lunes, 19 de abril de 2010

Final del viaje (Lanzarote 8).

Al despertar supe que aún no era tarde.
No sé cómo.
A veces me siento sobre el muro y miro al otro lado. No me atrevo a saltar a ese jardín de ahí abajo. Quizás por los perros que ladran y me amenazan. Busco la carnalidad de un espíritu que se haga lengua

La habitación se pobló de insectos, detrás del paisaje de mi recuerdo cruzaba un erguido pertiguero con arenques saliendo de sus orejas, el augur se doblaba sobre un mapa buscando la línea amarilla que delimita el campo de batalla, el lugar exacto donde sacrificaban las yeguas antes de los combates. Los alcaravanes picoteaban el suelo del cuarto de baño, fuera las abejas zumbaban sobre los arriates.



Me miré al espejo.
Sobre mi cabeza se encendió un iPad, dentro una escena, sobre fondo negro brillaba un calendario en el que se destacaba el día 5.
Se borró.

Otra escena. Los tiroleses entraban en el pueblo con su comandante al frente. Muchos venían heridos. Los niños, indiferentes, reían a su paso. El tambor bigotudo requebraba a las muchachas. Una mujer buscaba con gesto serio el rostro de su hombre, ¿volvería?
Se borró.

Y otra escena. La placidez del interior de una iglesia. Entonces llegaron ellos, rompieron las vidrieras, cortaron las cabezas y las manos de las imágenes de los santos, robaron los objetos de culto, hicieron trizas los bancos del coro, se mofaron del sacristán, dieron fuego al campanario.
Se borró.

Mas escenas. Un campamento en Guadalcanal. Por los suelos de los barracones corren cangrejos gigantes y ratas silenciosas. El calor es pegajoso, insoportable. De pronto llueve, un chaparrón intenso. Los soldados salen a refrescarse, algunos se desnudan y enjabonan. Cesa la lluvia. Una explosión, la bomba ha caído cerca de la cocina. Gritos. Los soldados toman sus armas sin saber a quién disparar, de quién defenderse. Los japoneses están escondidos detrás del palmeral. Robert yace detrás de una ametralladora, la bala le ha traspasado el muslo, grita.
Se borró.

Detrás de los cristales escucho voces. Salgo a la terraza, los jardines están llenos de hombrecillos barbudos con sombrero. Aparecen por todas las bocacalles. Al cabo de media hora solo veo hombrecillos, por todos los lados, en la piscina, colgados de las palmeras, incluso mi habitación está llena de ellos. No distingo qué es lo que gritan. Aguzo el oído. No lo entiendo. Parece una lengua extraña. Conecto el traductor automático del iPad. La pantalla parpadea. “Es demasiado tarde, se acabó el tiempo”. Y entonces cayó la primera piedra. Después otra. Y cientos, miles. Me refugié debajo de la cama....................................... .......................................................Lanzarote ya no es, apenas esa sombra que distingo desde el avión. Anochece. Ver una puesta del sol desde la ventanilla es disfrutar de una fiesta de colores extendiéndose sobre las nubes.



Volver a la urdimbre, a tejer los días, imágenes para mejor comunicarnos, para gustarnos, para intentar la emoción. Palabras fáciles que hagan consistente esta relación por el aire de ver sin ver, de intuir, de acomodarse en una rutina de música y quién sabe.

Atravesamos una zona de turbulencias. Abróchense los cinturones”. El comandante nos informa que ha entrado en erupción un volcán situado bajo el glaciar de Eyjafjalla. Dice que las cenizas están alterando el correcto funcionamiento de los instrumentos de a bordo. Nos pide tranquilidad. Nos pide que si somos religiosos, recemos. Alguien grita en las filas traseras. Alguien grita en las filas delanteras. Todos gritamos. El avión comienza a perder altura. En el asiento de al lado un hombrecillo barbudo y con un ridículo sombrero me dice “¿ves? te lo dije, es demasiado tarde, se acabó tu tiempo”.



Vaya viaje.
Lo peor es que no sé cómo acabará esto y si mañana podré subir el post nuestro de cada día.
Amén.

16 comments :

mabel g. c.© dijo...

Ay, Señor, que te traes de souvenir a uno de esos hombrecitos barbudos y con sombrero... Lo sabía, porque ya han llegado hasta aquí.

Qué locura de viaje. ¿No habrá sido un sueño?

Tienes todo el tiempo del mundo y estoy segura de que seguirás deleitándonos con tus posts.

Besos y que sueñes con las angelitas, para resarcirte de esos "pesaos" barbudos y con sombrero.

ybris dijo...

Parece que abrieron de nuevo el aeropuerto de Bilbao a las 15:30.
Espero que al final todo haya resultado bien y comiences a tener tiempo de nuevo.
Aunque el de Lanzarote se haya acabado.

Abrazos.

mirada dijo...

Además de sentirlo lo he entendido todito, tienes verdaderas perlas escritas, de esas que se te instalan en el cerebro como verdaderas bellezas disfrutadas.
Enhorabuena.
Muchos besos

Nikté dijo...

Rectifico, El enano ese saltarín ya no me cae bien, joe! que por poco te matas, pero si hay hasta un volcán en erupción como en Pompeya.

Ains, nuestro Pedro, Peter, Pedriño.
Espero que estés bien de salú (mental) y puedas con el día y con el pan. Ahora que si es un pan de pueblo, esos son con más miga y pesan más, no se si...

Mi consejo hoy lunes para todos los Pedros, es el siguiente.

No saques tu I Pad.

Pedro M. Martínez dijo...

En absoluto, mabel g. c., no tengo todo el tiempo del mundo, al contrario, no lo tengo, lo robo de aquí y allá.
Ocurre que me gusta escribir. Ocurre que esta página representa para mí un buen medio de comunicación y me compensa ampliamente el trabajo que me da. Recibo mucho cariño (o así lo percibo).
A veces me siento muy osado dejando aquí algunos post que (a mi juicio) no pasan la línea que me marco, pero para mi sorpresa, la benevolencia de quién los lee no tiene límite.
Una cosa te digo, mi sentido del humor es amplio. Y sin querer hacer un juego de palabras, mi sentido del amor también.
Sueño con angelitas, angelitos y, como hoy, con pasajes dramáticos que me han despertado con inquietud.
Mi saludo.

Pedro M. Martínez dijo...

ybris volví de Lanzarote el día 5 por la noche.
Y nunca tengo tiempo.
Bueno, sí, sí lo tengo, si se trata de agradecer tu amabilidad lo tengo, el que haga falta. Muchas gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, ¿te han dicho que eres un cielo? Pues te lo digo, eres un cielo y te agradezco mucho esa manera tuya de leerme y sentirme.
El próximo abrazo será de media hora. ¡¡¡Guapa!!!
Besos enormes.

Pedro M. Martínez dijo...

No hace falta remontarse a Pompeya Nikté, mira como nos está disturbando ese de Islandia.
Mi salud mental está bien (creo), la salud de mi corazón también (mentira), la salud de mi cuerpo permanece estable (por suerte), la salud económica como siempre (help), no tengo iPad, pero con mi iPod leo los comentarios allí donde voy
Volando voy, volando vengo, por el camino yo me entretengo.

 Mayte dijo...

Quizás lo haga el hombrecito Pedro ;)

Bikiño!

Pedro M. Martínez dijo...

Mayte, hombrecito, hombrecito...
Como que no.
No.

gaia07 dijo...

Has acabado el viaje escrito soberbio. Aunque no nos has contado nada de lo que hiciste ni de ese cambio pendiente estamos más versados en islas y en hombrecillos, que siempre es de agradecer.

Ya te veo eligiendo de ese cajón sin fondo uno de los miles escritos, y haciéndole un arreglito dejárnoslo en el blog.
O incluso, hoy, tras girar el cuello en una posición imposible tras unas espléndidas piernas, la emoción te lleve a escribir un relato escalofriante de aquél que no consiguió cuanto deseaba.

La espera será larga, aunque como muy bien dices siempre, la vida de ahí fuera nos la hará parecer muy breve.
Besos descomunales.

PS. Me alegra saber que no se complicó tu regreso.

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07 ¿qué no he contado nada de lo que hice?, te parecerá poco, pues vaya marcha de vacaciones.
Escribir siempre lo mismo, sobre lo mismo, es aburrido.

Y, aclaro, soy más de mirar el culo que las piernas, no sé, tampoco necesito que sea espléndido. Cosas de uno.

Ahora en un plano más serio, la ida y la vuelta fueron magníficos, la estancia una maravilla y esos días me han servido para descansar y disfrutar (no sé por qué orden).
Un beso como el que te daré

 Mayte dijo...

Jajajaja....no digo lo que pienso porque diría lo que siento o al revés? :p

Pedro M. Martínez dijo...

Mayte

"No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?"

(Quevedo, claro)

Anónimo dijo...

Pedro, Bastante bueno. Y ya sea con ipad o no, el volcán siempre está adentro.

saludos
hannibal

 Mayte dijo...

Quevedo es mucho Quevedo, me lo robo pa mi blog, sin tu permiso ale :P (y sin el de Quevedo claro)

Bikiño sonoro pero silencioso....Ummmuaaaaaa!

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