y es cierto. Pero esto que no puede decirse es lo que se tiene que escribir, dice María Zambrano. Por eso me sumergía en el sentimiento como un buzo entusiasmado, como un nadador por las profundidades, contando lo que veía, lo que fui, evitando levantar la sabana del hoy, la travesía de ahora la disfrazaba, es cierto. 

Coincidiendo con que veo, veo que en estos días en los que todo sucede muy rápido ya no vienen los que venían, estoy investigando si vengo yo. Aún así subo y bajo escalones intentando armonizar los brillos, la doble imagen, quién aquí viene es varium et mutabile (Eneida, IV, 569) y aunque sunt lacrymae rerum. (Eneida, I, 462) tampoco es este el lugar para contarlas. Entre nosotros, quantum mutatis ab illo. (Eneida, II 272) pero los que quedamos, llevamos tanto tiempo que números arriba o abajo tampoco nos va a causar otra alteración que un mayor estímulo. 

Pectus est quod disertos facit y de eso ando sobrado, sobre todo ahora que puedo veros ahí enfrente, con ojos nuevos pero con la misma mirada. Con todo, Cartola lo canta, preciso me encontrar. Gracias por tu visita.




Deixe-me ir
Preciso andar
Vou por aí a procurar
Rir prá não chorar...

Quero assistir ao sol nascer
Ver as águas dos rios correr
Ouvir os pássaros cantar
Eu quero nascer, quero viver...

(Cartola


jueves, 24 de junio de 2010

Lo repetí, lo confieso.

“A veces digo en broma que el éxito es el gran riesgo de los escritores actuales, en el siglo XIX era el problema.•”. (Ricardo Piglia)


 La cuestión es bien sencilla, uno/a está aquí (en el blog) por decisión propia. Lo modifica, llena o vacía al ritmo que él mismo se impone. Uno está aquí por la misma voluntad del que entra o del que sale. Nadie obliga a nada, ni a una cosa ni a otra. O eso cree. Uno, una.

A partir de estas premisas no hay quejas que valgan. Queda expuesto lo que escribes y cuelgas, lo leen los que quieren. Es más, lo leen cuándo quieren y lo interpretan cómo quieren (faltaría más).

Si no te gustan algunos comentarios siempre tienes la opción de prescindir de ellos. Si admites la posibilidad de comentar es tu responsabilidad aceptarlo. O borrar lo que no te agrade.

Si te molesta que comenten más las fotos y la música que los escritos, es tu problema, con no ponerlo, arreglado. ¿Que quedaría más triste? Sí. Por consiguiente es mejor seguir dando color y sonido a la página.

Si el día catorce te dejas los hígados con ese poema azul y no te lee nadie y en cambio arreglas un post en diez minutos y te entran hasta por la ventana, ¿qué?, ¿quién tiene la culpa?, ¿hay una confabulación judeo-masónica?, ¿es un complot?, ¿casualidad? No, la ley del mercado, esto es voluntario, gratuito, hoy por ti mañana por mí, solo falta que quieran venir ahora a poner normas.

Es lo mismo que cuando dejas un texto que te cuesta horas (a veces días) escribir. Pueden pasar inadvertidos, no eres capaz de comunicar con ellos. ¿Y qué? solo falta que encima que te leen, te entiendan (cuando la mayoría de las veces no te entiendes ni tú). Bastante que no te insultan (o sí, pero en silencio).

La cuestión es que nos miramos mucho al ombligo - yo, mi, me conmigo-, que estamos mal acostumbrados, que dedicamos demasiada energía, tiempo e ilusión a un medio tan limitado, que nos ocurre lo que les ocurre a casi todos, que damos demasiadas vueltas a las cosas. Y más historias. Esto es lo que quería contar hoy, ya ves tú. Quizás porque han bajado muchísimo las entradas.

Eso.


miércoles, 23 de junio de 2010

El ojo izquierdo.

...El oculista detràs de una escafandra
me dirigió su rayo
y me dejó caer
como una ostra
una gota de infierno.

Más tarde,
reflexivo,
recobrando la vista
y admirando los pardos,
espaciosos ojos de la que adoro,
borré mi ingratitud
con esta oda
que tus desconocidos ojos leen.

(Neruda)


El miércoles pasado me operaron de cataratas en el ojo derecho.
Veo.
Hoy, a las 12, me operan del ojo izquierdo.
Ya, es algo sencillo (cuando se lo hacen a otro).
Aún así, lo confieso, voy que no voy.
Con lo valiente que era antes.
Si sigo publicando es que todo ha ido bien.
Poner velas blancas.







martes, 22 de junio de 2010

Varita mágica.


En casa tenemos una varita mágica.
Se la regalaron a Conchi en una convención, no recuerdo si de brujas o de hadas.
Por supuesto realiza encantamientos, niebla de colores, cambia el agua en vino, pequeñas explosiones, esas cosas de la magia. Y habla

Al principio nos hacía ilusión, venían las visitas y presumíamos de varita mágica, con un abracadabra se movían las sillas, saludaba por su nombre a las señoras, descolocaba los cuadros del salón. Nunca nos atrevimos a convertir a ningún niño en gato, ni a don Anselmo en loro.

Con el tiempo nos aburrimos y la dejamos en la biblioteca, entre las enciclopedias encuadernadas del ABC y la colección de cine del siglo XX. La realidad es que nos olvidamos de ella totalmente

Hace unas noches dormíamos y comenzó a hablar, la varita, sola, no callaba, se expresaba con fluidez, lo mismo en castellano que en inglés, en polaco, en euskera, dominaba todas las lenguas. Nos hizo gracia, el lunes, el martes nos despertó a las cuatro de la madrugada, el miércoles estuve a punto de tirarla por la ventana, no callaba, el jueves la metimos en la cama, entre los dos, se durmió.

A eso de las doce ha tomado la costumbre de ronronear, entonces la colocamos sobre un almohadón de cretona y pasa la noche a nuestro lado. Ah, por su parte llena de estrellas fluorescentes el techo del dormitorio, es una varita mágica y mimosa.

Pero ahí no acaba todo, el sábado me desperté, noté que me acariciaban, una bella mujer me abrazaba, parecía un encantamiento, nos fundimos en un largo beso y no puedo describir lo que ocurrió a continuación. Justo cuando estábamos en la postura del misionero entró Conchi. “La varita, la varita…”, balbuceé, pero no me hizo caso, despidió a la mujer con un gesto serio, sin alterarse le echó la ropa a la cara. Después sacó la maleta verde y me dijo, “tienes diez minutos”.

Y aquí estoy, sentado en el felpudo del portal, atónito, con la maleta en una mano y la varita, mágica, en la otra, sin entender qué diablos ha pasado, desencantado.

Es lo que tiene la magia, 



lunes, 21 de junio de 2010

En Roma.

La felicidad de la abeja y el delfín es existir
la del hombre es saber eso y maravillarse.

J.Y. Cousteau.


Hace demasiado tiempo de todo.
Creo que lo he leído en alguna pared.

También leí, en Roma, Io, letras de tiza, anónimas, qué o quién era Io, qué mano lo dibujo, sabiendo o sin saber, allí, leyendo, mirando alrededor, esperando, iluso, ver aparecer debajo, a un lado, a una sonriente Io, ella mirándome “sí, soy yo”, dedos romanos manchados de polvo, dedos corriendo por las paredes amarillas, dedos señalando el nombre, Io, y luego calle del Corso adelante perder los recuerdos amistosos, justo en la estrada que lleva a Trevi, bulliciosas calles con puestos de libros, corbatas, paraguas, pintores de spray, rollizas vendedoras de pimientos y fruta.

Un día estuve ahí y mi alma estaba rota, mi cabeza vacía, arrastraba los pies y la existencia.
Un día estuve ahí y alrededor la vida sonreía.

Hace tanto tiempo de todo.
Un día amaneció y las calles se llenaron de flores.




domingo, 20 de junio de 2010

Fotografía borrosa


Ya, de acuerdo, es una mala fotografía, pero justo ahí, junto a ese abandonado depósito de agua, di mi primer beso.

Y aún me canta en los labios.

(Ella dice que no lo recuerda, que lo he soñado)



sábado, 19 de junio de 2010

No es este el sitio.

Para Guadalupe.



"Ese proyecto es loco, puesto que lo imaginario es precisamente definido por su coalescencia (su engrudo), o todavía más: su poder de impregnación: nada, de la imagen, puede ser olvidado; una memoria extenuante impide abandonar a voluntad el amor, en suma, habitarlo sabiamente, razonablemente. Puedo muy bien imaginar procedimientos para obtener la circunscripción de mis placeres (convertir la escasez de frecuentación en lujo de la relación, a la manera epicúrea; o, más aún, considerar al otro como perdido, y por lo tanto experimentar, cada vez que el vuelve, el alivio de una resurrección), pero es un vano trabajo: la miseria amorosa es indisoluble; se debe sufrir o salirse: arreglar es imposible (el amor no es didáctico ni reformista)."
Circunscribir (fragmento) Roland Barthes


No es este el sitio, no, donde dejar la espuma del corazón, los mirlos amaestrados que canten los días impares, el león que ruja su miedo. No es el lugar soleado donde reíamos después de la siesta, donde nos amábamos de lado a lado de aquella cama que llenábamos de ruidos y juegos. La sequía vive en mis brazos, los ojos se han llenado de ortigas, miro sin ver y en el camino grandes piedras rojas impiden el paso a los romeros. Hay sueños embozados, hay insectos transparentes, hay una bestia que atropella a los caminantes, hay un tatuaje infamante en el hombro derecho de la mujer que mira.

No era este el lugar y lo sabía pero ¿qué queréis? necesitaba la inocencia y los crepúsculos, la mirada desde detrás de la cortina, la sonrisa apenas vista entre paso y paso de baile, el vals cuando todos se han ido, ablandar entre las manos los nombres desgajados, los nombres en el polvo, aquellos que ya no son. Este no es el sitio que nos llevo a Ribadiso da Baixo, al beso que aún dibujo, ensimismado, mordiéndolo para que no se vaya, abrazándome a sus piernas, el beso. ¿Quién habla?

No es aquí aunque esté lleno de alas y relámpagos, de estatuas de sal y premoniciones, de viento silbando por los corredores desiertos de un edificio deshabitado, sin alma, sin una mesa donde puedan sentarse los ausentes, los fantasmas de un tiempo enterrado. Me ato los pulgares para no escribir lo que quiero escribir, para decir solo esto, nada, palabras que llene el sábado, el domingo, el entretanto, palabras perdidas en el aire de nadie, sin labios que las acaricien, palabras que se quedan en la grietas de la prisa, en la impunidad del que lee y no lee. Detrás de la puerta hay un libertador con una espada afilada, apenas puede disimular la sonrisa de opresor en ciernes.

Ay, cuando dije te quiero y el amor se me quedo entre los dientes y los pulmones, se me atraganto y ella me golpeaba la espalda atemorizada por el color rojo de la pasión en mis mejillas en quiéreme o me tiro al mar. No me tiré, total ella no me iba a querer, me refugié en esta esquina pero no es el sitio, no lo es y lo sabíais, todos, no me avisasteis, estaba tan claro, menos para mí. No temo a los mastines, no me abrazo a los olmos, no me arrepiento de la huida, me siento en los últimos bancos de la catedral y hablo con los vagabundos como yo, a veces nos levantamos y quemamos iglesias de los barrios periféricos, para que no se acostumbren, para que estén alerta. Ayer matamos a un cura. Hundo la cabeza en esta soledad como nubes alrededor del faro de Fisterra, como niebla, las alondras se han perdido y es momento de buscar la libertad. Camino, a algún sitio llegaré.

Y de pronto escribir es esto. "Flaubert opera un malestar saludable en la escritura: no se sabe nunca si es responsable de lo que escribe (si hay un sujeto detrás de su lenguaje); pues el ser de la escritura (el sentido del trabajo que la constituye) es impedir que se responda a esta pregunta: ¿quién habla?", al menos esto dice Barthes y hoy no me atrevo a contradecirle. Aquí nos vemos. 



viernes, 18 de junio de 2010

Prueba

Prueba

Ay, canción de mí te burlas,
pues aunque fuera hacia arriba no me abriría como rosa.
Como rosa florece la rosa y nadie más. Lo sabes.

Intenté tener hojas. Quise poblarme de arbustos.
Conteniendo el aliento -para que fuera más rápido-
esperé el momento de convertirme en rosa.

Canción, tú que de mí no te apiadas:
tengo un cuerpo individual que en nada se transforma,
y soy desechable hasta la médula de los huesos.

Wislawa Szymborska



Lo de mañana, es decir lo que lees ahora, o lo de hoy, yo qué sé si estoy tan, tan triste. 

Cómo escribirlo, con tantas sensaciones, cómo con esta mezcla de emociones en las venas, cómo con tantos deseos entre los músculos, cómo con tanto por hacer, aún.

Ah, y el miedo.

Impulso de terminar con lo que no, con determinación, de un golpe, a la mierda, todo. Y empezar de nuevo.

Pero.




jueves, 17 de junio de 2010

Ballenas y luciérnagas.






5. La inexistencia es hueca como las máscaras y su visión es
lívida, pero tú oyes el grito de las madres del agua y acaricias
los ojos que vieron la inexistencia.
(Gamoneda)









Acomodan tu cabeza en el hueco de la cama del quirófano y te sujetan la frente para que no puedas moverte. Te atan por las muñecas. Desinfectan la zona a intervenir. Suavemente, con unas pinzas inmovilizan los párpados. Te cubren la cara excepto un ojo.

A partir de ahí estás en sus manos y si eres creyente, rezas, si eres colérico juras por dentro, si el miedo te paraliza te quedas así, respirando, pensando que será rápido, haciendo votos para que lo sea.

Jamás he tomado LSD pero la sensación debe ser parecida, luces brillantes que se mueven, estrellas, flores de luz, intensos colores que bailan, puntos luminosos incandescentes, algo ha entrado en tu globo ocular y los músculos de las piernas están tan tensos que parece que las venas van a traspasar la piel. El corazón marca música con un ritmo intenso.

Después de hacer mil barrabasadas a tu ojo dicen -Ya está-. Te ayudan a bajar de la cama, te sientan en una silla, con impotencia ves, ¿ves?, como te llevan por largos pasadizos, un ascensor, otro, otro pasillo, la 217. –Espere aquí, pronto pasará el doctor- dice la enfermera.

Fuera llueve como en el Diluvio Universal, la Ría está a punto de desbordarse, hay muchas carreteras cortadas, tú estás tumbado en la cama sin atreverte a abrir los ojos, la angustia baja por tus piernas, gotea sobre la habitación de esa clínica con imágenes de vírgenes y absurdos cuadros de amaneceres o atardeceres, no lo distingo bien.

Estoy mareado, no es momento de escribir.

De momento os sugiero una colecta para un perro lazarillo, un bastón blanco y unos cascabeles. En la cuenta de siempre.

Gracias por vuestro interés.



miércoles, 16 de junio de 2010

Hospital.


Sustancia transparente, un cuerpo sobre las sábanas, frías miradas, el box 19 -¿Tiene seguro médico?- El doctor se muestra erguido pero torpe, se expresa con tecnicismos confusos, con voz de espinas, no me gusta su nariz, ni como mira. Ah, soledad amiga, círculo del cirujano sobre la piel blanca, indefensa, siete círculos, bisturí en la mano diestra, nudo en el centro del miedo, donde se atan los recuerdos y los anhelos, donde se juntan las venas azules. Ahora no, ahora no, nunca es el tiempo, nunca es la hora, la nuestra.

De nada sirven ya las palabras de ánimo, la resignación, las palmadas en la espalda, ahora soy yo el enfermo y siento las cenizas subiendo por las piernas, ahora estoy soñando y un mirlo oscuro vuela dentro de mi pecho, se está bebiendo la luz. Habitación sellada, que nadie sepa, que nadie entre, bancos del miedo, máscaras verdes, materia del vientre desnudo, piel expuesta, postura vergonzosa y sin embargo admitida, oídos atentos al vuelo de la tarde, la sangre corriendo entre las uñas.

Alma que medita sobre distancia e infidelidades, sobre vanos pecados de orgullo, desencuentros, imagen de la culpa por cada vez que no, por las ocasiones en las que no supimos pedir perdón, por la obstinación., sabor de naranjas y limones, de humo. Algarabía de pájaros y grillos, animales huyendo del bosque quemado, adversos presagios, viento apaleado, riberas de hombres solos, ensimismados, deshabitados, sin nadie que se cuelgue de su brazo, contraste con los novios que se enternecen en el palmeral.


Que se dilate el atardecer, que no llegue tan pronto la noche sobre los huesos rotos, sobre la sien herida de premoniciones. Serenidad ante las criaturas que danzan en una selva de llamas, unicornios acuchillados, hombres vestidos de mujeres y una dulce languidez. El corazón quebrado, ciego, inminente soledad, súplicas sobre la piedra del sacrificio. Me pesa el frío y hasta este pozo no llega el llanto de los amantes, navío alejándose en un horizonte gastado y gris.

Que no llegue mi noche, que no llegue.



martes, 15 de junio de 2010

Desánimo.

Inclinado sobre la tierra removida
Me asomo al borde
Del sentido de las cosas

J. I. Besga Zuazola


...espero que sea un momento puntual, que pase pronto, que no deje marcas, quizás el frío que viene, las expectativas no cumplidas, el día a día, los errores, qué sé yo, pero ahí está, sentado en el centro de la habitación de al lado, serio, mirándome a través de la pared con cara de pocos amigos, me asusta ese semblante que imagino, le escucho golpear repetidamente el suelo con el pie, -clap, clap, clap- temo que de un momento a otro se levante, venga y la emprenda a golpes conmigo, estoy acobardada, la puerta de la calle está abierta pero temo salir, temo que lo de fuera sea peor, en otro tiempo me hubiera enfrentado, ahora me siento débil, ni siquiera me atrevo a pedir ayuda, espero que pase pronto este momento, quizás si cierro los ojos, si me duermo, si no lo veo no existe, tiemblo, se ha levantado, puedo oír su fuerte respiración, ahora sus pisadas por el pasillo, ay, aquí viene...



lunes, 14 de junio de 2010

Efecto Zeigarnik.


Torpes, las manos torpes soltando corchetes, desabotonando, rozando otra piel. Sorpresa del cuerpo desnudo. Besos nuevos, palabras casi olvidadas, vigor renacido, estupor del abrazo.
Ella, tendida, intentó una


Volver a casa a otra hora, fuera de la rutina –me descubrirá-, con la culpa en la mirada –seguro que me lo nota-, con temblor de párpados, con su olor aún en la piel –aún no me lo creo-, intentando justificar el móvil apagado, el


La cama se ha vuelto muy pequeña. Se rozan aún sin quererlo. Ella le dice que se vaya a otro cuarto. Él no tiene fuerzas para protestar y pasa la noche en el sofá. La madrugada transcurre y


Referencias:

Bliuma Zeigarnik. (1927). Unerledigter Handlungen del und del erledigter de Das Behalten. Psychologische Forschung, 9, 1-85.
Bluma Zeigarnik (1967). En tareas acabadas e inacabadas.
En W. D. Ellis Sourcebook de la psicología de gestalt ,Nueva York

Ver también:

domingo, 13 de junio de 2010

Ni me arrepiento ni me olvido

Mientras me afeito, escucho la radio. En una tertulia literaria comentan algo sobre esa frase de Rafael Sánchez Mazas: “Ni me arrepiento ni me olvido”. Me resulta, como poco, curiosa. Busco y os dejo lo siguiente. 



Rafael Sánchez Mazas

Intelectual bilbaíno nacido accidentalmente en Madrid en 1894. Vivió su niñez y adolescencia en Bilbao y se formó profesionalmente en la ciudad portuaria, donde estudió Derecho. Su padre era extremeño y la madre bilbaína procedente de Santander. «El Pueblo Vasco» de Bilbao le envió en 1921 a Marruecos como cronista de guerra. A continuación fue «ABC» quien le contrató en Italia, siendo agregado cultural de la Embajada de Roma, estancia fundamental en su vida artística y personal, ya que casó con la italiana Liliana Ferlosio. También en su vida política ya que entró en relaciones con los fascistas italianos y describió en sus crónicas Italia a paso gentil la toma del poder por los mismos. Falangista de la primera hora, figura en la redacción de la publicación El Fascio, cuyo primer número aparece el 16 de marzo de 1933. Parece ser que la Falange le debe la exclamación patriótica ¡Arriba! ya que, según Areilza, abuscando una locución exaltadora del patriotismo había venido a parar en el «arriba», traducción literal del «gora» que los nacionalistas vascos habían acuñado para su grito habitual» (Así los he..., p. 48). También se le atribuye, aunque esta atribución sea ya más compartida, la elección del Yugo y las Flechas como escudo. Respecto a su ideario político dice Ridruejo (Casi..., p. 59) que «doctrinalmente era un nacionalista maurrasiano, mucho más conservador que su jefe, aunque quizá era el único que, por aversión temperamental, comprendía los escrúpulos de éste respecto a los métodos violentos que casi todos los demás le exigían». Miembro de la Junta Política de Falange, tomó parte en la composición de la letra del «Cara al Sol», colaboró en diversas revistas y órganos propagandísticos como Arriba. Durante el alzamiento del general Franco y posterior dictadura fue una figura preeminente aunque poco interesada por la política real. Fue, hasta su muerte, el 18 de octubre de 1966, una de las personalidades ornamentales del franquismo. Tras haber sido ministro sin cartera en 1939-1940, al año siguiente fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua castellana. Entre su numerosa producción cabe destacar Pequeñas memorias de Tarín (1915), Cuatro lances de boda (1951), La vida nueva de Pedrito de Andía (Madrid, 1951), Pedrito de Andía (París, 1953), artículos en «Vida Vasca», «Hermes» y otras publicaciones vascas. Su La vida nueva... ha recibido numerosas ediciones y ha sido traducida al francés. Se trata de una magnífica recreación del ambiente alto-burgués bilbaíno de los años 20 con reminiscencias de comienzo de siglo y segunda guerra carlista, ambiente plenamente empapado de la influencia jesuítica que se manifiesta a través del diario de verano de un adolescente enamorado. Utiliza un castellano adaptado a la edad del protagonista con deliberadas incrustaciones de giros y alocuciones vascas. Otros trabajos suyos quedaron dispersos o aparecieron de forma casi anónima. Entre estos últimos hay que citar su Apología de Bilbao que se edita en el «Libro del centenario del Banco de Bilbao» de 1957, reeditado en 1969 en la colección «Ibaizabal». Posteriormente a su muerte aparecieron: Sonetos de un verano antiguo y otros poemas (1971), Vaga historia de cien años (1973) y Los aguas de Arbeloa (1983). Rosa Kruger (1984) y Declaración de amor, son sus últimos inéditos. En 1929 publicó en la RIEV La famosa noche de Robinson Crusoe, un dechado de conocimiento histórico y ficción considerado como antecedente de autores como Cunqueiro o Perucho. A su muerte escribió Areilza los siguientes interesantes comentarios: «Rafael era escritor de raza y poeta de vuelo cimero, narrador inverosímil y deslumbrante astrólogo y un poco mago, naturalista y matemático, conocedor del mundo específico de los gatos y de los ratones, relojero, cultísimo lector de la Biblia y de autores griegos y latinos y auténtico maestro de literaturas europeas. Su amistad era difícil regalo de los dioses y su conversación era, a un tiempo, droga, enseñanza, ejercicio y diversión. Nada de lo humano le fue ajeno y su radiografía chispeante de personas y personajes tenía tanto de diagnóstico, como de vaticinio. Sus frases eran hallazgos, luego repetidas, y algunas, acuñadas para decenios, fueron simbolismos litúrgicos que aún perduran. El arte fue su gran pasión, entendido como contemplación de vida. Sabía mirar y ver, en la pintura, en la escultura, en la arquitectura, con sus ojos penetrantes bajo las gruesas gafas el mensaje que palpita entre las formas de la materia. Su tacto y geometría en «El arte de pintar», publicado en folletón, es todavía uno de los mejores que se conoce de interpretación pictórica. Alma religiosa, fiel a la Compañía loyolana que formó su carácter, conocía los entresijos de la gigantesca y delicada máquina vaticana al detalle nimio. No a lo Pierrefitte para exhibir anecdotarios sarcásticos, sino pensando siempre en el mejor servicio de la Iglesia, de la que se sentía entrañable hijo. Su «España-Vaticano», publicado en plena República, bajo el nombre de Persiles, analizaba con especial clarividencia el problema de las relaciones diplomáticas de la Santa Sede con el régimen español, ofreciendo sabroso manjar al lector que hoy, al cabo de treinta años, y con un Concilio de por medio, quiera asomarse a sus páginas«.

Idoia ESTORNÉS ZUBIZARRETA



Rafael Sánchez Mazas (Coria, (España) 18 de febrero de 1894 - Madrid, (España) 18 de octubre de 1966); periodista, novelista, escritor, ensayista, miembro fundador de la Falange Española y ministro del Segundo Gobierno nacional de España (1939-1941). Inventor del grito ritual "¡Arriba España!".

Biografía

Nació en 1894 en el seno de una familia de la alta sociedad cauriense, siendo su madre de procedencia bilbaína. Vivió en Bilbao durante sus años de infancia. Se licenció en Derecho en el Real Colegio de Estudios Superiores de María Cristina de San Lorenzo de El Escorial.

En 1915 publicó Pequeñas memorias de Tarín. Escribió en la revista bilbaína Hermes y en los diarios ABC, El Sol y El Pueblo Vasco. En 1921 estuvo en Marruecos como corresponsal de El Pueblo Vasco y en 1922 en Roma trabajando para ABC.

Vivió en Italia siete años y se casó con Liliana Ferlosio.

Regresó a España en 1929, fue consejero de José Antonio Primo de Rivera, ideólogo y propagandista de Falange. En febrero de 1933 colaboró en la fundación del semanario El Fascio, que fue inmediatamente prohibido. Compuso, a petición de José Antonio un texto en prosa poética que había de divulgarse mucho, Oración por los muertos de la Falange, que se publicó en “Haz” el 12 de octubre de 1935.[1]

El 29 de octubre de 1933 se fundó Falange Española, integrándose Sánchez Mazas en su Junta Directiva. Hasta el estallido de la guerra civil española, tuvo un papel muy activo. En febrero de 1934 compuso Oración por los muertos de Falange, y más tarde participó en la composición de la letra del Cara al sol, himno de la Falange Española. De su pluma son estos dos versos: "Volverán banderas victoriosas / al paso alegre de la paz."

En marzo de 1936 Sánchez Mazas fue hecho prisionero en Madrid. Aprovechando un permiso temporal por el nacimiento de su cuarto hijo, consiguió refugiarse en la embajada de Chile. En el otoño de 1937 intentó la fuga pero el 29 de noviembre de 1937 fue detenido en Barcelona. Estuvo en el barco Uruguay hasta el 24 de enero de 1939, cuando fue conducido al santuario de Santa Maria del Collell junto a otros prisioneros para ser ejecutado. El 30 de enero escapó de un fusilamiento en masa, refugiándose en una masía de Cornellà de Terri (Girona), junto a tres soldados republicanos que habían huido de la retirada, pasando con ellos a zona sublevada (este episodio es la base sobre la que se asienta la narración de la novela "Soldados de Salamina", de Javier Cercas).

Entre agosto de 1939 y agosto de 1940 fue ministro sin cartera en el gobierno de la dictadura de Franco, abandonándolo por propia iniciativa, sin llegar nunca a ser oficialmente sustituido o cesado, ya que al retrasarse frecuentemente su asistencia a los consejos de ministros, Franco mandó que retiraran su sillón. A la última sesión tuvo que asistir de pie. Franco le dijo: "No era necesario que volviera más".[2] En febrero de 1940 fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua y en 1951 nombrado Presidente del Patronato del Museo del Prado.
Junto a numerosísimos artículos periodísticos, en 1951 publicaba La vida nueva de Pedrito de Andía, en 1952, Cuatro lances de boda y en 1956 Las Aguas de Arbeloa y otras cuestiones.

Póstumamente se publicó en 1971 Sonetos de un verano antiguo y otros poemas y en 1996 "Rosa Krüger", una novela escrita durante su estancia como refugiado en la embajada de Chile en Madrid, pero que nunca llegó a publicar, a excepción de algunos capítulos en revistas literarias.

El modo en que se libró del fusilamiento durante su encarcelamiento republicano inspiró la novela de Javier Cercas Soldados de Salamina (2001) y la película del mismo título dirigida por David Trueba.

Padre del escritor Rafael Sánchez Ferlosio, del cantautor Chicho Sánchez Ferlosio, del matemático Miguel Sánchez-Mazas Ferlosio, y de Gabriela Sánchez Ferlosio, madre de Máximo Pradera.[3]

Eugenio Montes escribió este interesante artículo con ocasión de la llegada a la Ciudad Condal:

«...Con pelliza de pastor y pantalón mahón agujereado de balazos, y ese color centeno de extremeño, duro de huesos e increíble de alma, he aquí, milagroso y cierto, a Rafael Mazas... A Sánchez Mazas, el más antiguo falangista de todos los vivos y a la par el más nuevo porque llega, casi resurrecto, del otro mundo, después de un viaje dantesco por países de sueño y pesadilla, con prisiones, barcos fantasmas, cárceles en el mar y en la tierra firme, insomnios, hospitales, paredes frías, fusilamientos, fugas, bosques, y al término de la noche y de las lunas, el encuentro alborozado con nuestras tropas, libre por fin, en el lugar y el momento en que, junto a la sombra azul del Pirineo, se libera España....»

De Wikipedia



LA RESPONSABILIDAD DE LOS INTELECTUALES
Por los cuatro costados


ANDRÉS TRAPIELLO
BABELIA - 14-10-2006 

Se ha visto ya que son insuficientes tres Españas para explicar lo que sucedió entonces. Tal vez nos sean precisas cuatro, como poco. En 1954 Juan Ramón Jiménez se niega a saludar en Puerto Rico, donde vive, al escritor Segundo Serrano Poncela, implicado en las matanzas de Paracuellos: "No he dejado mi país", explica, "para acabar dándole la mano a un asesino". Ambos están en el exilio, pero desde luego no forman parte de la misma España. Azorín u Ortega no fueron asesinos, pero tampoco podremos asegurar que ellos, beneficiarios del régimen en cierto modo, y JRJ estaban en una España común. Cuatro Españas son al menos necesarias para desentrañarla: la España revolucionaria, no siempre democrática, de anarquistas, comunistas, trotskistas y socialistas radicales; la España contrarrevolucionaria, antidemócrata y reaccionaria de los fascistas, el clero, la milicia y la oligarquía; la España de izquierda democrática que pese a no ser revolucionaria corrió la misma suerte que ésta, y la España que pese a ser de derechas, no dejó de ser democrática, y se mantuvo más o menos al margen del franquismo. Naturalmente ninguna de estas cuatro Españas tenía el mismo tamaño ni el mismo peso en todo momento, y encontramos representantes de todas ellas en el exilio y en el interior, lo cual viene a complicar la comprensión del problema.

Pocos escritores de la España fascista se arrepintieron, desde luego. Claro que no sabemos qué límites le ponemos a esa palabra: ¿cuánto hace falta para arrepentirse? ¿Vale lo mismo un arrepentimiento de 1944 que otro de 1974 o de 1980? Tampoco hubo muchos que, habiendo sido comunistas, se arrepintieran de su pasado estalinista. Alberti, por ejemplo, premio Lenin, al venirse abajo el bloque socialista, lo dijo con melancolía: "Siempre llevaré a la URSS en mi corazón". Al frente de Fundación, Hermandad y Destino, escribió Sánchez Mazas de su puño y letra con una arrogancia delirante: "Ni me arrepiento ni me olvido. 1957". Stalin murió en 1953 (y sólo diez años después Neruda inició su tímido mutis), y 1953 fue el año en que Antonio Tovar, a la sazón rector de la Universidad de Salamanca, o sea, un hombre hecho y derecho, recibía honoris causa a su caudillo, pero también por esos mismos años escritores del régimen, como Sánchez Mazas o Panero, facilitaban el regreso de exiliados como Bergamín o Gaya. Es imposible explicar lo que ocurrió en un bando, sin tener en cuenta al otro. Y más cuando hablamos de cuatro costados. "Por los cuatro costados" podría titularse una historia de la preguerra, de la guerra, de la posguerra, esa historia en la que no es fácil encontrar a muchos que admitan sus errores y complicidades (y de crímenes ya ni hablamos).

A estas alturas, por ejemplo, todavía hay miles de españoles que se resisten a condenar el régimen de Franco y otros miles que se niegan a hablar de las checas mientras no queden solventadas las afrentas que se les hicieron. Cuando Tovar o Laín se apartaron de la Victoria que se lo dio todo, habían pasado ya muchos años. De ese todo, a unos el régimen les incautó algo y otros no devolvieron nada, como si pensaran: que nos quiten lo bailado. Por lo mismo, algunos escritores republicanos le deben mucho a la derrota. Y al revés, están aquellos a los que la literatura les debe mucho, pese al exilio, pese al régimen, como Cernuda o Aub, como los Villalonga o Francisco Pino. Los mejores de una parte, Foxá, Ruano, Sánchez Mazas, Panero o D'Ors, murieron mucho antes de que se vislumbrara el final del régimen. Incluso después, algunos como García Serrano, hicieron del fascismo la sustancia literaria de sus libros. De hecho, ni siquiera es razonable meter en el mismo saco la subliteratura de éste y la de, por ejemplo, los admirables Torrente Ballester o Josep Pla, los vesánicos engrudos de Giménez Caballero y las fabulaciones de Cunqueiro, los versos de Pemán y los de Manuel Machado, y así hasta el infinito: ni eran todos de la misma derecha ni su literatura vale lo mismo. No es sencillo, desde luego, dilucidar todo eso, unas veces por exceso de palabras interesadas y otras, por ausencia de las necesarias (y cómo se echan en falta las de un Ferlosio, pongamos por caso, para ayudarnos a desenredar esa madeja que en buena medida empezó a hilarse, y enredarse, en la casa paterna).

Nadie ha dicho nunca que haya que medir a todo el mundo por el mismo rasero, porque ni todos tenían manchadas las manos de sangre ni todos fueron pésimos escritores a los que salvó la política. Y eso vale para la izquierda y la derecha. Tampoco se trata, ni mucho menos, de aplicar dos pesos y dos medidas, como a menudo vemos que sucede de modo indecoroso. La complejidad de esto pasa por la singularidad de cada persona, de cada obra, de cada circunstancia. Echa uno de menos los matices y asusta un poco ver que quiere volverse al sistema del blanco y negro, otra vez a las dos Españas, cuando puede decirse que hubo entonces tantas como españoles. Y como en este caso hablamos de literatura, recordemos: reconocer sus errores políticos y asumir sus responsabilidades fue un gesto valeroso y expuesto que tampoco hizo de Ridruejo un escritor mejor. Foxá o Sánchez Mazas, para los que ni siquiera fueron errores, no son peores escritores por ello.


Fotografías de Agustín Centelles.


sábado, 12 de junio de 2010

¡Ciudadanos europeos, uníos!


¡Ciudadanos europeos, uníos!

Por Boaventura de Sousa Santos *

La suerte está echada, el juego está claro y cuánto más tarde identifiquemos las nuevas reglas, mayor será el costo para los ciudadanos europeos. La lucha de clases está de vuelta en Europa, y en términos tan nuevos que los actores sociales están perplejos y paralizados. En tanto práctica política, la lucha de clases entre el trabajo y el capital nació en Europa y, después de muchos años de confrontación violenta, fue en Europa donde alcanzó más equilibrio y dio frutos más auspiciosos. Los adversarios verificaron que la institucionalización de la lucha sería mutuamente ventajosa: el capital consentiría altos niveles impositivos y de intervención estatal a cambio de no ver amenazada su prosperidad; los trabajadores conquistarían importantes derechos sociales a cambio de desistir de una alternativa socialista. Así surgieron la concertación social y sus resultados más envidiables: altos niveles de competitividad ajustados a altos niveles de protección social; el modelo social europeo y el Estado de Bienestar; la posibilidad, sin precedentes en la historia, de que los trabajadores y sus familias pudieran hacer planes a mediano plazo (la educación de los hijos, la compra de una vivienda); la paz social; el continente con los más bajos niveles de desigualdad social.

Todo ese sistema está al borde del colapso y los resultados son impredecibles. El informe que el FMI acaba de publicar sobre la economía española es una declaración de guerra: la acumulación histórica de luchas sociales, de tantas y tan laboriosas negociaciones y de equilibrios obtenidos con tantas dificultades, es echada por tierra con una arrogancia inaudita. Y España es mandada a retroceder décadas en su historia: a reducir drásticamente los salarios, destruir el sistema de pensiones, eliminar derechos laborales (para facilitar despidos y reducir indemnizaciones). La misma receta se le impondrá a Portugal, como ya ocurrió con Grecia, y a otros países de Europa, y mucho más allá del sur europeo. Europa es víctima de una hostil OPA (Oferta Pública de Adquisición) por parte del FMI, preparada por los neoliberales que dominan la Unión Europea, de Merkel a Barroso, escondidos detrás del FMI para no pagar los costos políticos de la devastación social.

El sentido común neoliberal nos dice que la culpa es de la crisis, que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades y que no hay dinero para tanto bienestar. Pero cualquier ciudadano entiende esto: si la FAO calcula que 30 mil millones de dólares serían suficientes para resolver el problema del hambre en el mundo y los gobiernos insisten en que no hay dinero para eso, ¿cómo se explica que, de repente, hayan surgido 900 mil millones para salvar al sistema financiero europeo? La lucha de clases está volviendo bajo una nueva forma, pero con la violencia de hace cien años: esta vez es el capital financiero el que le declara la guerra al trabajo.

¿Qué hacer? Habrá resistencia, pero, para ser eficaz, deberá tener en cuenta dos hechos nuevos.
En primer lugar, la fragmentación del trabajo y la sociedad de consumo pusieron en crisis a los sindicatos. Nunca antes los que trabajan trabajaron tanto y nunca les fue tan difícil identificarse como trabajadores. La resistencia tendrá un pilar en los sindicatos, pero será muy frágil si la lucha no es compartida en pie de igualdad por los movimientos de mujeres, de ambientalistas, de consumidores, de derechos humanos, de inmigrantes, y los movimientos contra el racismo, la xenofobia y la homofobia. La crisis afecta a todos porque todos son trabajadores.
En segundo lugar, no hay economías nacionales en Europa y, por lo tanto, o la resistencia es europea o no existirá. Las luchas nacionales serán un blanco fácil para los que claman por la gobernabilidad al mismo tiempo que desgobiernan. Los movimientos y las organizaciones sociales de toda Europa tendrán que articularse para demostrarles a los gobiernos que la estabilidad de los mercados no puede construirse sobre las ruinas de la estabilidad de la vida de los ciudadanos y sus familias. No es socialismo; es la demostración de que o la Unión Europea crea las condiciones para que el capital productivo se desvincule relativamente del capital financiero, o el futuro es el fascismo y tendrá que ser combatido por todos los medios.

* Doctor en Sociología del Derecho. Profesor de las universidades de Coimbra (Portugal) y de Wisconsin (EE.UU.).
Traducción: Javier Lorca.

El mundo | Viernes, 4 de junio de 2010

(Gracias a María José Barrios)


viernes, 11 de junio de 2010

El camino es el tesoro.

Non hai regreso, avoa,
nunca
regresa o mesmo home
ao mesmo sitio.
O lobo do deserto
perdeu a túa voz
, e a auga clara da túa man
non apaga a saudade revertida.

Antón Avilés de Taramancos (1935-1992)


El camino es el tesoro y ahora que estoy dentro, que soy el camino, busco a los otros y me abrazo para que no se me escape por ninguna rendija de la memoria los momentos que acumulo paso a paso, el Otro alrededor, a través de pueblos y pueblos, la sombra delante, vertical en las cimas, tendida después, acentos y voces, los otros caminantes – que también son yo- o los paisanos –que miran y saludan, algunos sonríen y aún no son yo- en los bordes, no dentro, con gallinas en las manos o arreando vacas, silbando al perro –no muerde, tranquilo- mujeres con cántaros de leche y bocas que guardan secretos, niños rapados que corren y juegan a espaldas del polvo de unos y otros, adelante, el roce con la arena, eco de tantos pasos perdidos, millones de pisadas antes, las piedras, las iglesias, cristos sufrientes, imágenes rotas en las ermitas, cruceros, mojones en las orillas, paisaje verde, los bosques, oh, los bosques, milagro de árboles centenarios que toco con la punta de los dedos, sensación de que alguien nos vigila, nos sigue, cielo azul, cada pueblo, cada casa, peregrinos de todos los colores y talantes, con flores en el pelo, con ortigas en los zapatos, ciclistas que no ven, caminantes que no oyen, gentes arrastrando un sufrimiento, mujeres solas, hombres aferrados a un no, tristeza de catres vacíos, cánticos en el silencio, otra vida, ancianos sentados junto a la carretera, espíritu de un tiempo limpio, mágico, que solo existe en el alma, en estas almas, ahora, ilusión de un orden nuevo, de un mundo diferente, solidario, hermoso, los bosques ardiendo, ay, los bosques ardiendo, el camino como metáfora, las escasas pertenencias, los encuentros, los saludos, aquello a los que no volveremos a ver, compartir el pan y el vino, el musgo, los paisajes interiores, el alma caminando con pies cansados, el final, siempre hay un final, apenas un pretexto para caminar, mercaderes al acecho, llegar a dónde, no querer llegar, extasiarse en el camino, decepción de la llegada, necesidad de seguir hasta el mar, ansia de saber dónde termina el mundo, ilusión del mar, el fin de la tierra, tocar el cielo.
Y volver.

Volví, pero aún estoy allí.
Demasiado intenso, aún no sé quién volvió.
Descubrí al Otro.
Aún me falta saber quién soy yo.




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