domingo, 14 de marzo de 2010

Rosa Montero.


... la idea del amor romántico, que, en su versión masiva, nació en el siglo XIX, nos ha hecho a los humanos un daño fenomenal. Sobre todo a las mujeres, que por lo general seguimos proyectando sobre los hombres monumentales quimeras. Un cómico francés llamado Arthur dijo en uno de sus espectáculos una frase que me parece genial: "El problema de las parejas es que las mujeres se casan pensando que ellos van a cambiar y los hombres se casan pensando que ellas no van a cambiar". 

Tiene razón: la inmensa mayoría de las mujeres estamos empeñadas en cambiar al otro para que se adapte al sueño rutilante que tenemos de él. De hecho, ni siquiera somos conscientes de que queremos cambiarlo; pensamos que en realidad nuestro amado es así como nosotras lo soñamos, sólo que anda un poco perdido, un poco herido, un poco aturullado; y que nosotras conseguiremos salvarlo de sí mismo, es decir, de la parte mala de sí mismo, para que emerja en todo su esplendor el príncipe azul.

Pero claro, nadie es capaz de cambiar a nadie (por no entrar en el hecho de lo injusto que es pretender tal cosa); y entonces, con el paso del tiempo, a medida que nuestros sueños se van dando de bruces con el ser real, y a medida que vamos perdiendo la esperanza de que algún día nuestro hombre llegue a ser ese tipo sublime que nos hemos inventado, es cuando nosotras empezamos a cambiar. Es decir, apagamos el reflector que lucía en nuestros ojos cuando mirábamos a nuestra pareja, haciéndole creer que nos parecía maravilloso; y nos ponemos a protestar y a refunfuñar, a criticar y a exigir, a quejarnos y a frustrarnos, porque se nos ha quebrado la fantasía. Nos convertimos en unas ásperas gruñonas. Es un proceso que puede llevar mucha amargura y, en los peores casos, la vida común llega a ser un infierno...

Rosa Montero.
El País semanal.




Una misteriosa amiga de la infancia me remite este artículo con el que, sin entrar en más profundidades, estoy de acuerdo.

Estar de acuerdo en algo con Rosa Montero me produce un sarpullido generalizado en gran parte de la superficie de mi cuerpo sandunguero pero lo que é, é.

Y no sé si sí o si no, pero algo tiene el agua cuando la bendicen. Conozco a cienes y cienes de damas que empezaron una relación con la bandera de “a este le cambio yo” y acabaron tristes, humilladas, frustradas, mal tratadas, cuando no maltratadas. Es una pena.

También conozco a multitud de caballeros que se creyeron que aquello sería así para siempre. Pasa el tiempo y no. A veces es peor. Otras veces aquello no era así. Muchas ni era, ni por casualidad. También es penoso.

Dado que estos son temas delicados, aviso que mi intención no es trivializar ni por un momento cuestiones generales o personales y soy tan sensible a ellos como el/la que más. Simplemente he querido compartir el artículo de la Montero por si a alguien le puede interesar.

Me parece que me estoy metiendo en el barro. Hay temas que uno mejor se calla. Pero si me callo no tengo preparado otro texto para hoy y luego me lo recriminan los habituales. Señor, señor y llevo varios días sin cambiarme el cilicio (ay, cómo tendré la entrepierna). 

 Aviso: no entraré en ninguna discusión.

10 comments :

mirada dijo...

visto lo visto, me va genial....jejeje.

Tesa dijo...

Jo... si es que eso mismo que dice Rosa Montero se lo llevo yo diciendo al personal que se va separando a mi alrededor, durante los últimos cuatro años.
Eso sí, lo cuenta mucho mejor dicho.

Saludos Pedrito.

Nikté dijo...

Menos mal que has aclarao lo de Rosa Montero con tus erupciones cutáneas,; porque si no, mi punto negativo iba para ti derechito.
Si, efectivamente tengo un punto negativo en la punta de la nariz, dispuesto a salir disparado.

Pero en esto que dice hay que darle la razón, acompañarla en el sentimiento, si cabe.
¡Cuánto mal ha hecho el amor romántico!
Sin ir más lejos-como si no me fuese- Larra se pegó un tiro.

Voy a hacer una puntilla aunque sin salirme del tema.

Cuando se habla de sacar lo mejor del otro, eso que sabemos que subyace, que es de gran valía, no siempre es el querer cambiar al otro; sino que el otro llegue a reconocerse. No a tí, ni ese amor tuyo, sino al suyo propio.
No creo que esto tenga nada de romántico ni siquiera humano.
El verdader amor no está ligado con lo humano; se escapa de él.

Desde esta base si que podríamos, pero entonces se tratría de un milagro; así que...mujeres y hombres seguiremos siendo atraídos, digan lo que digan las modas propuestas por los diseñadores, por lo que del otro nos vemos reflejados; y lo que somos no es estático, siempre va en ciclos, cambios, renacimientos.
Tal vez sea esto lo que nos pueda confundir: Que esta batalla debemos librarlas nosotros mismos, en nosotros mismos, y no por el amado.

En fin y en fon

PS: Lacan no tiene la culpa de mis desvarios; aunque te lo parezca.

gloria dijo...

Pues qué decir salvo que... "lo que é, é"... estoy en un momento de mi vida en el que, mal que me pese, me veo obligada a suscribir todo lo dicho, ea. Y, por desgracia, a mí del amor romántico no hay quien me salve a estas alturas...
Fíjate que hasta me atrevo a enviarte un beso lo más romántico que se te ocurra.

Arantza G. dijo...

Amor romántico...ejem...¿eso no es lo que se lee en las poesías?
"Por fin puedo leer. He estado el fin de semana a media visión...jolines, qué mal lo he pasado"
Besos

LA ZARZAMORA dijo...

No me gusta la Montero por sus generalidades. No me gustan los ciclos. No me gustan las generalidades ni quienes especulan con la personalidad del ser humano. Pero me gusta tu escritura.
Quien quiera cambiar algo de alguien antes que empiece a mirarse el ombligo y cambiar lo que no le guste de sí mismo.


Besos grandes, Pedro.
P.S.
Gracias por esa Manzanita, y sus confesiones, que me saboreé como buena Eva que soy y como espero saber llevar, y siempre dando gracias al nombre que me pusieron en la pila de bautismo;)

gaia07 dijo...

Esto no tiene discusión posible. Es un hecho demostrado que no funciona esa actitud frente a la vida.
Y callar es lo úlitmo que ha de hacerse. Hay que razonarlo, airearlo, desecharlo, descatalogarlo… y puede que consigamos cierta felicidad en el camino, estás a gusto te quedas, no lo estas, te vas. Y mañana será otro día.
¡Madre que beso! (el de la foto)
Ves, eso es lo que no hay que perderse por una discusión sin sentido ¡Señor, señor!

ana p. dijo...

Comencemos por no contar cuentos que se despierten a princesas dormidas, que conviertan los sapos en príncipes, en los que se cuente con varitas mágicas o lámparas con las que conseguir que los deseos se vuelvan realidad. La fantasía o la realidad.... menuda dicotomía!!!! Soñar está bien, pero siempre hay que despertar, el cómo hacerlo es lo que elegimos o no?

broncobily dijo...

Jajaja, si muy trillado esta el asunto de las relaciones amorosas, aahhh los tiempos como cambian a uno.
Mujeres no desesperéis, que todo llega a cada una de forma y manera distintas.

matrioska_verde dijo...

TOTALmente de acuerdo, palabrita por palabrita.

biquiños,

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