martes, 30 de marzo de 2010

Larga espera.

Aparentemente, de vez en cuando los adultos se toman el tiempo de sentarse a contemplar el desastre de sus vidas. Entonces se lamentan sin comprender y, como moscas que chocan una y otra vez contra el mismo cristal se inquietan, sufren, se consumen, se afligen y se interrogan sobre el engranaje que los ha conducido allí donde no querían ir. Los más inteligentes llegan incluso a hacer de ello una religión: ¡ah, la despreciable vacuidad de la existencia burguesa!....Odio esta falsa lucidez de la edad madura. La verdad es que son como todos los demás: chiquillos que no entienden qué les ha ocurrido y que van de duros cuando en realidad tienen ganas de llorar.
Sin embargo, es fácil de comprender. El problema está en que los hijos se creen lo que dicen los adultos y, una vez adultos a su vez, se vengan engañando a sus propios hijos. "La vida tiene un sentido que los adultos conocen" es la mentira universal que todos creen por obligación. Cuando, una vez adulto, uno comprende que no es cierto, ya es demasiado tarde.

(La elegancia del erizo. M. Barbery,) 

Sobre las olas rutinarias de los días no llega el barco de ningún mesías, aún no atraca, no todavía, no traerá esperanzas de un más allá que inventamos para hacer llevadera la espera, para hacerla blanca.

Los fantasmas del inconsciente están sentados en el quicio de la nuca, esperando.

Los mayordomos que sostienen los candelabros de la razón también esperan.

Nunca se abre el portón por donde aparecerán los ángeles portadores del significado de la vida, las claves, la solución, el lleno eres de gracia, no.

Es absurdo, lo sé, pero a pesar de todo seguimos esperando.


10 comments :

mirada dijo...

Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. De
cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él (Lc. 18:16-17).

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, amén.

Tempero dijo...

¿Dónde está ese pez que nunca ya hierve? Aquí lo espero, sin caña. Sólamente estiro la mano tanto como longitud tiene el deseo. Y toco el fondo del lago, lo rastreo. No me equivocan las piedras, el lodo del fondo. Todo está como cuando buceaba. Ahora es la mano la que toca, la que quiere el pez, la que respira bajo el agua. Yo arriba espero. Trenzo sobre el semblante de las nubes un pasaje aéreo: más me estiro. Y yo en medio del agua y del cielo. Ahí esta la golondrina que quiebra, que da al cielo un candelabro de vida. No la puedo coger. Ahí está el pez que yo sé. Admito su camuflaje. Quizá lo toque. Necesito su movimiento, su despejada ruta. Espero entre la mar y el cielo.


Mucha razón la de M. Barbery, Pedro.

mirada dijo...

:-)

Bueno, bueno, vaia dous peixes...

Pedro, a medida que he ido creciendo, no me daba cuenta, es verdad, y ahora que tengo sobrinos, lo sé, ellos son la sabiduría andante.

Bicos, moitos.

Ventana indiscreta dijo...

Sir Peter, puede que eso que te haya contado el Manuel sea porque el otro día vio por cuarta vez su película favorita, BIG FISH, de Tim Burton. Te puedo asegurar que siempre llora al final.

Besos y buena semana.

Pedro M. Martínez dijo...

Tempero, qué comentario tan bello, poesía pura.
Muchas gracias. Mis respetos. Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, en un pueblo perdido, en un chiringuito de la costa, al sur de Lisboa.
- ¿Qué es este pez?
- Peixe, e bon
- Y lo comimos, estaba rico.
Portugal in my mind.

Pedro M. Martínez dijo...

Ventana indiscreta, ¿también Manuel?
Besos y pasarlo bien en esta semana (santa).
En unas horas me voy a Lanzarote (no, nadando no).

gaia07 dijo...

Pues mira, mientras esperas, voy por un albariño ahí a Rías Baixas, y a la vuelta me paso por Bustio a ver si me hacen el favor de prepararme, aunque sea antes de tiempo, un Sorropotun de los de allí, y si no han cerrado me cojo unos sobaos pasiegos para acompañar al gewürztraminer de postre.

Así animanos un poco el portón, que como se montó hace siglos ya está para el derrumbe. Si quieres a los fantamas puedo llevarmelos a paseo, pero los mayordomos que se queden que vendrá bien para recoger el desaguisado de cada día (danósle hoy mejor que ayer), mientras yo voy y vengo viviendo.
Y si me encuentro a medio camino cuando se abra, el portón digo, no me esperes. Tu tira pa’lante que yo me quedo con los mayordomos y los fantasmas tan a gustito, que esperanza tiene que repartir a dos manos en tanto la gente se pasa la vida parada delante con la boca abierta olvidando el mundo. Y claro, se quedan sin tiempo.

Un beso y vuelvo.

Inuit dijo...

Glup,
Es una delicia la selección de música que nos regala.
Una delicia que disfruto plenamente, sobre todo cuando cocino, como que los platos me salen más inspirados; hoy, arroz negro.
Me he copiado la imagen de las gotas de agua de su entrada de hoy.
un abrazo
Inuits

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